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El acoso a la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la Universidad Complutense, puede explicarse desde distintos ángulos, pero las reacciones desde el PSOE se enmarcan en la áspera campaña electoral ya comenzada. Sólo así se explica que varios ministros del Gobierno hayan mostrado su satisfacción con el escrache en el interior y a las puertas de la Facultad de Ciencias de la Información, a la que Ayuso acudió a recibir el simbólico galardón de alumna ilustre.
No extraña, a estas alturas, que la extrema izquierda dispense eso que denominan “jarabe democrático” a cualquier político o intelectual que discrepe de sus dogmas, pero resulta insólito que desde el gobierno se jalee a los antisistema, que nadie haya mostrado su solidaridad con Ayuso ante una violencia verbal y física indefendible en cualquier sociedad democrática.
Las manifestaciones, los desatinados comentarios de algunos medios y las injustificables críticas que está recibiendo en los últimos días por el tema de la Salud Pública en la Comunidad muestran que “jarabe” nada, sino leña y fuego.
En esto del habla, decirnos cosas, comunicarnos y entendernos o no; la disparidad irrumpe arrolladora con un rico muestrario. Las ideas, intenciones y palabras, generan un galimatías de gran magnitud. Si comienza la gallina y vienen detrás los huevos, o bien sucede al revés, sigue haciendo brotar incontables incógnitas.
Dice mi amigo Carlos Sánchez Mato, camarada en la lucha -él desde IU y yo desde Podemos-, que más que sumar, hay que multiplicar. Para sumar de verdad, es imprescindible: que esté Podemos; que no falten ni Izquierda Unida ni los Comunes; que formen parte Alianza Verde, Equo, Más País, Compromís y Anticapitalistas; y que, además, no aparquemos la ambición de convencer a las fuerzas políticas que legítimamente aspiran a la independencia de sus naciones.
En Asturias la situación de la sanidad pública es muy alarmante, porque faltan médicos de atención primaria. También es algo que es verificable, ya que existen pocos médicos especialistas para la cantidad de pacientes que tienen que ser atendidos, de forma eficiente y rápida. En la sanidad privada la atención médica es mucho más rápida y ofrece la realización de más pruebas diagnósticas de alto nivel, con lo que la calidad de la misma es superior.
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