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Si ahora no se levanta el profesorado, entenderé que tiene lo que merece y que también desprecia el esfuerzo o se refugia en la ley de mínimos de éste

​Sin calidad educativa y esfuerzo en el aula

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Compruebo que el Ministerio de Educación y Formación Profesional no da demasiada importancia a la etapa educativa de educación infantil. Siendo así, ello sólo puede ser por ignorancia y claro desconocimiento. Debería de pensar en las matemáticas y aprender que son básicas en cualquier etapa, pero más en las primeras, porque resultan fundamentales para el desenvolvimiento diario. No sé si estos socialistas de palo y zanahoria entienden que el correcto aprendizaje de las matemáticas ayuda a fomentar el pensamiento lógico, el orden mental, la secuenciación de aprendizajes numéricos y a crear una mente despierta, entre otras virtudes.


Dudo que lo sepan, pero el profesorado sí es consciente de ello y por eso pasa de reales decretos, instrucciones ministeriales y baratos consejos de la Inspección Educativa, casi siempre inservibles y emborrachados de absurdo control. Si ahora no se levanta el profesorado, entenderé que tiene lo que merece y que también desprecia el esfuerzo o se refugia en la ley de mínimos de éste.


No hace muchos años, un ínclito catedrático de la universidad de Valladolid, cuya esposa ejercía como maestra de educación infantil en la zona rural pucelana, me decía que siempre había admirado al profesorado de los niveles de infantil y primaria. Era un tiempo en que en las aulas de infantil el profesorado tenía que lidiar con veintidós o veinticinco. Es agotador. “Me quedo admirado con la capacidad de trabajo y esfuerzo de estas maestras y maestros que no tienen ni un solo respiro con el alumnado. Lo nuestro, al fin y al cabo, en la universidad es mucho más fácil: sueltas la clase magistral preparada a conciencia, el alumnado es adulto y educado, nunca es irrespetuoso, el trato es ordenado…pero esto de la educación infantil me enamora sólo con verlo, aunque yo no serviría para eso. Admiro a mi esposa y al profesorado de infantil y primaria como admiro a un científico que siempre sabe tras de lo que anda y sueña con desarrollarlo a pesar de las múltiples trabas que puede encontrar (sic)”, me decía ensimismado mientras diez niños rodeaban a la maestra con cara de admiración y ojos de ilusión.


Eso del “sentido socioemocional” de las matemáticas me pone. No sé lo que es, a pesar de mis cuarenta años como pedagogo en diversos niveles de la enseñanza pública, pero mola mazo, coño. Dice la teoría ministerial que ese sentido contribuye al “bienestar del alumnado desde una perspectiva género”. ¡Qué morro tiene la ministra y qué bonito queda esa inservible parafernalia! Es jerigonza ministerial pura como decíamos ayer en otro artículo sobre la “Jerigonza de las matemáticas de género”. Muchos compañeros me han llamado y escrito tras entender la mofa del artículo y las ‘pedradas’ lanzadas con entusiasmo al Ministerio de Inadecuación e Inconsciencia.


Voy más lejos: “a la hora de impartir las matemáticas y otras materias (se empieza a hablar de que se planificará y tratará la didáctica desde el punto de vista de los ámbitos o campos de conocimiento) hay que trasladar al alumnado empatía, emociones y autoestima, además de primar las actitudes sobre los conocimientos”. Entiendo que las matemáticas sin conocimientos, por mucha salsa empática que se aplique, son como la tortilla de patatas sin aceite y sin huevo”.


Mil adjetivaciones para hablar del nuevo currículum, pero sin mencionar las más importantes; me refiero a la excelencia, la calidad, el esfuerzo, la equidad, la atención personalizada y la metodología. Créanme que es para echarse a llorar; confieso que algo parecido me pasaba con la LOGSE y el tiempo me ha dado la razón. Ahí están los resultados y el fracaso escolar disparado, aunque se matice y difumine con mil y una fórmulas propias de paranoicos y mediocres que ya no engañan a nadie, excepto a sus votantes. No puedo negar que estamos ante el rancio comunismo y el socialismo de tirachinas virtual.


