Estoy plenamente convencido de que es vital que haya poesía en todas partes. Son tantos los beneficios que me parece inconcebible se dude de ello. A veces hay que llevarla y en otras ocasiones, quizá en la mayoría, hacerla visible.
Anticipo que tratar este asunto es hacerlo extensivo al arte en general. Es esencial que haya arte en todas partes. Aunque por vocación y enamoramiento levanto estas líneas centrándome en la poesía.
Para hacerlo con ciertas bases es necesario decir que no es poesía cualquier documento más o menos rimado o fragmentado de forma diferente a los escritos habituales. En El arco y la Lira, Octavio Paz da luz magistral al respecto:
No son lo mismo, sin embargo, el uno puede contener al otro y viceversa, y ambos, a su vez, pueden estar vaciados de correspondencia. Un soneto no es un poema, sino una forma literaria, excepto cuando ese mecanismo retórico ha sido tocado por la poesía. Hay máquinas de rimar, pero no de poetizar. Por otra parte, hay poesía sin poemas; paisajes, personas y hechos suelen ser poéticos: son poesía sin ser poemas. Hay la diferenciación necesaria que se realiza entre poesía y poema.
La poesía es mucho más que un género literario, es vida y corporeidad, es océano y síntesis. Gustavo Adolfo Bécquer plasmó —más de cien años antes que Paz—esta verdad en cuatro palabras:
La poesía eres tú.
Siempre es importante tener el referente etimológico griego, poiesis (creación o producción) para acercarnos al motor neural de la poesía; no para experimentar su esencia sublime, sino para tratar de asimilar su naturaleza transformadora.
Poesía es, en lo más profundo, creación desde las entrañas, es producir desde dentro de nosotros hacia el mundo, he ahí la recomendación de Rilke en su primera carta de la colección Cartas a un joven poeta:
Confiésese a usted mismo: ¿moriría si le estuviese vedado escribir?
Es en ese terreno, en donde deben andarse las líneas escritas siglos atrás por Platón en El Banquete:
...Sabes que el concepto de ποίησις es algo muy amplio, ya que ciertamente todo lo que es causa de que algo, sea lo que sea, pase del no ser al ser es creación, de suerte que todas las actividades que entran en la esfera de todas las artes son creaciones y los artesanos de éstas, creadores o «poetas». [...] Pero, sin embargo -prosiguió Diotima-, sabes que no se les llama poetas, sino que tienen otros nombres, y que del concepto general de creación se ha separado una parte, la relativa a la música y el arte métrica, que se denomina con el nombre del todo. «Poesía», en efecto, se llama tan sólo a ésta, y a los que poseen esa porción de creación (ποίησις), «poetas».
Parece repetitivo, pero la creación bella, delicada, nacida en lo más profundo del ser es poesía.
Habrá que esperar a mediados del siglo XIII para encontrar en castellano cuentos de procedencia oriental. Los cristianos no solo se interesan por las obras filosóficas o científicas que circulan entre los árabes, sino también por una serie de textos didácticos, colecciones de cuentos y de sentencias.
¿Cuántos de nosotros no hemos escuchado en nuestras familias algún dicho o refrán para alguna situación? Desde niños, en la asignatura de lenguaje y comunicación, hemos estudiado los dichos y refranes. La diferencia entre ambos términos no es abismal, pero sí significativa. Aunque ahora se toman como sinónimos, en realidad no lo son; tienen pequeñas diferencias.
Agradezco a quienes han hecho posible, una vez más, que Filigramma esté al alcance de los amantes de la cultura, el arte y, en particular, de las letras.