Stefhan Hessel exdiplomático y excombatiente ya publicó una obra que llevaba por título el tema de esta pequeña reflexión, “Indignaos”. Y es que es claro y patente indignarse en medio de una sociedad actual, con bastantes valores en entredicho, y con la carestía de la vida y la inflación real por las nubes, o el precio imparable del coste la vivienda.
De otro lado las tramas ocultas políticas de uno y otro bando, sin dar nombres de todos conocidas, y aquéllas otras que nunca se llegan a descubrir, así como el exceso de tributos(alta presión fiscal) nos llevan hacia una sociedad un tanto opaca, donde los gobernantes pareciera que tuvieran patente de corso, como se evidencia, para hacer casi todo de lo que dentro de un marco referencial, lo que se le viniere en gana. Incluso muchos valores y muchas cuestiones, y una cierta dosis de desconfianza nos conectan en medio de una sociedad líquida que no alcanza a vislumbrar su futuro y donde todo va muy a prisa, y gran parte de la población coexiste atrapada en enormes conurbaciones y grandes ciudades.
Es curioso que en vez de fomentarse más los valores y sus conceptos, quizás se fomente cada día mas el hedonismo, y sobre todo las cuestiones científicas como el estudio del átomo, en detrimento del pensamiento y las letras, como si el ser humano no fuese algo más que meras células o mera materia sistémica, y donde el consumo exacerbado de productos de belleza y medicamentos tales como los psicofármacos y antidepresivos, y el culto al cuerpo fueren casi lo mas importante.
Una sociedad cambiante en cuanto a las familias, con cada día más ratios de perros cuidados, que niños nacen, y donde a las personas mayores se les aparca en una residencia, porque el tren de vida es rápido para cuidar a tus mayores, indica que estamos a pesar del progreso cercanos a una sociedad enferma. Ante lo anterior ¿Que solución podemos buscar?, creo que en primer lugar cultivar mas los valores, reducir el consumismo, y volver a nuestras raíces y ancestros, y dar mas importancia al ser humano que a los animales. No es moral que tu te intereses por cuidar dos perros por ejemplo, y mandes a tus padres a la residencia, tampoco es de recibo construir un marco de una sociedad basada en gran parte en la multa, la sospecha y la desconfianza.
Una sociedad madura busca la calidad y la felicidad que no siempre está en lo material. Medir el progreso por el número de coches que se venden al año, y tantas cuestiones erráticas, como arrancar olivos centenarios por decreto, para poner mega instalaciones fotovoltaicas, o el no ser capaces de poner fin a las guerras personales, o de carácter internacional, indica que aunque nuestra sociedad es un poco más rica, cada día está un poco más enferma, y nos indica de forma grave, que algo está notoriamente fallando.
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