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Estamos ante un gobierno que se ha convertido en lo que se podría entender como un ejemplo de las contradicciones

​Diseccionando fetos humanos, el negocio del horror sigue adelante

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“Los niños son como las estrellas, nunca hay demasiados”, Teresa de Calcuta.


Estamos, señores, ante un gobierno que se ha convertido en lo que se podría entender como un ejemplo de las contradicciones. No solamente está empeñado en aprobar las más peregrinas ideas que son capaces de imaginar, sino que, además, lo hace con el espíritu más canallesco, ruin e hipócrita, propio de aquellos que entienden el estar al frente de una nación como la patente de corso para poner en práctica las más abominables, inmorales, estúpidas y absurdas propuestas, que solamente caben en la mente de gentes frente populistas y totalitarias que, a muchos, que por la edad tuvimos ocasión de vivir los años de la guerra civil española, nos recuerdan algunas de las “perlas” de aquella II República que parece que han sido pasto del olvido, debido al empeño de las izquierdas de borrar todo rastro de las atrocidades que cometió el Frente Popular y sus aliados, los sindicatos obreros, desde que se proclamó la república, el 14 de abril de 1931, simbolizada por el morado fúnebre de la bandera nacional, hasta que  se produjo el levantamiento del 18 de julio de 1936, que inició la contienda que duró tres años, con los muertos y heridos propios de este tipo de acontecimientos.


Estamos, sin duda alguna, ante uno de los momentos más críticos de la reciente historia de nuestro país y, desgraciadamente, no parece que tengamos la más mínima posibilidad de cambiar el rumbo de quienes están empeñados en convertirnos en un régimen totalitario, cuando no tenemos a quienes sean capaces y tengan la voluntad y coraje de hacerlos desistir de tal intento.


Y, como no, vamos a empezar por nuestro actual presidente del gobierno, el señor Pedro Sánchez, que sigue convencido de que ha sido puesto al frente del gobierno de España para llevarnos a todos de la mano, como si no fuéramos capaces de discernir lo que nos conviene o no. Como buen ególatra que es, infundido de una autocomplacencia que lo sitúa en las antípodas de lo razonable, ha hecho lo que más le complace, un discurso ante la asamblea de la ONU donde no se ha limitado a hablar de lo que sería útil para España, sino que se ha permitido pontificar, en general, afirmando, con tono catastrofista, “que la democracia corre peligro”. Y tenemos que decir que, en honor a la verdad, si con esta expresión se refería a lo que su gobierno está haciendo con la nación española, estamos completamente de acuerdo con este diagnóstico. 


Veamos, sino, una de las últimas muestras del peligro que representa para la libertad de opinión, de manifestación y de comunicación uno de los planteamientos a los que antes nos hemos referido, por el que se pretende establecer la prohibición de aconsejar a una mujer que no aborte, que no cometa esta atrocidad, intentando darle otra salida menos radical y ofreciéndola ayudas para ello. Y todo, según pretenden estos tiranos que no respetan la vida de las criaturas que viven en el seno de sus madres, se convertirá en un delito con pena de cárcel, para más oprobio de nuestro país.


Ya no hablamos de intentar evitar la lacra de que, anualmente, en España, se cometan más de 100.000 abortos; ya no nos referimos a lo absurdo que, desde la ONU, se financien campañas para promover semejante crimen; ya no pretendemos que se penalice esta práctica y a los médicos que se prestan a ella; simplemente se pide que se les pueda intentar a estas pobres mujeres, hacerles reflexionar ante un acto radical, en el que se juega la vida de un ser con todas las probabilidades de convertirse en una persona, tras el proceso de su gestación. 


Pues no, la insania, la crueldad, la incoherencia y la falta de sentimientos humanos de estos defensores de los presuntos derechos de la mujer a desprenderse del feto, vulnerando los dictados de la naturaleza y la esencia de la reproducción, lo que intenta penalizar es el consejo, la explicación y el alivio de conciencia, aceptado o no, que personas defensoras de la vida como un bien supremo, ejerzan esta labor humanitaria sin que ello suponga que, las mujeres que no lo deseen, no puedan rechazar los consejos que se les ofrezcan. Se trata del empeño de estas izquierdas amorales de penalizar la defensa de la vida. 


Y aquí señores tenemos la primera y grave contradicción con lo nuestra Constitución tiene establecido, precisamente en su Artículo 15:“Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso …”. Huelga decir que está más que demostrado que cuando el corazón de un nonato empieza a latir, aquel ser diminuto ya es una persona que, como ocurre con su madre, tiene el derecho a nacer sin que pueda ser sometido a la tortura de un “despiece”, como hacen los abortistas, o se convierta en materia prima para confeccionar pomadas embellecedoras para las mujeres. El negocio repugnante que gira en torno al aborto de seres inocentes, es tan odioso y tan cruel, que sólo un Gobierno insensible, unos políticos despreciables y unos médicos sin entrañas, son capaces de prestarse a privar de la vida a alguien indefenso que, por otra parte, podría en su día contribuir positivamente al desarrollo del país.


