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La cerrilidad del empresariado catalán y la inopia del señor Garamendi de la CEOE, abaten cualquier intento de oposición a los indultos de los separatistas encarcelados

​Tenemos el gobierno que nos merecemos. El independentismo ha ganado

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Es difícil aceptar que en España, la de nuestros antepasados, la de nuestros héroes nacionales, la del Cid Campeador, Cervantes, Indíbil y Mandonio o la del Apóstol Santiago, en unos pocos años, en lo que se podría considerar un suspiro en términos históricos, ha pasado de ser un ejemplo para Europa, un milagro económico envidado por el resto de las naciones europeas y una bendición para los españoles beneficiados por la paz, el trabajo y las buenas perspectivas económicas que se derivaban de aquellas circunstancias favorables, en algo parecido a un abracadabrante ejemplo de todo lo que no debiera de haber ocurrido nunca en un país civilizado, presuntamente inteligente, culturalmente avanzado y que debiera, al menos eso pensamos, de haber sacado conclusiones más razonables, analizado con más dedicación e interés aquellos años terribles de la Segunda República y, en especial el más reciente episodio político que tuvo lugar en este país con las legislaturas del señor rodríguez Zapatero, el artífice más destacado y el responsable de haber dejado a España a punto de la quiebra soberana y a un paso de ser intervenida desde Bruselas por constituir un verdadero peligro para la UE. Que los ciudadanos no han querido hacerlo.


¡Cómo si nada de todo lo relatado hubiera sucedido! Como si este señor que tenemos al frente del Gobierno hubiera dicho una sola verdad, durante el tiempo que ha estado al frente de la nación española; cómo si los miembros del actual ejecutivo hubieran actuado una sola vez con inteligencia, objetividad, sensatez y, por encima de todo, con franqueza, honestidad, interés de España y de sus ciudadanos y no, como por desgracia ha sucedido, fijándose únicamente en sus provechos partidarios, en sus idearios trasnochados, en sus beneficios particulares y en su obsesión por menospreciar a la oposición, a la Constitución, a la religión católica, a los alumnos a los que han obligado a aceptar una Ley educativa que se podría decir que ha sido redactada como si se hubiera confeccionado por la KGB del Kominform, en lugar de en una democracia europea; a la moral y a la ética, verdaderas desconocidas para quienes se han instalado en la Moncloa, con el único y egoísta propósito de mantenerse el mayor tiempo posible en la poltrona del poder.


Pero lo más grave, lo que acaba por eliminar para un futuro cercano y para la estabilidad de nuestra nación, cualquier esperanza de que pudiera surgir un movimiento de protesta ante todos los errores, mentiras, engaños, cacicadas, trucos o manipulaciones que quienes nos gobiernan han venido usando, desde su llegada al poder, para ir tejiendo la malla de propaganda, de demagogia, de desgaste y de falsedades en torno al PP, a VOX y al resto de partidos de una oposición que también, hay que decirlo, ha actuado en todo momento falta de solidaridad, de flexibilidad, de objetividad y conciencia de la necesidad de formar un bloque uniforme que hubiera podido evitar que las izquierdas, como ha sucedido, en compañía de los separatistas se hayan hecho dueños absolutos de los destinos, fatídicos y desesperanzadores destinos, de nuestra pobre nación.


Y es que, si hubiéramos querido encontrar una situación más adversa, menos esperanzadora, más perjudicial y más contraria a nuestros valores constitucionales, que ésta en la que nos encontramos ahora, no creo que nadie hubiera podido imaginar una peor. Si nos referimos al tema de los indultos de estos señores que, sin inmutarse, se enfrentaron al Estado español, de una forma chulesca, para pedirle la independencia y ahora, después de haber sido condenados por el TS a distintas penas de cárcel, cuando se les habla de indulto lo desprecian aunque, últimamente, el señor Junqueras parece que, displicentemente la aceptaría, como un mal menor, porque todos ellos siguen insistiendo que no cometieron delito alguno y lo que esperan es una amnistía ( algo imposible) y la rebaja del delito de secesión para que, con ello, las penas también quedaran modificadas en su favor.


