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Cada individuo puede formarse y desarrollar o poner en marcha comportamientos que den felicidad

Filosofía y psicología

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En las ciencias humanas se  analizan infinidad de cuestiones que nos interesan a todos. Por supuesto, la filosofía y la psicología también abordan infinidad  de aspectos de la existencia y del conocimiento. Es evidente que ambas intentan explicar y comprender al ser humano, su vida y su mundo. Pero es una tarea inacabable, aunque pueda ser realizada con un cierto éxito. Una de las finalidades esenciales de estas dos disciplinas es hacernos más libres y lúcidos.


Si bien es preciso reconocer que se debe partir del esfuerzo personal para leer y entender lo que escriben filósofos y psicólogos. Actualmente, en internet hay muchísimos tutoriales, audios, videos, libros y artículos, para que cada persona interesada por estos temas se inicie y avance a su ritmo. 


En relación con la salud mental es indudable, que las personas tienen que ejercer su libertad, independientemente de lo que opinen las demás. Nadie tiene obligación de salvar a los demás de la ignorancia o del desconocimiento. Cada sujeto es dueño de su propia vida y de su trayectoria vital.

La salud mental parte de relativizar los problemas y de la afirmación de lo que uno quiere hacer en su existencia. Indudablemente,  se debe partir del respeto a las muy diversas formas de vida existentes.

La única condición es el respeto a las leyes y la observación de un comportamiento éticamente correcto. Las condiciones y circunstancias de vida  de las personas son muy diferentes y, por tanto, nadie tiene derecho a  querer  mandar en los demás.


La empatía debe ser una actitud universal, pero de hecho no lo es en la realidad social actual. Empatizar significa reconocer el esfuerzo de los demás y no dejar de valorar las muchas cosas positivas  que hacen otros individuos. Las actitudes comprensivas se basan en una actitud objetiva  que no infravalore lo conseguido.


A nadie se le puede exigir más de lo que quiera ofrecer a los demás. Sobre todo, si se piensa, que muchas personas no ofrecen nada a la sociedad, de modo altruista y desinteresado. La dureza de la vida es consustancial a la misma, si bien es verdad que es variable su nivel, en función de las situaciones y circunstancias. La fuerza mental es clave y se potencia, en mi opinión, desde actitudes tenaces y   perseverantes.  Por otra parte, la resiliencia es indispensable para afrontar la vida con optimismo y entusiasmo. No tenemos nada que perder, porque la existencia por muy larga que sea, en el fondo, es más bien corta. El desánimo no debe estar presente en la vida humana, porque mientras  las personas respiren, hay esperanza.


En general, dicen los psicólogos que una sobreprotección causa daño, porque impide o disminuye la capacidad de enfrentarse con energía a los desafíos que inevitablemente debe superar cada sujeto. En la sociedad de la comodidad y del espectáculo, en la que estamos viviendo, se pretende que todo sea muy fácil y sin esfuerzo y esto claramente no es posible. Es preciso acostumbrarse a que  todo lo que se quiere lograr precisa de tiempo y dedicación y que es el precio  a pagar ya que no existen atajos.


La filosofía es un gran aliado para mantener la salud mental, porque el analizar y reflexionar sirven y son muy útiles, para tomar conciencia de la multiplicidad de factores y cuestiones que es necesario considerar  en la existencia.


Los estereotipos y los prejuicios o falsas ideas son rechazados de plano por la filosofía y la psicología. No puede ser de otro modo. En relación con esto cabe decir también que la sensibilidad y los análisis conceptuales minuciosos son extraordinariamente útiles para clarificar todo lo que hacemos y somos, desde todas las perspectivas que podamos, ya que no somos seres infinitos.

La ética y la Bioética nos enseñan también muchísimo, desde planteamientos fundamentados en la bondad, la solidaridad, el respeto, la responsabilidad  y la compasión. Las argumentaciones y los  razonamientos también impulsan y favorecen el  entendimiento entre las personas. Es lo lógico y coherente, pero no siempre es así.


La justicia es otro de los grandes valores que no se respeta, en muchas situaciones de la existencia, y es lamentable. El egoísmo sin medida pretende vencer en la lucha por la vida y esto no se puede consentir de ninguna manera.


Cada individuo puede formarse y desarrollar o poner en marcha comportamientos que den felicidad. En todo esto, tanto la filosofía como la psicología tienen mucho que decir. También proporcionan una gran cantidad de conocimientos.





