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Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos | EEUU | España | Afganistán | Joe Biden | Pedro Sánchez
El presidente de los EEUU ha accedido a hablar con Pedro Sánchez sabedor de que, si le pedía el mundo el español se lo daría

​Un Biden, en horas bajas, saca partido del presidente Sánchez

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Mientras la inmigración ilegal en las islas Canarias se cobra otros 52 fallecidos en alta mar, el señor Pedro Sánchez ha encontrado en los socios europeos y en el devaluado señor Biden, los apoyos que ha estado intentando conseguir durante los últimos tiempos, gracias a los desgraciados sucesos que han tenido lugar en la nación afgana. Resulta curioso que consiga, precisamente, de las mujeres que ocupan altos cargos en la UE, aquellas ayudas y reconocimientos que hasta ahora se le venían negando y, en especial, por los intentos del gobierno español de acabar con las reformas que, en el aspecto laboral, se le había pedido que hiciese al anterior gobierno del PP del señor Rajoy y que fueron condicionante si ne qua non para que obtuviese el apoyo económico preciso para el rescate de la situación agobiante de las Cajas de Ahorro españolas.


La recta, dura e intransigente señora Merkel ya dio muestras de sentirse influida por el “encanto natural” de nuestro presidente. Deberemos reconocer que nuestros anteriores mandatarios no eran precisamente figuras especialmente atractivas en cuanto a su aspecto físico “poco rompedor”, si exceptuamos al joven Felipe González, que tan bien supo sacar buen rédito de su figura atractiva para el sexo femenino español. Las sonrisitas complacientes de la alemana cuando trataba temas con el guaperas de Sánchez, daban muestras suficientemente expresivas de que se encontraba a gusto en compañía de nuestro “seductor” presidente. Ahora, en otro momento en el que le convenía mucho que algún miembro de categoría en la CE le apoyase, sale la otra alemana, la talludita presidenta de la UE, Úrsula von der Leyen, para poner a España como ejemplo del “alma europea”.


Otra de las que, en presencia de nuestro “seductor” Pedro Sánchez, se deshace en mohines y sonrisas, como si fuera cualquier teenager en la edad del pavo. No es que nos quejemos de ello ni que no consideremos que su buena planta es algo que reprochar a don Pedro, pero cuando se trata de una calificación tan inmerecida, de una alabanza tan inapropiada a un señor que no lleva más que ir cometiendo pifia tras pifia en el tema del Covid 19, en el del tema inmigratorio, en sus relaciones con Marruecos, en la forma absurda en cuanto a su comportamiento con el separatismo catalán; no nos queda otro remedio que pensar con fundamento que, si toda la información que tiene la señora Leyen del gobierno de España, de su trayectoria y de los múltiples errores que viene cometiendo desde que, el PSOE, tiene a su cargo la gobernanza de la nación entonces, lamentablemente, tendremos motivos más que justificados para desconfiar de las autoridades de la UE, de sus tribunales y de sus organizaciones, en cuanto a lo que puedan opinar, decidir o juzgar en relación a España y sus problemas.


Resulta inimaginable que el resto de Europa se haya dejado influir, engañar, convencer o enredar por la campaña llevada a cabo por el señor Puigdemont, por la de la Generalitat y sus abogados y últimamente por el propio Pedro Sánchez, sobre temas de tanta enjundia como la eficacia y solvencia de nuestros tribunales de justicia; de nuestra propia calidad democrática; de nuestra leyes y de nuestra Constitución, que vienen siendo ninguneadas por naciones como la propia Alemania, mediante sus tribunales o la más que sospechosa Bélgica, todavía influidas por el erróneo concepto que tenían de España como consecuencia de la ocupación por nuestros tercios de la mayoría de Europa, en tiempos de Carlos I y Felipe II. Hemos entrado en un periodo en el que, propiciado por P.Sánchez y toda la propaganda de que son capaces el PSOE y Podemos, apoyados en esta ocasión por los independentistas catalanes que esperan sacar fruto de esta colaboración, nuestro propio gobierno se esfuerza en desprestigiar a las instituciones patrias, en un intento de acaparar el poder Judicial, el Legislativo y el Ejecutivo, que ya tiene en sus manos.


