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Se aconseja hacer lo posible para que el niño desarrolle en su primer año de vida cuatro movimientos fundamentales a nivel psicomotor: voltearse, balancearse, arrastrarse y gatear

Expertos recomiendan el juego como mejor herramienta para el desarrollo intelectual, emocional, motor y social del bebé

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NIADENTALFISIOOFTAL27



La maduración y el desarrollo de los niños se basa en el aprendizaje y este es el resultado de la práctica repetitiva y de la experiencia, según expertos del centro de daño cerebral Vithas Elche Vinalopó y del Hospital Vithas Medimar.

El cerebro del niño está diseñado para aprender a través del juego, explica Amorós, directora del centro de daño cerebral Vithas Elche Vinalopó. Por lo tanto, “desde el inicio de la vida, jugando con ellos, podremos facilitarles su desarrollo intelectual, emocional, motor y social”.

El primer año de vida es clave en el desarrollo

Todas las etapas del bebé son fascinantes, cada nuevo logro supone una alegría y un avance madurativo que va alcanzando el niño, algo que damos por sentado que se producirá de forma natural, pero que no siempre es así.

El control del cuerpo y del movimiento, explica Saúl López, psicomotricista de PsicoActúa, Unidad de Psicología y Medicina del Hospital Vithas Medimar, no pueden lograrse plenamente sin haber completado satisfactoriamente los grandes hitos motores del primer año de vida, de los cuales se recomienda en la medida de lo posible no saltarse ninguno de ellos.

“Lo mejor es no intervenir en las posturas del bebé, sino permitir que él mismo vaya conquistando los hitos motores en su maduración física”. Todo comienza por ofrecer al bebé la oportunidad de poder desarrollarse plenamente, “y esta oportunidad se llama movimiento y se realiza en el suelo”.

Una rica experiencia motriz dará lugar a un adecuado control postural y a la automatización de las funciones más básicas para que el cerebro se pueda dedicar a funciones más elaboradas.

Para que el bebé pueda desarrollarse a nivel psicomotor adecuadamente necesita:

-Ser tocado (masaje), ser abrazado (cogerle en brazos), ser mecido, y tener espacio y oportunidad para moverse libremente.

-Debemos hacer lo posible para que el niño desarrolle en su primer año de vida cuatro movimientos fundamentales a nivel psicomotor: voltearse, balancearse, arrastrarse y gatear.

A modo de resumen, según América Mojica, responsable del área de fisioterapia de este centro altamente especializado de Elche, los hitos más importantes durante el primer año de vida del bebé son:

Durante las primeras semanas de vida, el recién nacido pasa mucho tiempo durmiendo, la interacción con el entorno o el resto de personas está muy limitada y, cuando están despiertos, empiezan a mover los brazos y las piernas sin ninguna finalidad.

Por otra parte, la actividad cognitiva es muy escasa y es en un momento donde lo más importante es que, el bebé, adquiera confianza y seguridad con el mundo que le rodea.

Se recomienda, en los momentos que esté despierto, hablarle mucho, con un tono de voz suave y amable, intentando conectar con su emoción. En esta etapa, no hay cerebro racional con el que razonar, que se alcanzará aproximadamente al año de vida, por lo que es momento de centrarse fundamentalmente en satisfacer sus necesidades básicas y reconfortarle.

Del segundo al cuarto mes de vida, el bebé dirige las manitas al centro de su cuerpo, centra la visión, la cabeza está alineada con su ombligo y pelvis. Si se encuentra boca arriba, patalea con las piernas y, finalizando esta etapa, boca abajo, levanta la cabeza apoyando los antebrazos.

Del cuarto al sexto mes, el bebé perfecciona cómo levantar la cabeza, mientras se encuentra boca abajo, para buscar cosas que le llaman la atención. Por ello, es importante seguir estimulándole con objetos, como los propuestos en la etapa anterior, pero, en esta ocasión, intentando que los siga visualmente y que realice giros de la cabeza.

Al cogerlo en brazos es bueno verticalizarlo. Durante el paseo irá sentado en la silla y, al cambiarle el pañal o vestirlo, es conveniente realizar giros con él para que mejore los volteos que, posteriormente, hará por sí solo.

Del sexto a al noveno mes es probable que consiga pasar de tumbado boca abajo a sentado y de sentado en el suelo a ponerse a "cuatro patas". En ocasiones, algunos niños empiezan en esta etapa a arrastrarse por el suelo para llegar a algún juguete.

Con todos estos avances motores, la capacidad de moverse en el espacio y de explorarlo se multiplica y se amplía también la cantidad de estímulos con los que puede interactuar y, por lo tanto, la cantidad de oportunidades de estimulación es mayor.

Durante estos meses, es un buen momento para empezar a jugar al "escondite", esconder objetos y que él los busque o, si utiliza trona, ir escondiendo objetos debajo de recipientes o jugar al “cucú “, ya puede buscar objetos fuera de su alcance visual.

Para fomentar el lenguaje es recomendable utilizar cuentos con animales e imitar sus onomatopeyas, ya que así el niño empezará a asociarlo y, posteriormente, a imitarlos.

De los diez meses hasta el año de vida les encanta moverse, explorar y cambiar continuamente de posición. Realizan una marcha muy inmadura que tienen que ir puliendo poco a poco. Y, aunque es la etapa de las caídas, es importante dejar que se muevan, jugar con ellos y seguirlos de cerca porque están aprendiendo a moverse y a explorar su entorno.