Hete aquí que, cuando era evidente que el clímax, en la ciudadanía española, era mayoritariamente contrario al indulto, la maquinaria, poderosa maquinaria, de la propaganda de la izquierda entra en acción y utiliza los señuelos de las ayudas económicas, de promesas de moderación en los impuestos etc. para atacar el punto débil del empresariado catalán, la mayoría de él con tendencias claras a favor del separatismo y muy sensible a todo lo que se refiera a su bolsillo. Llueve sobre mojado y, no se lo van a creer, pero, pese a que los presuntos beneficiarios del indulto ya han dicho, por activa y por pasiva, que con indulto o sin él, ellos van a seguir en su labor de buscar la independencia de Cataluña, hay grandes grupos que siguen apoyando su liberación. Y ya tenemos sembrada la discordia en este gremio o saga de los empresarios, especialmente los catalanes, que para quien los conoce bien y, en este caso, el que escribe puede decir que hace mucho tiempo que los tiene calados, debido que durante su etapa profesional, por necesidad tuvo que tratar con muchos de ellos, ,pequeños empresarios y directivos de multinacionales, y todos ellos, con sus particulares variantes, se puede decir que su objetivo básico ha sido el de obtener beneficios, la mayor cantidad de ellos que se puedan conseguir y, en cuanto se trata de poner en la balanza escrúpulos, ideales políticos, cuestiones patrioteras, ética o moral, no lo duden, siempre escogen la opción que les asegura más beneficios.


Ahora tenemos al Gobierno del señor Sánchez, a los separatistas catalanes, a los comunistas de la CUP y los de Podemos, a los obispos y arzobispos de la conferencia Tarraconense que, todos en comandita, son partidarios del indulto. Como colofón a tanta falta de sentido común y de visión histórica, los empresarios (especialmente queremos pensar que los catalanes), capitaneados por el actual presidente de la CEOE, el señor Garamendi, que como un Vellido Dolfos cualquiera, no ha dudado, en un momento de cerrazón intelectual, en manifestarse a favor de los indultos si con ello, como dice él, “las cosas se normalizan, bienvenidos sean”. Muy bien, ya sabemos lo que hay que hacer para doblegar a un gobierno, chantajearlo, amenazarlo, dejar de cumplir las leyes, desplumarlo, humillarlo y, como colofón a semejante retahíla de barbaridades, obligarlo a conceder una gracia sin que se cumplan los requisitos básicos para que se pudiera conceder: arrepentimiento y voluntad de nunca más volver a reincidir y, en el caso del que tratamos ni lo uno, explícitamente manifestado por tos los presuntos beneficiarios, ni lo otro. ¿Habrá prevaricación, se recurrirá contra la concesión, tendrán los tribunales el valor de condenar al Gobierno? Una incógnita de difícil resolución.


Y, entre tanto, nos enteramos, pese a estar relegado a la página 15 del panfletario rotativo catán, de los Godó, La Vanguardia (como noticia que no es del gusto de los directores del medio), de que la Eurocámara pide levantar la inmunidad de Puigdemont. El Parlamento Europeo pide al Tribunal General de la U.E que levante la inmunidad cautelar concedida a Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsetí. Ello se debe que faltaba el informe de los Servicios Jurídicos de la Cámara, que ya han enviado sus observaciones, referentes a la petición de cautelares y han pedido que les retire, a los investigados, la protección tutelar de la que están gozando. Lo llamativo y lo que demuestra el sectarismo, la hipocresía y la entrega total del medio y de sus colaboradores a la causa separatista, es que, cuando el Tribunal que trata de la petición de despojarlos de su inmunidad a los prófugos de la Justicia española, les concedió las medidas cautelares que habían solicitado, el periódico lo hizo con todo lujo de detalles y, por supuesto, sacando conclusiones favorables a la causa de los huidos de la Justicia, que en nada tenían que ver con lo que ha estado sucediendo en el Tribunal Europeo.


Y, entre tanto, nos enteramos, pese a estar relegado a la página 15 del panfletario rotativo catán, de los Godó, La Vanguardia (como noticia que no es del gusto de los directores del medio), de que la Eurocámara pide levantar la inmunidad de Puigdemont. El Parlamento Europeo solicita al Tribunal General de la U.E que levante la inmunidad cautelar concedida a Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsetí. Ello se debe que faltaba el informe de los Servicios Jurídicos de la Cámara, que ya han enviado sus observaciones, referentes a la petición de cautelares y han pedido que les retire, a los investigados, la protección tutelar de la que están gozando. Lo llamativo y lo que demuestra el sectarismo, la hipocresía y la entrega total del medio y de sus colaboradores a la causa separatista es que, cuando el Tribunal que trata de la petición de despojarlos de su inmunidad a los prófugos de la Justic8ia española, lo hizo con más lujo de detalles y, por supuesto sacando conclusiones que en nada tenían que ver con lo que ha estado sucediendo en el Tribunal Europeo.