Filosofía y psicología

Cada individuo puede formarse y desarrollar o poner en marcha comportamientos que den felicidad
José Manuel López García
lunes, 23 de mayo de 2022, 08:52 h (CET)

En las ciencias humanas se  analizan infinidad de cuestiones que nos interesan a todos. Por supuesto, la filosofía y la psicología también abordan infinidad  de aspectos de la existencia y del conocimiento. Es evidente que ambas intentan explicar y comprender al ser humano, su vida y su mundo. Pero es una tarea inacabable, aunque pueda ser realizada con un cierto éxito. Una de las finalidades esenciales de estas dos disciplinas es hacernos más libres y lúcidos.


Si bien es preciso reconocer que se debe partir del esfuerzo personal para leer y entender lo que escriben filósofos y psicólogos. Actualmente, en internet hay muchísimos tutoriales, audios, videos, libros y artículos, para que cada persona interesada por estos temas se inicie y avance a su ritmo. 


En relación con la salud mental es indudable, que las personas tienen que ejercer su libertad, independientemente de lo que opinen las demás. Nadie tiene obligación de salvar a los demás de la ignorancia o del desconocimiento. Cada sujeto es dueño de su propia vida y de su trayectoria vital.

La salud mental parte de relativizar los problemas y de la afirmación de lo que uno quiere hacer en su existencia. Indudablemente,  se debe partir del respeto a las muy diversas formas de vida existentes.

La única condición es el respeto a las leyes y la observación de un comportamiento éticamente correcto. Las condiciones y circunstancias de vida  de las personas son muy diferentes y, por tanto, nadie tiene derecho a  querer  mandar en los demás.


La empatía debe ser una actitud universal, pero de hecho no lo es en la realidad social actual. Empatizar significa reconocer el esfuerzo de los demás y no dejar de valorar las muchas cosas positivas  que hacen otros individuos. Las actitudes comprensivas se basan en una actitud objetiva  que no infravalore lo conseguido.


A nadie se le puede exigir más de lo que quiera ofrecer a los demás. Sobre todo, si se piensa, que muchas personas no ofrecen nada a la sociedad, de modo altruista y desinteresado. La dureza de la vida es consustancial a la misma, si bien es verdad que es variable su nivel, en función de las situaciones y circunstancias. La fuerza mental es clave y se potencia, en mi opinión, desde actitudes tenaces y   perseverantes.  Por otra parte, la resiliencia es indispensable para afrontar la vida con optimismo y entusiasmo. No tenemos nada que perder, porque la existencia por muy larga que sea, en el fondo, es más bien corta. El desánimo no debe estar presente en la vida humana, porque mientras  las personas respiren, hay esperanza.


En general, dicen los psicólogos que una sobreprotección causa daño, porque impide o disminuye la capacidad de enfrentarse con energía a los desafíos que inevitablemente debe superar cada sujeto. En la sociedad de la comodidad y del espectáculo, en la que estamos viviendo, se pretende que todo sea muy fácil y sin esfuerzo y esto claramente no es posible. Es preciso acostumbrarse a que  todo lo que se quiere lograr precisa de tiempo y dedicación y que es el precio  a pagar ya que no existen atajos.


La filosofía es un gran aliado para mantener la salud mental, porque el analizar y reflexionar sirven y son muy útiles, para tomar conciencia de la multiplicidad de factores y cuestiones que es necesario considerar  en la existencia.


Los estereotipos y los prejuicios o falsas ideas son rechazados de plano por la filosofía y la psicología. No puede ser de otro modo. En relación con esto cabe decir también que la sensibilidad y los análisis conceptuales minuciosos son extraordinariamente útiles para clarificar todo lo que hacemos y somos, desde todas las perspectivas que podamos, ya que no somos seres infinitos.

La ética y la Bioética nos enseñan también muchísimo, desde planteamientos fundamentados en la bondad, la solidaridad, el respeto, la responsabilidad  y la compasión. Las argumentaciones y los  razonamientos también impulsan y favorecen el  entendimiento entre las personas. Es lo lógico y coherente, pero no siempre es así.


La justicia es otro de los grandes valores que no se respeta, en muchas situaciones de la existencia, y es lamentable. El egoísmo sin medida pretende vencer en la lucha por la vida y esto no se puede consentir de ninguna manera.


Cada individuo puede formarse y desarrollar o poner en marcha comportamientos que den felicidad. En todo esto, tanto la filosofía como la psicología tienen mucho que decir. También proporcionan una gran cantidad de conocimientos.





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