La demagogia de nuestros periódicos y periodistas, la mayoría de los cuales reciben apoyos económicos del Estado o son favorecidos con la propaganda oficial del mismo, las mentiras y tergiversaciones de los separatistas, las campañas insistente y fuera de tiempo y lugar sobre la presunta corrupción del PP, que reproducen cada vez en la que se encuentran ante un apuro que pueda perjudicar sus opciones electorales,  aunque los hechos a los que se refieren tuvieron lugar en otras legislaturas, cuando gobernaban personas que, en muchos casos, murieron o ya están fuera de la actividad política y, por consiguiente, ajenas a las que, hoy en día, forman la militancia del PP; van tejiendo una espesa tela de araña capaz de ocultar, desvirtuar, tergiversar y emponzoñar la verdad y la realidad de lo que es nuestra España actual, de los defectos de nuestros dirigentes, de los errores garrafales en la administración de nuestros recursos y en el grave peligro de que se deje en manos del actual ejecutivo el reparto de las ayudas que podamos recibir, por parte de Bruselas, para salvar a España de una nueva crisis económica.


Y es que, señores, las prisas ya les están entrando a los separatistas que, aparte de no ponerse de acuerdo entre ellos, de luchar por conseguir el poder por encima del resto de partidos catalanistas, de tener en Bélgica a un señor, Puigdemont, que pretende formar una república catalana con sede en Waterloo y de intentar mantener en alto la antorcha de la independencia, procurando que el gobierno siga discutiendo de igual a igual con ellos, en busca de sacar mayores réditos en su camino en pos de la independencia; se encuentran ante un nuevo frente que, poco a poco, encuesta a encuesta, va dando a conocer un cambio en la opinión del pueblo catalán, especialmente entre su juventud, que va evolucionando hacia posturas menos revolucionarias y, por supuesto, menos independentistas, como se ha derivado de una reciente encuesta aparecida en La Vanguardia, el día 18 de agosto, en la que aparece un dato revelador, a cerca de la opinión de los jóvenes catalanes, que demuestra que, el apoyo a la secesión, retrocede en más de cinco puntos con respecto al existente entre el 2015 y el 2020.


Claro que la foto con Biden era algo que estaba buscando Sánchez desde que aquel entró como presidente de los EE.UU. No ha sido una foto, pero se ha conformado con una llamada telefónica entre ambos. Un Biden de agosto del 2021 no es, ni mucho menos, un Biden recién elevado a la presidencia, con todos los pronunciamientos a su favor y con el apoyo incondicional de la mayoría de países que no estaban de acuerdo con la política del señor Trump. El caso del abandono de Afganistán, la forma inapropiada y evidentemente poco correcta con la que ha llevado a cabo la retirada de las tropas americanas de aquel enclave, han causado en los americanos, y entre sus partidarios, una evidente decepción, una pérdida importante de popularidad y queda, todavía, el temor de que se puedan complicar las cosas antes de que acabe la operación rescate.


