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Cuánto alborozo y frescor
he sentido esta mañana,
viendo una gran algarada
en tono vindicador.
Desde el modesto pintor
hasta el hombre más pudiente,
iban conformando un frente
de una protesta viril,
que hasta la Guardia Civil
protegía ardorosamente.
Muchas pancartas llevaban
los sindicatos de izquierda
y con música de cuerda
contra Sánchez coreaban.
Con complacencia ondeaban,
grandes banderas de España,
y criticaban con saña
a quienes no las tenían,
o bién no las defendían,
usando alguna artimaña.
La crítica hacia el gobierno
era el lema principal,
por quien la nueva coral
entonaba un miserere.
Por todo esto, se infiere,
me dije con alegría:
esta orquestada armonía
con tan razonable ambiente
será moneda corriente
y el fin de la hipocresía.
Pero ¡que fatalidad!
aquella dulce visión
fue solo un sueño simplón
en vez de una realidad.
Pues la única verdad,
es que aquella concurrencia
pedía con insistencia
que se indultara a Griñán,
por ser el “gran talismán
del decoro y la decencia”.
A Mercedes Isabel: A mi edad, me pregunto, sin pretender escribir los versos mas triste esta tarde. Como olvidarte, flor de mi vida. Desventurado sería, no haberte tenido.
El hombre ocupa el área ocre de la pista. La mujer, el área aceituna. El hombre, debajo de una mesa liviana. Cerca y silencioso, un enanito disfrazado de enanito de jardín. El haz del “buscador”, quieto, lo ilumina. Se enloquece. Se pasea por el área ocre. Se detiene en el hombre: Romeo, el italiano. Habrán de imaginárselo: candor.
Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.
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