Tengo la sensación de que la educación no interesa a los políticos porque sus resultados son a largo plazo y dependen del profesorado, nuca de los políticos voceros y bocazas. No puedo por menos que recordar el chiste del ministro y su asesor principal: Ambos visitaron un centro penitenciario y apreciaron leves desconchones en las paredes y prometieron ayudas ministeriales. Posteriormente, visitaron un colegio destartalado en el más amplio sentido de la palabra y también prometieron ayudas para subsanar las deficiencias apreciadas.


En el momento de fijar las ayudas, el asesor ministerial dio por hecho que el colegio recibiría una mucho más sustanciosa que la del centro penitenciario. Al ver la resolución en el boletín oficial se quedó perplejo porque la ayuda del trullo era cien veces superior a la del colegio. Ante eso preguntó: señor ministro ¿cómo es que, estando destartalado el colegio y relativamente bien la cárcel, la ayuda es muy superior para esta última? Respuesta del ministro: ¿usted va a volver al colegio?


La ignorancia del sanchismo está decidida a acabar con la meritocracia; el esfuerzo es dañino y contraproducente. El alumnado se puede herniar si estudia o se esfuerza, incluso puede acabar con un cuadro de estrés postraumático o sentirse marginado. Por lo visto, las generaciones anteriores ni nos herniábamos, ni contraíamos estrés, ni nos pesaba el sacrifico. Formaba parte del estudio y del desarrollo personal e intelectual de la persona. Conclusión: ahora vamos hacia atrás; es más, vamos de culo y cuesta arriba.


En fin, los males se acrecientan. No mejoraremos el retraso impuesto desde la LOGSE. Si alguien pensaba que mañana podríamos arreglar este desaguisado, desde aquí le digo que “mañana” es sólo un adverbio de tiempo.

​Sin calidad educativa y esfuerzo en el aula

Si ahora no se levanta el profesorado, entenderé que tiene lo que merece y que también desprecia el esfuerzo o se refugia en la ley de mínimos de éste
Jesús  Salamanca
lunes, 16 de agosto de 2021, 11:50 h (CET)

Compruebo que el Ministerio de Educación y Formación Profesional no da demasiada importancia a la etapa educativa de educación infantil. Siendo así, ello sólo puede ser por ignorancia y claro desconocimiento. Debería de pensar en las matemáticas y aprender que son básicas en cualquier etapa, pero más en las primeras, porque resultan fundamentales para el desenvolvimiento diario. No sé si estos socialistas de palo y zanahoria entienden que el correcto aprendizaje de las matemáticas ayuda a fomentar el pensamiento lógico, el orden mental, la secuenciación de aprendizajes numéricos y a crear una mente despierta, entre otras virtudes.


Dudo que lo sepan, pero el profesorado sí es consciente de ello y por eso pasa de reales decretos, instrucciones ministeriales y baratos consejos de la Inspección Educativa, casi siempre inservibles y emborrachados de absurdo control. Si ahora no se levanta el profesorado, entenderé que tiene lo que merece y que también desprecia el esfuerzo o se refugia en la ley de mínimos de éste.


No hace muchos años, un ínclito catedrático de la universidad de Valladolid, cuya esposa ejercía como maestra de educación infantil en la zona rural pucelana, me decía que siempre había admirado al profesorado de los niveles de infantil y primaria. Era un tiempo en que en las aulas de infantil el profesorado tenía que lidiar con veintidós o veinticinco. Es agotador. “Me quedo admirado con la capacidad de trabajo y esfuerzo de estas maestras y maestros que no tienen ni un solo respiro con el alumnado. Lo nuestro, al fin y al cabo, en la universidad es mucho más fácil: sueltas la clase magistral preparada a conciencia, el alumnado es adulto y educado, nunca es irrespetuoso, el trato es ordenado…pero esto de la educación infantil me enamora sólo con verlo, aunque yo no serviría para eso. Admiro a mi esposa y al profesorado de infantil y primaria como admiro a un científico que siempre sabe tras de lo que anda y sueña con desarrollarlo a pesar de las múltiples trabas que puede encontrar (sic)”, me decía ensimismado mientras diez niños rodeaban a la maestra con cara de admiración y ojos de ilusión.


