Aunque no existe una única causa que esté provocando esta oleada de suicidios, los especialistas apuntan al proceso educativo y al entorno personal y social como los factores que inciden en esta trágica decisión.
Parece sorprendente que, en una sociedad desarrollada, con un estado asistencial de bienestar, en la que priman las formas de vida volcadas en el disfrute, en el aprovechar la vida hasta el último momento, se produzcan tal cantidad de suicidios. Es una contradicción que debiera alertar a los responsables educativos que limitan los procesos de prevención a la técnica de detección de síntomas, olvidando que la desesperanza y la pérdida del sentido de la vida se están generalizando.
La pregunta por el sentido de la vida necesita una respuesta adecuada. Hasta hace bien poco la información sobre el suicidio era un tema tabú en la opinión pública. La gravedad de este fenómeno debe hacer posible una repuesta integral a un síntoma evidente de que algo grave está fallando en nuestra sociedad.
|