Biden ha accedido a hablar con Sánchez sabedor de que, si le pedía el mundo el español se lo daría. Le ha pedido que acepte la entrada en España de miles de refugiados que él sabe que no serían fácilmente aceptados en su propio país. Como siempre, como hace con los del PNV o con los catalanes, Pedro Sánchez paga con creces lo que consigue de aquellos que le hacen un favor. Es evidente que, en su gobierno, cuenta con el respaldo de Podemos que sabe que la mayoría de refugiados que entren en España le van a votar. Le apoyan los separatistas que actúan hipócritamente, como ya explicamos en un artículo anterior, y cuentan con el buenismo de una gran parte del pueblo español que se deja llevar por el aspecto sentimental del tema, pero no tiene en cuenta las consecuencias de diversa índole, sanitaria, económica, social y de integración y, todo ello, sin tener en consideración las posibles infiltraciones terroristas que se pueden producir entre tantos acogidos. Nos desbordan los inmigrantes que llegan por nuestras fronteras, por Ceuta y Melilla, por Canarias, los que llegan a España de vacaciones y luego quedan de ilegales en ella y ahora, por si fuéramos pocos, otra nueva tanda (una parte evidentemente humanitaria y justificada, de los que colaboraron con nuestras tropas), en la que no cabe duda de que habrá muchos más de los que careceremos de los datos pertinentes, para conocer sus verdaderas intenciones y que supondrán una posible amenaza para nuestra seguridad.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie y para finalizar, haremos un comentario acerca del periodista catalán, fanático independentista, siempre dispuesto a sacar algo que perjudique a España y que, tan peligroso es cuando la critica como cuando parece alabarla. En su artículo de hoy, en La Vanguardia, el señor Enric Juliana pretende sacar la idea de que Sánchez ha conseguido una victoria importante con la que, según él. ha perjudicado a Casado. 


Lo que verdaderamente sucede es que, cuando este personaje elogia a Sánchez, no se limita a hacerlo para ensalzar su figura, sino que lo que pretende es desprestigiar, en la persona de su presidente, Casado, al PP español. En realidad, todos los que sabemos del fanatismo y del pie que cojea este periodista catalán, entendemos perfectamente su estrategia que consiste, por el momento, en mantener vivo el gobierno de Sánchez porque, tanto él como cualquiera que conozca algo de la política estatal de este ejecutivo que nos gobierna, sabe perfectamente que el tema del independentismo catalán sólo tiene una mínima oportunidad de salirse con la suya, y es que el presidente Sánchez siga en la poltrona un par de años más. Si lo van a conseguir o no, dependerá de lo que tenga previsto hacer la derecha en este país. De momento no hacen mucho. La frase de hoy le corresponde a Voltaire: “Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran”.

​Un Biden, en horas bajas, saca partido del presidente Sánchez

El presidente de los EEUU ha accedido a hablar con Pedro Sánchez sabedor de que, si le pedía el mundo el español se lo daría
Miguel Massanet
martes, 24 de agosto de 2021, 10:58 h (CET)

Mientras la inmigración ilegal en las islas Canarias se cobra otros 52 fallecidos en alta mar, el señor Pedro Sánchez ha encontrado en los socios europeos y en el devaluado señor Biden, los apoyos que ha estado intentando conseguir durante los últimos tiempos, gracias a los desgraciados sucesos que han tenido lugar en la nación afgana. Resulta curioso que consiga, precisamente, de las mujeres que ocupan altos cargos en la UE, aquellas ayudas y reconocimientos que hasta ahora se le venían negando y, en especial, por los intentos del gobierno español de acabar con las reformas que, en el aspecto laboral, se le había pedido que hiciese al anterior gobierno del PP del señor Rajoy y que fueron condicionante si ne qua non para que obtuviese el apoyo económico preciso para el rescate de la situación agobiante de las Cajas de Ahorro españolas.


La recta, dura e intransigente señora Merkel ya dio muestras de sentirse influida por el “encanto natural” de nuestro presidente. Deberemos reconocer que nuestros anteriores mandatarios no eran precisamente figuras especialmente atractivas en cuanto a su aspecto físico “poco rompedor”, si exceptuamos al joven Felipe González, que tan bien supo sacar buen rédito de su figura atractiva para el sexo femenino español. Las sonrisitas complacientes de la alemana cuando trataba temas con el guaperas de Sánchez, daban muestras suficientemente expresivas de que se encontraba a gusto en compañía de nuestro “seductor” presidente. Ahora, en otro momento en el que le convenía mucho que algún miembro de categoría en la CE le apoyase, sale la otra alemana, la talludita presidenta de la UE, Úrsula von der Leyen, para poner a España como ejemplo del “alma europea”.


