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Poema

​Soldado

|

Con sangre en mis manos,

miré al enemigo,

Odio, ira, no me reconozco. 

¿Quién soy? 

¿en quién me he convertido?


Perdí mi humanidad con el tercer herido,

cuando te hacen comprender 

que debes matar, 

que no son amigos. 


Entonces… 

nuestras miradas se cruzaron, 

y supe que estaba perdido, 

era mi amigo, 

aquel hombre al que había herido, 

era mi amigo, 

estuvo estudiando conmigo, 

él era mi amigo, 

prometimos que nos visitaríamos, 

pero por falta de tiempo, 

nunca lo hicimos. 


Olvidé al soldado, 

olvidé que debía matar

al hombre que sangraba en aquel camino. 

Olvidé mi bandera, 

solo era un trozo de tela, 

y aquello, una guerra sin sentido. 


Me arrodillé junto él, 

pedí perdón por seguir órdenes

de un desaprensivo, 

de alguien que firma una guerra, 

y se mancha las manos

 con la sangre de nuestros vecinos.


Pedí perdón por ser sicario, 

por cerrar los ojos, 

por disparar sin pensar,  porque soy soldado, 

y los soldados no preguntan, 

solo ponen sus vidas en peligro 

para salvar a su país

de cualquier amenaza, 

defender la tierra

en la que han nacido. 


Pero nosotros éramos los malos, 

los que perturbábamos,

los que matábamos a inocentes, 

los que sin pestañear disparábamos. 


Su vida se fue entre mis brazos, 

mis lágrimas borraron 

al soldado. 


Bajo la lluvia

tan solo quedaron

dos amigos abrazados,

destruidos por un sistema de odio

que ninguno de los dos

había buscado.

​Soldado

Poema
María Beatriz Muñoz Ruiz
lunes, 7 de marzo de 2022, 09:58 h (CET)

Con sangre en mis manos,

miré al enemigo,

Odio, ira, no me reconozco. 

¿Quién soy? 

¿en quién me he convertido?


Perdí mi humanidad con el tercer herido,

cuando te hacen comprender 

que debes matar, 

que no son amigos. 


Entonces… 

nuestras miradas se cruzaron, 

y supe que estaba perdido, 

era mi amigo, 

aquel hombre al que había herido, 

era mi amigo, 

estuvo estudiando conmigo, 

él era mi amigo, 

prometimos que nos visitaríamos, 

pero por falta de tiempo, 

nunca lo hicimos. 


Olvidé al soldado, 

olvidé que debía matar

al hombre que sangraba en aquel camino. 

Olvidé mi bandera, 

solo era un trozo de tela, 

y aquello, una guerra sin sentido. 


Me arrodillé junto él, 

pedí perdón por seguir órdenes

de un desaprensivo, 

de alguien que firma una guerra, 

y se mancha las manos

 con la sangre de nuestros vecinos.


Pedí perdón por ser sicario, 

por cerrar los ojos, 

por disparar sin pensar,  porque soy soldado, 

y los soldados no preguntan, 

solo ponen sus vidas en peligro 

para salvar a su país

de cualquier amenaza, 

defender la tierra

en la que han nacido. 


Pero nosotros éramos los malos, 

los que perturbábamos,

los que matábamos a inocentes, 

los que sin pestañear disparábamos. 


Su vida se fue entre mis brazos, 

mis lágrimas borraron 

al soldado. 


Bajo la lluvia

tan solo quedaron

dos amigos abrazados,

destruidos por un sistema de odio

que ninguno de los dos

había buscado.

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