Un somero cometario a la decisión de los obispos catalanes de pedir clemencia, magnanimidad, diálogo y toda esta serie de argumentaciones que, en el fondo, sólo hacen que demostrar hasta dónde ha llegado el catalanismo, su influencia y su radicalización que, hasta personas a las que se les podía pedir un análisis más elaborado, un discurso más pensado y, por supuesto, un exquisito cuidado cuando se trata de opinar sobre “lo que es del César y no lo que es de incumbencia de la Iglesia católica”. No estamos en tiempos en los que la curia goce de las simpatías generalizadas de la ciudadanía y, por supuesto, existe una gran indignación respeto a estos, tan frecuentes, casos de pedofilia, precisamente en el seno de los ministros de la Iglesia. Yo les recordaría que, ya que parecen tan inclinados a la izquierda, recordasen la historia de aquellos años de la segunda República de 1931 en la que numerosos sacerdotes, completamente inocentes, dieron muestras de su fe en una situación verdaderamente crítica en la que fueron masacrados, juntamente con personas de fe católica, simplemente por pertenecer a la Iglesia romana.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, pensamos que el respeto por el Estado de derecho no puede quedar al albur de unos miles o cientos de miles de separatistas, dispuestos a saltarse las leyes estatales a la torera, ni que cualquier zote, como es señor Rufián en el Parlamento se dedique, impunemente, a desbarrar valiéndose del privilegio de poder decir cuantas barbaridades se le ocurran. Estos sujetos demuestran el peligro que, para la ciudadanía de orden, representan estos ejemplares de homo lupus, dispuestos siempre a solucionar por la fuerza y sin miramientos, los problemas de la ciudadanía.

​Tenemos el gobierno que nos merecemos. El independentismo ha ganado

La cerrilidad del empresariado catalán y la inopia del señor Garamendi de la CEOE, abaten cualquier intento de oposición a los indultos de los separatistas encarcelados
Miguel Massanet
lunes, 21 de junio de 2021, 11:54 h (CET)

Es difícil aceptar que en España, la de nuestros antepasados, la de nuestros héroes nacionales, la del Cid Campeador, Cervantes, Indíbil y Mandonio o la del Apóstol Santiago, en unos pocos años, en lo que se podría considerar un suspiro en términos históricos, ha pasado de ser un ejemplo para Europa, un milagro económico envidado por el resto de las naciones europeas y una bendición para los españoles beneficiados por la paz, el trabajo y las buenas perspectivas económicas que se derivaban de aquellas circunstancias favorables, en algo parecido a un abracadabrante ejemplo de todo lo que no debiera de haber ocurrido nunca en un país civilizado, presuntamente inteligente, culturalmente avanzado y que debiera, al menos eso pensamos, de haber sacado conclusiones más razonables, analizado con más dedicación e interés aquellos años terribles de la Segunda República y, en especial el más reciente episodio político que tuvo lugar en este país con las legislaturas del señor rodríguez Zapatero, el artífice más destacado y el responsable de haber dejado a España a punto de la quiebra soberana y a un paso de ser intervenida desde Bruselas por constituir un verdadero peligro para la UE. Que los ciudadanos no han querido hacerlo.


¡Cómo si nada de todo lo relatado hubiera sucedido! Como si este señor que tenemos al frente del Gobierno hubiera dicho una sola verdad, durante el tiempo que ha estado al frente de la nación española; cómo si los miembros del actual ejecutivo hubieran actuado una sola vez con inteligencia, objetividad, sensatez y, por encima de todo, con franqueza, honestidad, interés de España y de sus ciudadanos y no, como por desgracia ha sucedido, fijándose únicamente en sus provechos partidarios, en sus idearios trasnochados, en sus beneficios particulares y en su obsesión por menospreciar a la oposición, a la Constitución, a la religión católica, a los alumnos a los que han obligado a aceptar una Ley educativa que se podría decir que ha sido redactada como si se hubiera confeccionado por la KGB del Kominform, en lugar de en una democracia europea; a la moral y a la ética, verdaderas desconocidas para quienes se han instalado en la Moncloa, con el único y egoísta propósito de mantenerse el mayor tiempo posible en la poltrona del poder.