Eso del “sentido socioemocional” de las matemáticas me pone. No sé lo que es, a pesar de mis cuarenta años como pedagogo en diversos niveles de la enseñanza pública, pero mola mazo, coño. Dice la teoría ministerial que ese sentido contribuye al “bienestar del alumnado desde una perspectiva género”. ¡Qué morro tiene la ministra y qué bonito queda esa inservible parafernalia! Es jerigonza ministerial pura como decíamos ayer en otro artículo sobre la “Jerigonza de las matemáticas de género”. Muchos compañeros me han llamado y escrito tras entender la mofa del artículo y las ‘pedradas’ lanzadas con entusiasmo al Ministerio de Inadecuación e Inconsciencia.


Voy más lejos: “a la hora de impartir las matemáticas y otras materias (se empieza a hablar de que se planificará y tratará la didáctica desde el punto de vista de los ámbitos o campos de conocimiento) hay que trasladar al alumnado empatía, emociones y autoestima, además de primar las actitudes sobre los conocimientos”. Entiendo que las matemáticas sin conocimientos, por mucha salsa empática que se aplique, son como la tortilla de patatas sin aceite y sin huevo”.


Mil adjetivaciones para hablar del nuevo currículum, pero sin mencionar las más importantes; me refiero a la excelencia, la calidad, el esfuerzo, la equidad, la atención personalizada y la metodología. Créanme que es para echarse a llorar; confieso que algo parecido me pasaba con la LOGSE y el tiempo me ha dado la razón. Ahí están los resultados y el fracaso escolar disparado, aunque se matice y difumine con mil y una fórmulas propias de paranoicos y mediocres que ya no engañan a nadie, excepto a sus votantes. No puedo negar que estamos ante el rancio comunismo y el socialismo de tirachinas virtual.


Tengo la sensación de que la educación no interesa a los políticos porque sus resultados son a largo plazo y dependen del profesorado, nuca de los políticos voceros y bocazas. No puedo por menos que recordar el chiste del ministro y su asesor principal: Ambos visitaron un centro penitenciario y apreciaron leves desconchones en las paredes y prometieron ayudas ministeriales. Posteriormente, visitaron un colegio destartalado en el más amplio sentido de la palabra y también prometieron ayudas para subsanar las deficiencias apreciadas.


En el momento de fijar las ayudas, el asesor ministerial dio por hecho que el colegio recibiría una mucho más sustanciosa que la del centro penitenciario. Al ver la resolución en el boletín oficial se quedó perplejo porque la ayuda del trullo era cien veces superior a la del colegio. Ante eso preguntó: señor ministro ¿cómo es que, estando destartalado el colegio y relativamente bien la cárcel, la ayuda es muy superior para esta última? Respuesta del ministro: ¿usted va a volver al colegio?


La ignorancia del sanchismo está decidida a acabar con la meritocracia; el esfuerzo es dañino y contraproducente. El alumnado se puede herniar si estudia o se esfuerza, incluso puede acabar con un cuadro de estrés postraumático o sentirse marginado. Por lo visto, las generaciones anteriores ni nos herniábamos, ni contraíamos estrés, ni nos pesaba el sacrifico. Formaba parte del estudio y del desarrollo personal e intelectual de la persona. Conclusión: ahora vamos hacia atrás; es más, vamos de culo y cuesta arriba.


En fin, los males se acrecientan. No mejoraremos el retraso impuesto desde la LOGSE. Si alguien pensaba que mañana podríamos arreglar este desaguisado, desde aquí le digo que “mañana” es sólo un adverbio de tiempo.

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