Expertos recomiendan el juego como mejor herramienta para el desarrollo intelectual, emocional, motor y social del bebé

Se aconseja hacer lo posible para que el niño desarrolle en su primer año de vida cuatro movimientos fundamentales a nivel psicomotor: voltearse, balancearse, arrastrarse y gatear
Redacción
lunes, 24 de febrero de 2020, 10:29 h (CET)

NIADENTALFISIOOFTAL27



La maduración y el desarrollo de los niños se basa en el aprendizaje y este es el resultado de la práctica repetitiva y de la experiencia, según expertos del centro de daño cerebral Vithas Elche Vinalopó y del Hospital Vithas Medimar.

El cerebro del niño está diseñado para aprender a través del juego, explica Amorós, directora del centro de daño cerebral Vithas Elche Vinalopó. Por lo tanto, “desde el inicio de la vida, jugando con ellos, podremos facilitarles su desarrollo intelectual, emocional, motor y social”.

El primer año de vida es clave en el desarrollo

Todas las etapas del bebé son fascinantes, cada nuevo logro supone una alegría y un avance madurativo que va alcanzando el niño, algo que damos por sentado que se producirá de forma natural, pero que no siempre es así.

El control del cuerpo y del movimiento, explica Saúl López, psicomotricista de PsicoActúa, Unidad de Psicología y Medicina del Hospital Vithas Medimar, no pueden lograrse plenamente sin haber completado satisfactoriamente los grandes hitos motores del primer año de vida, de los cuales se recomienda en la medida de lo posible no saltarse ninguno de ellos.

“Lo mejor es no intervenir en las posturas del bebé, sino permitir que él mismo vaya conquistando los hitos motores en su maduración física”. Todo comienza por ofrecer al bebé la oportunidad de poder desarrollarse plenamente, “y esta oportunidad se llama movimiento y se realiza en el suelo”.

Una rica experiencia motriz dará lugar a un adecuado control postural y a la automatización de las funciones más básicas para que el cerebro se pueda dedicar a funciones más elaboradas.

Para que el bebé pueda desarrollarse a nivel psicomotor adecuadamente necesita:

-Ser tocado (masaje), ser abrazado (cogerle en brazos), ser mecido, y tener espacio y oportunidad para moverse libremente.

-Debemos hacer lo posible para que el niño desarrolle en su primer año de vida cuatro movimientos fundamentales a nivel psicomotor: voltearse, balancearse, arrastrarse y gatear.

A modo de resumen, según América Mojica, responsable del área de fisioterapia de este centro altamente especializado de Elche, los hitos más importantes durante el primer año de vida del bebé son:

Durante las primeras semanas de vida, el recién nacido pasa mucho tiempo durmiendo, la interacción con el entorno o el resto de personas está muy limitada y, cuando están despiertos, empiezan a mover los brazos y las piernas sin ninguna finalidad.

Por otra parte, la actividad cognitiva es muy escasa y es en un momento donde lo más importante es que, el bebé, adquiera confianza y seguridad con el mundo que le rodea.

Se recomienda, en los momentos que esté despierto, hablarle mucho, con un tono de voz suave y amable, intentando conectar con su emoción. En esta etapa, no hay cerebro racional con el que razonar, que se alcanzará aproximadamente al año de vida, por lo que es momento de centrarse fundamentalmente en satisfacer sus necesidades básicas y reconfortarle.

Del segundo al cuarto mes de vida, el bebé dirige las manitas al centro de su cuerpo, centra la visión, la cabeza está alineada con su ombligo y pelvis. Si se encuentra boca arriba, patalea con las piernas y, finalizando esta etapa, boca abajo, levanta la cabeza apoyando los antebrazos.

Del cuarto al sexto mes, el bebé perfecciona cómo levantar la cabeza, mientras se encuentra boca abajo, para buscar cosas que le llaman la atención. Por ello, es importante seguir estimulándole con objetos, como los propuestos en la etapa anterior, pero, en esta ocasión, intentando que los siga visualmente y que realice giros de la cabeza.

Al cogerlo en brazos es bueno verticalizarlo. Durante el paseo irá sentado en la silla y, al cambiarle el pañal o vestirlo, es conveniente realizar giros con él para que mejore los volteos que, posteriormente, hará por sí solo.

Del sexto a al noveno mes es probable que consiga pasar de tumbado boca abajo a sentado y de sentado en el suelo a ponerse a "cuatro patas". En ocasiones, algunos niños empiezan en esta etapa a arrastrarse por el suelo para llegar a algún juguete.

Con todos estos avances motores, la capacidad de moverse en el espacio y de explorarlo se multiplica y se amplía también la cantidad de estímulos con los que puede interactuar y, por lo tanto, la cantidad de oportunidades de estimulación es mayor.

Durante estos meses, es un buen momento para empezar a jugar al "escondite", esconder objetos y que él los busque o, si utiliza trona, ir escondiendo objetos debajo de recipientes o jugar al “cucú “, ya puede buscar objetos fuera de su alcance visual.

Para fomentar el lenguaje es recomendable utilizar cuentos con animales e imitar sus onomatopeyas, ya que así el niño empezará a asociarlo y, posteriormente, a imitarlos.

De los diez meses hasta el año de vida les encanta moverse, explorar y cambiar continuamente de posición. Realizan una marcha muy inmadura que tienen que ir puliendo poco a poco. Y, aunque es la etapa de las caídas, es importante dejar que se muevan, jugar con ellos y seguirlos de cerca porque están aprendiendo a moverse y a explorar su entorno.

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