Otra contradicción que hace que esta propuesta infame de la diputada socialista, Laura Berja, no sabemos qué grado de cultura pueda tener, pero lo cierto es que debe ser una desconocedora absoluta del ciclo reproductivo humano. Esta persona, no nos atrevemos a aplicarle el calificativo que tenemos in mente, defendía que a los pro vida se les debía meter en la cárcel y fue entonces cuando, un diputado de VOX, una persona decente y, por supuesto, con recursos intelectuales superiores a la oradora, no pudo contenerse y la calificó de “bruja”. Fue reprendido por el presidente en funciones, un tal Alfonso Rodríguez, de clara tendencia izquierdista, que intentó aprovechar la ocasión para expulsarlo de la sala. Quizá, si en lugar de llamarla bruja le hubiera acusado de “brujear”, de “meter la pata”, de “supina ignorancia sobre el tema” o de falta de los más elementales sentimientos humanitarios, la interlocutora hubiera tenido que tragarse la bilis, en lugar de contraatacar.


No queremos dejar pasar otro hecho, de los tantos en los que se nos vende algo como muy bueno o provechoso para el país y, cuando llega el momento, cuando la realidad se impone a las promesas hechas imprudentemente o cuando sale a relucir el intento de vender éxitos cuando no los hay, viene el tío Paco con la rebaja y rebaja, valga la redundancia, aquellas fantasías que nos intentaron colar de matute. El caso de la señora Calviño se está convirtiendo en paradigmático y su optimismo sobre la marcha del país se viene demostrando que se debe más a demagogia barata que a reflejar la realidad del verdaderoestado de la nación. Aparte de que el Banco de España ha rebajado la previsión de crecimiento de este año 2021, la prensa española no deja de anunciar más Ertes que afectan a miles de personas que se van a quedar sin trabajo y que, en consecuencia, van a gravar aún más las arcas del Estado, que deberá hacerse cargo de pagar, a estos nuevos beneficiarios, los correspondientes subsidios a los que serán acreedores. Por ejemplo: Seat plantea un ajuste temporal de plantilla que afectaría a 1276 trabajadores al día; Globalia planea un Erte para 9.000 trabajadores, un 60% de la plantilla; Iberia sigue con sus problemas de plantilla y el Banco de España advierte que el proyecto de Diaz, la ministra de Trabajo, de aumentar el SM, puede afectar a la economía empresarial. Menos alharacas y triunfalismo y más cuidado con los problemas diarios, como el de la luz, que tanto nos viene afectando a los consumidores.


Y un recordatorio para quienes, en su día, me acusaron de derrotista, cuando comenté que la implantación del trabajo a domicilio no era, al menos para España, una solución tan maravillosa, advirtiendo que su puesta en práctica, para muchas actividades industriales y comerciales, no era tan fácil como querían argumentar los defensores a ultranza de esta medida. Pues bien, un artículo en La Vanguardia del domingo 19 de septiembre de este año 2021, avisa de que, con el levantamiento de las restricciones causadas por el Covit 19, el teletrabajo pierde fuerza y queda reducido en un 7%. 


Comenta el articulista que: “Aquella expectativa de que España se convertiría en el paraíso de los nómadas digitales, no se cumple”. No anduvimos tan desencaminados cuando nos mantuvimos prudentes ante un fenómeno que, como se viene demostrando, se debió más a una circunstancia transitoria que al hecho de que, al menos en España, fuera algo de implantación masiva, teniendo en cuenta las circunstancias industriales y comerciales de una parte importante de nuestro tejido productivo.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos que nuestros políticos en el actual Gobierno, se dedican más a intentar vender sus “logros” fuera de España, camuflar sus errores, desacreditar a la oposición y efectuar promesas y más promesas para un futuro en el que, muy posiblemente, no van a tener cabida. 


El señor Sánchez parece ahora más preocupado por lo que suceda en la comunidad madrileña, que se le resiste, que en arreglar otros problemas que afectan a las Pymes o a la financiación de las autonomías, que es un tema que amenaza con escapársele de las manos si sigue sin prestarle la debida atención. Y no parece que siga el buen camino si lo que anuncia es que va a potenciar a la díscola Cataluña para que vuelva a situarse por encima de Madrid. No creemos que esta siga la buena táctica para ganarse la confianza de las distintas regiones de España. El tiempo lo dirá.


La frase de hoy pertenece a don Francisco de Quevedo y Lucientes y, siendo breve, es de una claridad y veracidad sorprendentes: “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.”

