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Opinión
Etiquetas | Jubilación | El segmento de plata | Normalidad
Una vez alcanzada la ansiada jubilación, se vive sin dificultades dentro del segmento de plata durante unos diez años aproximadamente. Después…

¿Segmento de plata?

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Quizás estamos viviendo la etapa más difícil de los últimos cincuenta años y, con seguridad, la más dura de este siglo. La humanidad la soporta con cierta displicencia y un escaso respeto. Los mayores, por el hecho de ser personas de riesgo, la vivimos con temor y una notable dosis de desconcierto.

Se nos han cerrado muchas puertas. Los centros de mayores, las peñas o los lugares de culto, nos son vedados por el temor al contagio. Se nos dificultan los encuentros y conversaciones habituales. Nada de dominó, ni tertulias, ni de cafecito en compañía. Esta es “la nueva normalidad”.

En los trabajos de voluntariado se nos ha invitado cortésmente a apartarnos de los mismos, por temor a “nuestra preocupante salud”. Tampoco podemos recibir ni visitar a nuestros hijos y nietos. Ahora han descubierto que el foco más peligroso de contagio se encuentra en los encuentros familiares. Ni siquiera nos queda el consuelo de visitar a nuestro médico de cabecera. Si tenemos suerte nos receta analgésicos telefónicamente.

¿Qué nos queda? El teléfono, las video-conferencias, el WhatsApp, el ajo y el agua… O el resetear nuestra mente y buscarnos nuevas alternativas. Yo les recomiendo leer y escribir. En el orden que les parezca. Esto nos hace reconvertirnos en “El segmento de papel”. Este se basa en mirar hacia nuestro interior. Es muy bueno meditar. Y posteriormente plasmar nuestros pensamientos en el folio o en la memoria del ordenador. Veremos aflorar nuestros recuerdos, recuperar sentimientos y valorar la maravillosa vida que hemos recorrido. Finalmente, planificar la que nos queda por realizar.

A lo largo de estos meses, en los que nos han sobrado tiempo y ocasiones para pensar, hemos tenido la oportunidad de adaptarnos a esta nueva situación -que no nos gusta demasiado- y plantear una estrategia para el largo periodo que aun nos falta para recobrar la “antigua normalidad”. La vida de ahora no tiene nada de normal.

¿Segmento de plata?

Una vez alcanzada la ansiada jubilación, se vive sin dificultades dentro del segmento de plata durante unos diez años aproximadamente. Después…
Manuel Montes Cleries
miércoles, 30 de septiembre de 2020, 10:57 h (CET)

Quizás estamos viviendo la etapa más difícil de los últimos cincuenta años y, con seguridad, la más dura de este siglo. La humanidad la soporta con cierta displicencia y un escaso respeto. Los mayores, por el hecho de ser personas de riesgo, la vivimos con temor y una notable dosis de desconcierto.

Se nos han cerrado muchas puertas. Los centros de mayores, las peñas o los lugares de culto, nos son vedados por el temor al contagio. Se nos dificultan los encuentros y conversaciones habituales. Nada de dominó, ni tertulias, ni de cafecito en compañía. Esta es “la nueva normalidad”.

En los trabajos de voluntariado se nos ha invitado cortésmente a apartarnos de los mismos, por temor a “nuestra preocupante salud”. Tampoco podemos recibir ni visitar a nuestros hijos y nietos. Ahora han descubierto que el foco más peligroso de contagio se encuentra en los encuentros familiares. Ni siquiera nos queda el consuelo de visitar a nuestro médico de cabecera. Si tenemos suerte nos receta analgésicos telefónicamente.

¿Qué nos queda? El teléfono, las video-conferencias, el WhatsApp, el ajo y el agua… O el resetear nuestra mente y buscarnos nuevas alternativas. Yo les recomiendo leer y escribir. En el orden que les parezca. Esto nos hace reconvertirnos en “El segmento de papel”. Este se basa en mirar hacia nuestro interior. Es muy bueno meditar. Y posteriormente plasmar nuestros pensamientos en el folio o en la memoria del ordenador. Veremos aflorar nuestros recuerdos, recuperar sentimientos y valorar la maravillosa vida que hemos recorrido. Finalmente, planificar la que nos queda por realizar.

A lo largo de estos meses, en los que nos han sobrado tiempo y ocasiones para pensar, hemos tenido la oportunidad de adaptarnos a esta nueva situación -que no nos gusta demasiado- y plantear una estrategia para el largo periodo que aun nos falta para recobrar la “antigua normalidad”. La vida de ahora no tiene nada de normal.

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