Otra de las que, en presencia de nuestro “seductor” Pedro Sánchez, se deshace en mohines y sonrisas, como si fuera cualquier teenager en la edad del pavo. No es que nos quejemos de ello ni que no consideremos que su buena planta es algo que reprochar a don Pedro, pero cuando se trata de una calificación tan inmerecida, de una alabanza tan inapropiada a un señor que no lleva más que ir cometiendo pifia tras pifia en el tema del Covid 19, en el del tema inmigratorio, en sus relaciones con Marruecos, en la forma absurda en cuanto a su comportamiento con el separatismo catalán; no nos queda otro remedio que pensar con fundamento que, si toda la información que tiene la señora Leyen del gobierno de España, de su trayectoria y de los múltiples errores que viene cometiendo desde que, el PSOE, tiene a su cargo la gobernanza de la nación entonces, lamentablemente, tendremos motivos más que justificados para desconfiar de las autoridades de la UE, de sus tribunales y de sus organizaciones, en cuanto a lo que puedan opinar, decidir o juzgar en relación a España y sus problemas.


Resulta inimaginable que el resto de Europa se haya dejado influir, engañar, convencer o enredar por la campaña llevada a cabo por el señor Puigdemont, por la de la Generalitat y sus abogados y últimamente por el propio Pedro Sánchez, sobre temas de tanta enjundia como la eficacia y solvencia de nuestros tribunales de justicia; de nuestra propia calidad democrática; de nuestra leyes y de nuestra Constitución, que vienen siendo ninguneadas por naciones como la propia Alemania, mediante sus tribunales o la más que sospechosa Bélgica, todavía influidas por el erróneo concepto que tenían de España como consecuencia de la ocupación por nuestros tercios de la mayoría de Europa, en tiempos de Carlos I y Felipe II. Hemos entrado en un periodo en el que, propiciado por P.Sánchez y toda la propaganda de que son capaces el PSOE y Podemos, apoyados en esta ocasión por los independentistas catalanes que esperan sacar fruto de esta colaboración, nuestro propio gobierno se esfuerza en desprestigiar a las instituciones patrias, en un intento de acaparar el poder Judicial, el Legislativo y el Ejecutivo, que ya tiene en sus manos.


La demagogia de nuestros periódicos y periodistas, la mayoría de los cuales reciben apoyos económicos del Estado o son favorecidos con la propaganda oficial del mismo, las mentiras y tergiversaciones de los separatistas, las campañas insistente y fuera de tiempo y lugar sobre la presunta corrupción del PP, que reproducen cada vez en la que se encuentran ante un apuro que pueda perjudicar sus opciones electorales,  aunque los hechos a los que se refieren tuvieron lugar en otras legislaturas, cuando gobernaban personas que, en muchos casos, murieron o ya están fuera de la actividad política y, por consiguiente, ajenas a las que, hoy en día, forman la militancia del PP; van tejiendo una espesa tela de araña capaz de ocultar, desvirtuar, tergiversar y emponzoñar la verdad y la realidad de lo que es nuestra España actual, de los defectos de nuestros dirigentes, de los errores garrafales en la administración de nuestros recursos y en el grave peligro de que se deje en manos del actual ejecutivo el reparto de las ayudas que podamos recibir, por parte de Bruselas, para salvar a España de una nueva crisis económica.


Y es que, señores, las prisas ya les están entrando a los separatistas que, aparte de no ponerse de acuerdo entre ellos, de luchar por conseguir el poder por encima del resto de partidos catalanistas, de tener en Bélgica a un señor, Puigdemont, que pretende formar una república catalana con sede en Waterloo y de intentar mantener en alto la antorcha de la independencia, procurando que el gobierno siga discutiendo de igual a igual con ellos, en busca de sacar mayores réditos en su camino en pos de la independencia; se encuentran ante un nuevo frente que, poco a poco, encuesta a encuesta, va dando a conocer un cambio en la opinión del pueblo catalán, especialmente entre su juventud, que va evolucionando hacia posturas menos revolucionarias y, por supuesto, menos independentistas, como se ha derivado de una reciente encuesta aparecida en La Vanguardia, el día 18 de agosto, en la que aparece un dato revelador, a cerca de la opinión de los jóvenes catalanes, que demuestra que, el apoyo a la secesión, retrocede en más de cinco puntos con respecto al existente entre el 2015 y el 2020.


