La Reina del Cielo, Inmaculada,
fue escogida por Dios, con regocijo, para que fuera Madre de Dios Hijo y diese al Buen Jesús una morada. Morada de ternuras coronada, donde José, con un amor prolijo, más de mil veces su misión bendijo cuidando al Niño y a su esposa amada. ¡Loor a Ti, dulcísima María, venerable Madre del Dios Eterno y de Tus hijos, protectora y guía! Rendidos ante Ti, con alegría, Te rogamos nos des Tu amor materno para vivir en Gracia cada día.
|