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Etiquetas | Banca | Economía

Beneficios bancarios

José Manuel López García
viernes, 31 de julio de 2015, 07:26 h (CET)
Los desproporcionados y excesivos beneficios conseguidos por grandes bancos españoles e internacionales abren cuestiones que pueden ser objeto de polémica, discusión y análisis.

El Banco Santander, por ejemplo, ha logrado un beneficio de 3.426 millones de euros en este año hasta junio. Lo que supone un 24 por ciento más que en el mismo periodo de 2014. Que el beneficio de este gran banco aumente en España un 50 por ciento, en este primer semestre, alcanzando la cifra de 771 millones de euros, pone de manifiesto la buena labor de los directivos, y de los empleados de esta entidad.

Ahora bien, lo que parece incoherente, injusto, irracional e irrisorio es que a los depositantes de dinero en las entidades bancarias, se les den intereses de menos de un 1 por ciento. Lo que contrasta, muy claramente, con los enormes beneficios de los grandes bancos. Aunque ya se sepa que existe una crisis, y la situación del mercado y la economía se resiente de la misma, o participa de ella.

Pretender que los ciudadanos ahorren dinero arriesgando, para obtener una rentabilidad mínimamente decente, no me parece lo más adecuado, en los tiempos que estamos viviendo. Y esto lo digo como una especie de reflexión general. La rentabilidad que ofrecen los bancos debería ser muy superior a la actual.

Lo que no es lógico ni justo es que los bancos obtengan unos beneficios desorbitados y, al mismo tiempo, paguen unos intereses de miseria, justificando esto, con la coyuntura económica y financiera.

Sin los millones de clientes o ciudadanos los bancos no existirían del modo en que lo hacen en la actualidad. Por tanto, a mi juicio, el estado y las leyes deberían poner unos límites al enriquecimiento bancario. Ya que, si los bancos ganaran mucho menos, me parece que sería mejor para los ciudadanos, y para sus sueldos, etc. Quizás se puede considerar que es una interpretación que, no tiene en cuenta, otros muchos aspectos de la actividad económica general, incluidos los impuestos que empresas y personas físicas pagan al estado.

De todos modos, sigo pensando que una rentabilidad mucho mayor de los clientes, y unos créditos bastante más blandos, flexibles y asequibles, son condiciones que deberían estar obligados a cumplir los bancos. Sin estos requisitos o condiciones, una gran parte de los ciudadanos, no pueden disponer de más ingresos para gastar, y dinamizar más la actividad económica.

Y el pago de dividendos a los accionistas de la entidades bancarias está muy bien, pero no justifica, en mi opinión, una política comercial agresiva de los bancos, para ganar, cada vez más miles de millones de euros, en una carrera sin fin.

No me extraña que la respetable presidenta del Santander vaya a asesorar al primer ministro británico David Cameron. Ya que la eficiencia de este gran banco es prodigiosa. Me parece que el sistema bancario debería ser mucho más flexible con la condiciones a sus clientes, y revertir una cantidad mucho mayor de sus beneficios a obras sociales, y al bienestar social de todos. No basta con cantidades simbólicas, destinadas a asuntos educativos, culturales, sanitarios, asistenciales, etc., en comparación con la magnitud del dinero ganado por los bancos.

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El impuesto a los beneficios extraordinarios e ingentes de la banca es una cuestión de justicia social en España y en cualquier país del mundo. La justificación económica de lo que se recauda, por parte de Hacienda o del sistema de impuestos responde a la necesidad de gravar los excesos de rentabilidad bancaria.

 
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