Claro que la foto con Biden era algo que estaba buscando Sánchez desde que aquel entró como presidente de los EE.UU. No ha sido una foto, pero se ha conformado con una llamada telefónica entre ambos. Un Biden de agosto del 2021 no es, ni mucho menos, un Biden recién elevado a la presidencia, con todos los pronunciamientos a su favor y con el apoyo incondicional de la mayoría de países que no estaban de acuerdo con la política del señor Trump. El caso del abandono de Afganistán, la forma inapropiada y evidentemente poco correcta con la que ha llevado a cabo la retirada de las tropas americanas de aquel enclave, han causado en los americanos, y entre sus partidarios, una evidente decepción, una pérdida importante de popularidad y queda, todavía, el temor de que se puedan complicar las cosas antes de que acabe la operación rescate.


Biden ha accedido a hablar con Sánchez sabedor de que, si le pedía el mundo el español se lo daría. Le ha pedido que acepte la entrada en España de miles de refugiados que él sabe que no serían fácilmente aceptados en su propio país. Como siempre, como hace con los del PNV o con los catalanes, Pedro Sánchez paga con creces lo que consigue de aquellos que le hacen un favor. Es evidente que, en su gobierno, cuenta con el respaldo de Podemos que sabe que la mayoría de refugiados que entren en España le van a votar. Le apoyan los separatistas que actúan hipócritamente, como ya explicamos en un artículo anterior, y cuentan con el buenismo de una gran parte del pueblo español que se deja llevar por el aspecto sentimental del tema, pero no tiene en cuenta las consecuencias de diversa índole, sanitaria, económica, social y de integración y, todo ello, sin tener en consideración las posibles infiltraciones terroristas que se pueden producir entre tantos acogidos. Nos desbordan los inmigrantes que llegan por nuestras fronteras, por Ceuta y Melilla, por Canarias, los que llegan a España de vacaciones y luego quedan de ilegales en ella y ahora, por si fuéramos pocos, otra nueva tanda (una parte evidentemente humanitaria y justificada, de los que colaboraron con nuestras tropas), en la que no cabe duda de que habrá muchos más de los que careceremos de los datos pertinentes, para conocer sus verdaderas intenciones y que supondrán una posible amenaza para nuestra seguridad.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie y para finalizar, haremos un comentario acerca del periodista catalán, fanático independentista, siempre dispuesto a sacar algo que perjudique a España y que, tan peligroso es cuando la critica como cuando parece alabarla. En su artículo de hoy, en La Vanguardia, el señor Enric Juliana pretende sacar la idea de que Sánchez ha conseguido una victoria importante con la que, según él. ha perjudicado a Casado. 


Lo que verdaderamente sucede es que, cuando este personaje elogia a Sánchez, no se limita a hacerlo para ensalzar su figura, sino que lo que pretende es desprestigiar, en la persona de su presidente, Casado, al PP español. En realidad, todos los que sabemos del fanatismo y del pie que cojea este periodista catalán, entendemos perfectamente su estrategia que consiste, por el momento, en mantener vivo el gobierno de Sánchez porque, tanto él como cualquiera que conozca algo de la política estatal de este ejecutivo que nos gobierna, sabe perfectamente que el tema del independentismo catalán sólo tiene una mínima oportunidad de salirse con la suya, y es que el presidente Sánchez siga en la poltrona un par de años más. Si lo van a conseguir o no, dependerá de lo que tenga previsto hacer la derecha en este país. De momento no hacen mucho. La frase de hoy le corresponde a Voltaire: “Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran”.

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