Pero lo más grave, lo que acaba por eliminar para un futuro cercano y para la estabilidad de nuestra nación, cualquier esperanza de que pudiera surgir un movimiento de protesta ante todos los errores, mentiras, engaños, cacicadas, trucos o manipulaciones que quienes nos gobiernan han venido usando, desde su llegada al poder, para ir tejiendo la malla de propaganda, de demagogia, de desgaste y de falsedades en torno al PP, a VOX y al resto de partidos de una oposición que también, hay que decirlo, ha actuado en todo momento falta de solidaridad, de flexibilidad, de objetividad y conciencia de la necesidad de formar un bloque uniforme que hubiera podido evitar que las izquierdas, como ha sucedido, en compañía de los separatistas se hayan hecho dueños absolutos de los destinos, fatídicos y desesperanzadores destinos, de nuestra pobre nación.


Y es que, si hubiéramos querido encontrar una situación más adversa, menos esperanzadora, más perjudicial y más contraria a nuestros valores constitucionales, que ésta en la que nos encontramos ahora, no creo que nadie hubiera podido imaginar una peor. Si nos referimos al tema de los indultos de estos señores que, sin inmutarse, se enfrentaron al Estado español, de una forma chulesca, para pedirle la independencia y ahora, después de haber sido condenados por el TS a distintas penas de cárcel, cuando se les habla de indulto lo desprecian aunque, últimamente, el señor Junqueras parece que, displicentemente la aceptaría, como un mal menor, porque todos ellos siguen insistiendo que no cometieron delito alguno y lo que esperan es una amnistía ( algo imposible) y la rebaja del delito de secesión para que, con ello, las penas también quedaran modificadas en su favor.


Hete aquí que, cuando era evidente que el clímax, en la ciudadanía española, era mayoritariamente contrario al indulto, la maquinaria, poderosa maquinaria, de la propaganda de la izquierda entra en acción y utiliza los señuelos de las ayudas económicas, de promesas de moderación en los impuestos etc. para atacar el punto débil del empresariado catalán, la mayoría de él con tendencias claras a favor del separatismo y muy sensible a todo lo que se refiera a su bolsillo. Llueve sobre mojado y, no se lo van a creer, pero, pese a que los presuntos beneficiarios del indulto ya han dicho, por activa y por pasiva, que con indulto o sin él, ellos van a seguir en su labor de buscar la independencia de Cataluña, hay grandes grupos que siguen apoyando su liberación. Y ya tenemos sembrada la discordia en este gremio o saga de los empresarios, especialmente los catalanes, que para quien los conoce bien y, en este caso, el que escribe puede decir que hace mucho tiempo que los tiene calados, debido que durante su etapa profesional, por necesidad tuvo que tratar con muchos de ellos, ,pequeños empresarios y directivos de multinacionales, y todos ellos, con sus particulares variantes, se puede decir que su objetivo básico ha sido el de obtener beneficios, la mayor cantidad de ellos que se puedan conseguir y, en cuanto se trata de poner en la balanza escrúpulos, ideales políticos, cuestiones patrioteras, ética o moral, no lo duden, siempre escogen la opción que les asegura más beneficios.


Ahora tenemos al Gobierno del señor Sánchez, a los separatistas catalanes, a los comunistas de la CUP y los de Podemos, a los obispos y arzobispos de la conferencia Tarraconense que, todos en comandita, son partidarios del indulto. Como colofón a tanta falta de sentido común y de visión histórica, los empresarios (especialmente queremos pensar que los catalanes), capitaneados por el actual presidente de la CEOE, el señor Garamendi, que como un Vellido Dolfos cualquiera, no ha dudado, en un momento de cerrazón intelectual, en manifestarse a favor de los indultos si con ello, como dice él, “las cosas se normalizan, bienvenidos sean”. Muy bien, ya sabemos lo que hay que hacer para doblegar a un gobierno, chantajearlo, amenazarlo, dejar de cumplir las leyes, desplumarlo, humillarlo y, como colofón a semejante retahíla de barbaridades, obligarlo a conceder una gracia sin que se cumplan los requisitos básicos para que se pudiera conceder: arrepentimiento y voluntad de nunca más volver a reincidir y, en el caso del que tratamos ni lo uno, explícitamente manifestado por tos los presuntos beneficiarios, ni lo otro. ¿Habrá prevaricación, se recurrirá contra la concesión, tendrán los tribunales el valor de condenar al Gobierno? Una incógnita de difícil resolución.


