Al tiempo de pensaren la partida, ahondasin temor en el pasado; y si otrora obraste equivocado tu súplica será bien acogida.
Habrás de hacerla de forma sentida y con el corazón esperanzado, pues todo lo que hiciste de buen grado será ciento por uno en la Otra vida.
Y échate en brazos delDios del consuelo, y desu Hijo que murióen la Cruz para abrirnos el camino del Cielo.
Donde podrásgozareternamente, contemplando la refulgente luz que irradia nuestro Dios omnipotente.
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