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La primera vez que me casé tenía dieciocho años, y… un día decidí vivir sola… Y es que Rudolfhiatt no quería a su marido, Gulbertt Franghión, porque le mintiera, por eso ha decidido, ni siquiera decírselo.
Cogió su pistola, no pasó ni una hora, ha entrado en el ascensor, ya está llegando su hora, la reciben en oficina, un hombre alto y elegante, ella le ofrece sus caricias, él la ama demasiado, pero de Gulbert ya tse ha cansado.
Dijo adiós a su bebito, no fuera tan mal partido, pero le había mentido.
-No sufras nada, mi hombre, no tendrás ni cicatriz para mostrar como un vivo.
Trinidad Fuentes ha sido apodada como la escritora justiciera desde que, con su novela 'La revelación', se alzó como una escritora de novela negra que, a través de las páginas de sus libros, repartía la justicia que, al mundo, a veces, le falta. Sobre todo, en crímenes contra las mujeres. Ahora vuelve a publicar une novela del género con 'Cuando la niebla duerme', poniendo el foco de nuevo en unas cuantas injusticias a resolver.
Anarquismo no fundacional (Gedisa, 2024), de Tomás Ibáñez, se me antojó, nada más acabar de leerlo del tirón (pues su autor propicia que sea susceptible de ser transitado su luminoso escrito de tal modo), un libro llamado a ser de referencia cuando de acudir a lo que conocemos como anarquismo se trate, pues, no en vano, en poco más de cien páginas Ibáñez logra un tratado que a la vez lo es de teoría y crítica política, de historiografía, de filosofía…
Quedan dos folios y quiero acabar, de letras llenar este universo muerto, quedan sólo dos por escribir, ojalá llegue a algo en mi interior de gata loca. Quiero curar mi dolor agudo en este pecho de golondrina. Deseo lo peor a todos los que me desean lo peor, yo soy del ojo por ojo, yo soy del diente por diente...
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