Y, entre tanto, nos enteramos, pese a estar relegado a la página 15 del panfletario rotativo catán, de los Godó, La Vanguardia (como noticia que no es del gusto de los directores del medio), de que la Eurocámara pide levantar la inmunidad de Puigdemont. El Parlamento Europeo pide al Tribunal General de la U.E que levante la inmunidad cautelar concedida a Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsetí. Ello se debe que faltaba el informe de los Servicios Jurídicos de la Cámara, que ya han enviado sus observaciones, referentes a la petición de cautelares y han pedido que les retire, a los investigados, la protección tutelar de la que están gozando. Lo llamativo y lo que demuestra el sectarismo, la hipocresía y la entrega total del medio y de sus colaboradores a la causa separatista, es que, cuando el Tribunal que trata de la petición de despojarlos de su inmunidad a los prófugos de la Justicia española, les concedió las medidas cautelares que habían solicitado, el periódico lo hizo con todo lujo de detalles y, por supuesto, sacando conclusiones favorables a la causa de los huidos de la Justicia, que en nada tenían que ver con lo que ha estado sucediendo en el Tribunal Europeo.


Y, entre tanto, nos enteramos, pese a estar relegado a la página 15 del panfletario rotativo catán, de los Godó, La Vanguardia (como noticia que no es del gusto de los directores del medio), de que la Eurocámara pide levantar la inmunidad de Puigdemont. El Parlamento Europeo solicita al Tribunal General de la U.E que levante la inmunidad cautelar concedida a Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsetí. Ello se debe que faltaba el informe de los Servicios Jurídicos de la Cámara, que ya han enviado sus observaciones, referentes a la petición de cautelares y han pedido que les retire, a los investigados, la protección tutelar de la que están gozando. Lo llamativo y lo que demuestra el sectarismo, la hipocresía y la entrega total del medio y de sus colaboradores a la causa separatista es que, cuando el Tribunal que trata de la petición de despojarlos de su inmunidad a los prófugos de la Justic8ia española, lo hizo con más lujo de detalles y, por supuesto sacando conclusiones que en nada tenían que ver con lo que ha estado sucediendo en el Tribunal Europeo.


Un somero cometario a la decisión de los obispos catalanes de pedir clemencia, magnanimidad, diálogo y toda esta serie de argumentaciones que, en el fondo, sólo hacen que demostrar hasta dónde ha llegado el catalanismo, su influencia y su radicalización que, hasta personas a las que se les podía pedir un análisis más elaborado, un discurso más pensado y, por supuesto, un exquisito cuidado cuando se trata de opinar sobre “lo que es del César y no lo que es de incumbencia de la Iglesia católica”. No estamos en tiempos en los que la curia goce de las simpatías generalizadas de la ciudadanía y, por supuesto, existe una gran indignación respeto a estos, tan frecuentes, casos de pedofilia, precisamente en el seno de los ministros de la Iglesia. Yo les recordaría que, ya que parecen tan inclinados a la izquierda, recordasen la historia de aquellos años de la segunda República de 1931 en la que numerosos sacerdotes, completamente inocentes, dieron muestras de su fe en una situación verdaderamente crítica en la que fueron masacrados, juntamente con personas de fe católica, simplemente por pertenecer a la Iglesia romana.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, pensamos que el respeto por el Estado de derecho no puede quedar al albur de unos miles o cientos de miles de separatistas, dispuestos a saltarse las leyes estatales a la torera, ni que cualquier zote, como es señor Rufián en el Parlamento se dedique, impunemente, a desbarrar valiéndose del privilegio de poder decir cuantas barbaridades se le ocurran. Estos sujetos demuestran el peligro que, para la ciudadanía de orden, representan estos ejemplares de homo lupus, dispuestos siempre a solucionar por la fuerza y sin miramientos, los problemas de la ciudadanía.

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