​Diseccionando fetos humanos, el negocio del horror sigue adelante

Estamos ante un gobierno que se ha convertido en lo que se podría entender como un ejemplo de las contradicciones
Miguel Massanet
viernes, 24 de septiembre de 2021, 09:13 h (CET)

“Los niños son como las estrellas, nunca hay demasiados”, Teresa de Calcuta.


Estamos, señores, ante un gobierno que se ha convertido en lo que se podría entender como un ejemplo de las contradicciones. No solamente está empeñado en aprobar las más peregrinas ideas que son capaces de imaginar, sino que, además, lo hace con el espíritu más canallesco, ruin e hipócrita, propio de aquellos que entienden el estar al frente de una nación como la patente de corso para poner en práctica las más abominables, inmorales, estúpidas y absurdas propuestas, que solamente caben en la mente de gentes frente populistas y totalitarias que, a muchos, que por la edad tuvimos ocasión de vivir los años de la guerra civil española, nos recuerdan algunas de las “perlas” de aquella II República que parece que han sido pasto del olvido, debido al empeño de las izquierdas de borrar todo rastro de las atrocidades que cometió el Frente Popular y sus aliados, los sindicatos obreros, desde que se proclamó la república, el 14 de abril de 1931, simbolizada por el morado fúnebre de la bandera nacional, hasta que  se produjo el levantamiento del 18 de julio de 1936, que inició la contienda que duró tres años, con los muertos y heridos propios de este tipo de acontecimientos.


Estamos, sin duda alguna, ante uno de los momentos más críticos de la reciente historia de nuestro país y, desgraciadamente, no parece que tengamos la más mínima posibilidad de cambiar el rumbo de quienes están empeñados en convertirnos en un régimen totalitario, cuando no tenemos a quienes sean capaces y tengan la voluntad y coraje de hacerlos desistir de tal intento.


Y, como no, vamos a empezar por nuestro actual presidente del gobierno, el señor Pedro Sánchez, que sigue convencido de que ha sido puesto al frente del gobierno de España para llevarnos a todos de la mano, como si no fuéramos capaces de discernir lo que nos conviene o no. Como buen ególatra que es, infundido de una autocomplacencia que lo sitúa en las antípodas de lo razonable, ha hecho lo que más le complace, un discurso ante la asamblea de la ONU donde no se ha limitado a hablar de lo que sería útil para España, sino que se ha permitido pontificar, en general, afirmando, con tono catastrofista, “que la democracia corre peligro”. Y tenemos que decir que, en honor a la verdad, si con esta expresión se refería a lo que su gobierno está haciendo con la nación española, estamos completamente de acuerdo con este diagnóstico. 


Veamos, sino, una de las últimas muestras del peligro que representa para la libertad de opinión, de manifestación y de comunicación uno de los planteamientos a los que antes nos hemos referido, por el que se pretende establecer la prohibición de aconsejar a una mujer que no aborte, que no cometa esta atrocidad, intentando darle otra salida menos radical y ofreciéndola ayudas para ello. Y todo, según pretenden estos tiranos que no respetan la vida de las criaturas que viven en el seno de sus madres, se convertirá en un delito con pena de cárcel, para más oprobio de nuestro país.


Ya no hablamos de intentar evitar la lacra de que, anualmente, en España, se cometan más de 100.000 abortos; ya no nos referimos a lo absurdo que, desde la ONU, se financien campañas para promover semejante crimen; ya no pretendemos que se penalice esta práctica y a los médicos que se prestan a ella; simplemente se pide que se les pueda intentar a estas pobres mujeres, hacerles reflexionar ante un acto radical, en el que se juega la vida de un ser con todas las probabilidades de convertirse en una persona, tras el proceso de su gestación. 


Pues no, la insania, la crueldad, la incoherencia y la falta de sentimientos humanos de estos defensores de los presuntos derechos de la mujer a desprenderse del feto, vulnerando los dictados de la naturaleza y la esencia de la reproducción, lo que intenta penalizar es el consejo, la explicación y el alivio de conciencia, aceptado o no, que personas defensoras de la vida como un bien supremo, ejerzan esta labor humanitaria sin que ello suponga que, las mujeres que no lo deseen, no puedan rechazar los consejos que se les ofrezcan. Se trata del empeño de estas izquierdas amorales de penalizar la defensa de la vida. 


Y aquí señores tenemos la primera y grave contradicción con lo nuestra Constitución tiene establecido, precisamente en su Artículo 15:“Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso …”. Huelga decir que está más que demostrado que cuando el corazón de un nonato empieza a latir, aquel ser diminuto ya es una persona que, como ocurre con su madre, tiene el derecho a nacer sin que pueda ser sometido a la tortura de un “despiece”, como hacen los abortistas, o se convierta en materia prima para confeccionar pomadas embellecedoras para las mujeres. El negocio repugnante que gira en torno al aborto de seres inocentes, es tan odioso y tan cruel, que sólo un Gobierno insensible, unos políticos despreciables y unos médicos sin entrañas, son capaces de prestarse a privar de la vida a alguien indefenso que, por otra parte, podría en su día contribuir positivamente al desarrollo del país.


