Después de los duros años del Covid, las celebraciones multitudinarias por la Navidad han vuelto a Belén y Jerusalén, así como las visitas organizadas a Tierra Santa. Esas celebraciones y visitas han coincidido con la formación de un nuevo Gobierno en Israel presidido por Netanyahu con el apoyo de partidos de extrema derecha y ultraortodoxos. Israel, que en su fundación fue un Estado claramente aconfesional, camina de forma preocupante hacia la eliminación de la separación entre la Religión y el Estado. Esperemos que no vaya a más.
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