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Luces y sombras del segmento de plata

A medida que trascurren los años comienzas a descubrir las ventajas e inconvenientes -que disfrutas o padeces- a medida que te adentras en el segmento de plata
Manuel Montes Cleries
jueves, 29 de septiembre de 2022, 12:28 h (CET)

Luces. Los datos de tus documentos y especialmente tu aspecto externo, son un reflejo indiscutible de tu ineludible paso hacia la senectud. La última vez en que he sido consciente de este hecho ha sido cuando he tenido que acudir a la delegación de la DGT de mi ciudad. De todos es sabido que los trámites en dichas oficinas son largos y farragosos. Amén de desesperarte intentado solucionarlos por Internet, cuando te acercas a tus oficinas has de contar con cita previa y un buen rato de espera hasta que aparece tu número en las pantallas.

   

Mi petición de ayuda en la búsqueda de una ventanilla de información, fue atendida amablemente por uno de los vigilantes que deambulan por dichas oficinas. Un amable caballero que soporta cuantas preguntas se le formulan estoicamente. Me miró por un instante y me dijo: “va usted a tener suerte; hay una ventanilla especial para los mayores a la que se puede dirigir directamente con este número que le voy a facilitar”. Mano de santo. En diez minutos mi problema solucionado. Un pequeño milagro.


Sombras. Me he mudado a un barrio muy moderno. Proliferan los bares, restaurantes, pizzerías, “Burger”, guarderías, centros de estudios, gimnasios, oficinas, despachos de abogados, etc. Todo ello al servicio de familias jóvenes de clase media alta, cargadas de niños y de hipoteca así como de estudiantes de la cercana universidad. Como complemento ineludible, el barrio está provisto de un parque móvil importante y una escasez meridiana de aparcamientos.


Cada mañana recorro sus calles a buen paso, mientras ejercito mi cuerpo con una caminata suficiente para mantenerme medio en forma. A lo largo de la misma, puedo observar muchos setentones –o de más edad- que deambulan sin rumbo y ocupan los numerosos bancos, que, eso sí, están a su disposición en sus amplias calles y zonas ajardinadas.


En Málaga tenemos un clima privilegiado. Pero, queramos o no, a los largo de siete u ocho meses del año hace una ligera “rasca” apenas te apartas de los rayos de sol. ¿Nos tenemos que quedar en casa? ¿Dónde nos refugiamos si decidimos echarnos a la calle? ¿Tendremos que correr el riesgo de quedarnos helados y petrificados como los bancos en que descansamos? No hay un centro de mayores en muchos metros a la redonda. No nos han tenido en cuenta a la hora de diseñar un barrio moderno y funcional.


Me he puesto en contacto con el concejal de Asuntos Sociales de nuestra ciudad. Desconocía el tema. Me habla de unos centros de mayores que se encuentran a más de un kilómetro de distancia. Muchos de los pertenecientes al “segmento de plata” ya no conducen. Le argumento que ni siquiera existe el café o el bar adecuado (tipo clásico) para acoger a los mayores en su partida diaria. Me dice que se lo pensará.

 

Quedo a la espera. Seguiré añorando mi viejo centro de mayores de la Torre de Benagalbón o del Puerto de la Torre. O un “bareto” que te permita echar la partida o el rato de conversación a cambio de un pequeño consumo. Nos conformamos con poco.

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