Otra contradicción que hace que esta propuesta infame de la diputada socialista, Laura Berja, no sabemos qué grado de cultura pueda tener, pero lo cierto es que debe ser una desconocedora absoluta del ciclo reproductivo humano. Esta persona, no nos atrevemos a aplicarle el calificativo que tenemos in mente, defendía que a los pro vida se les debía meter en la cárcel y fue entonces cuando, un diputado de VOX, una persona decente y, por supuesto, con recursos intelectuales superiores a la oradora, no pudo contenerse y la calificó de “bruja”. Fue reprendido por el presidente en funciones, un tal Alfonso Rodríguez, de clara tendencia izquierdista, que intentó aprovechar la ocasión para expulsarlo de la sala. Quizá, si en lugar de llamarla bruja le hubiera acusado de “brujear”, de “meter la pata”, de “supina ignorancia sobre el tema” o de falta de los más elementales sentimientos humanitarios, la interlocutora hubiera tenido que tragarse la bilis, en lugar de contraatacar.


No queremos dejar pasar otro hecho, de los tantos en los que se nos vende algo como muy bueno o provechoso para el país y, cuando llega el momento, cuando la realidad se impone a las promesas hechas imprudentemente o cuando sale a relucir el intento de vender éxitos cuando no los hay, viene el tío Paco con la rebaja y rebaja, valga la redundancia, aquellas fantasías que nos intentaron colar de matute. El caso de la señora Calviño se está convirtiendo en paradigmático y su optimismo sobre la marcha del país se viene demostrando que se debe más a demagogia barata que a reflejar la realidad del verdaderoestado de la nación. Aparte de que el Banco de España ha rebajado la previsión de crecimiento de este año 2021, la prensa española no deja de anunciar más Ertes que afectan a miles de personas que se van a quedar sin trabajo y que, en consecuencia, van a gravar aún más las arcas del Estado, que deberá hacerse cargo de pagar, a estos nuevos beneficiarios, los correspondientes subsidios a los que serán acreedores. Por ejemplo: Seat plantea un ajuste temporal de plantilla que afectaría a 1276 trabajadores al día; Globalia planea un Erte para 9.000 trabajadores, un 60% de la plantilla; Iberia sigue con sus problemas de plantilla y el Banco de España advierte que el proyecto de Diaz, la ministra de Trabajo, de aumentar el SM, puede afectar a la economía empresarial. Menos alharacas y triunfalismo y más cuidado con los problemas diarios, como el de la luz, que tanto nos viene afectando a los consumidores.


Y un recordatorio para quienes, en su día, me acusaron de derrotista, cuando comenté que la implantación del trabajo a domicilio no era, al menos para España, una solución tan maravillosa, advirtiendo que su puesta en práctica, para muchas actividades industriales y comerciales, no era tan fácil como querían argumentar los defensores a ultranza de esta medida. Pues bien, un artículo en La Vanguardia del domingo 19 de septiembre de este año 2021, avisa de que, con el levantamiento de las restricciones causadas por el Covit 19, el teletrabajo pierde fuerza y queda reducido en un 7%. 


Comenta el articulista que: “Aquella expectativa de que España se convertiría en el paraíso de los nómadas digitales, no se cumple”. No anduvimos tan desencaminados cuando nos mantuvimos prudentes ante un fenómeno que, como se viene demostrando, se debió más a una circunstancia transitoria que al hecho de que, al menos en España, fuera algo de implantación masiva, teniendo en cuenta las circunstancias industriales y comerciales de una parte importante de nuestro tejido productivo.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos que nuestros políticos en el actual Gobierno, se dedican más a intentar vender sus “logros” fuera de España, camuflar sus errores, desacreditar a la oposición y efectuar promesas y más promesas para un futuro en el que, muy posiblemente, no van a tener cabida. 


El señor Sánchez parece ahora más preocupado por lo que suceda en la comunidad madrileña, que se le resiste, que en arreglar otros problemas que afectan a las Pymes o a la financiación de las autonomías, que es un tema que amenaza con escapársele de las manos si sigue sin prestarle la debida atención. Y no parece que siga el buen camino si lo que anuncia es que va a potenciar a la díscola Cataluña para que vuelva a situarse por encima de Madrid. No creemos que esta siga la buena táctica para ganarse la confianza de las distintas regiones de España. El tiempo lo dirá.


La frase de hoy pertenece a don Francisco de Quevedo y Lucientes y, siendo breve, es de una claridad y veracidad sorprendentes: “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.”

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