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De vez en cuando utilizo el término “dolama”; a veces mi interlocutor me mira desconcertado

Dolamas

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Esta palabra suena “raro” a la mayoría de los hispanohablantes, sobre todo si son jóvenes. Dice el diccionario de la RAE que dolama o alifafe es un “achaque leve de la salud”. Se trata de eso que los mayores denominamos como “goteras”, que, cuando son muchas, a veces derrumban la techumbre de la vida.

Los mayores declaramos sin pudor cuantas dolamas sufrimos. Basta reunirse con un grupo de “jubiletas” para que a instancias de uno de ellos tiremos de análisis, operaciones y tratamientos médicos, como si de estampitas de una colección se tratase. (La tengo, no la tengo).

No somos conscientes de que la medicina moderna, los antibióticos y la cirugía avanzada ha alargado nuestra esperanza de vida de forma considerable. Esto trae consigo el deterioro de los “accesorios” vitales y la aparición de desgaste del aparato locomotor, circulatorio y digestivo, cuando no, de la “pérdida del oremus”.

Las generaciones pasadas no tenían estos problemas debido a que, en escasas ocasiones, superaban la edad de jubilación. En estos tiempos “el segmento de plata” (aquellos jubilados que tienen veinte años de vida por delante), precisa de repasos de chapa y pintura tales como el uso de protectores para la incontinencia. En Japón (y supongo que en el resto del mundo) se venden más pañales para mayores que para niños. En todo el mundo los fabricantes de vehículos a motor producen montañas de “bólidos” para los que tienen dificultades motrices y los mayores menos avanzados se proveen de andadores de diseño con todo tipo de accesorios.

Mi buena noticia de hoy se basa en que, a pesar de las dolamas, la medicina se esfuerza en dar calidad de vida a los años tanto como dar años a la vida. El problema lo tienen aquellos que no saben envejecer con dignidad y aceptar el deterioro físico consecuente. Se retiran a sus cuarteles de invierno y se tiran todo el día lamentándose del futuro que les espera en vez de disfrutar el presente.

Los creyentes tenemos algo más. Cuando se acabe nuestro paso por este mundo -circunstancia para lo que no tenemos ninguna prisa- algo mejor nos espera. Menudo chollo.

NOTA DEL AUTOR.- Se ha puesto de moda una APP que tomando tu foto actual la transforma en lo que serás dentro de 20 o 30 años. Yo no me atrevo a utilizarla vaya a salir la momia de Tutankamón. Haced la prueba.

Dolamas

De vez en cuando utilizo el término “dolama”; a veces mi interlocutor me mira desconcertado
Manuel Montes Cleries
lunes, 22 de julio de 2019, 15:00 h (CET)

Esta palabra suena “raro” a la mayoría de los hispanohablantes, sobre todo si son jóvenes. Dice el diccionario de la RAE que dolama o alifafe es un “achaque leve de la salud”. Se trata de eso que los mayores denominamos como “goteras”, que, cuando son muchas, a veces derrumban la techumbre de la vida.

Los mayores declaramos sin pudor cuantas dolamas sufrimos. Basta reunirse con un grupo de “jubiletas” para que a instancias de uno de ellos tiremos de análisis, operaciones y tratamientos médicos, como si de estampitas de una colección se tratase. (La tengo, no la tengo).

No somos conscientes de que la medicina moderna, los antibióticos y la cirugía avanzada ha alargado nuestra esperanza de vida de forma considerable. Esto trae consigo el deterioro de los “accesorios” vitales y la aparición de desgaste del aparato locomotor, circulatorio y digestivo, cuando no, de la “pérdida del oremus”.

Las generaciones pasadas no tenían estos problemas debido a que, en escasas ocasiones, superaban la edad de jubilación. En estos tiempos “el segmento de plata” (aquellos jubilados que tienen veinte años de vida por delante), precisa de repasos de chapa y pintura tales como el uso de protectores para la incontinencia. En Japón (y supongo que en el resto del mundo) se venden más pañales para mayores que para niños. En todo el mundo los fabricantes de vehículos a motor producen montañas de “bólidos” para los que tienen dificultades motrices y los mayores menos avanzados se proveen de andadores de diseño con todo tipo de accesorios.

Mi buena noticia de hoy se basa en que, a pesar de las dolamas, la medicina se esfuerza en dar calidad de vida a los años tanto como dar años a la vida. El problema lo tienen aquellos que no saben envejecer con dignidad y aceptar el deterioro físico consecuente. Se retiran a sus cuarteles de invierno y se tiran todo el día lamentándose del futuro que les espera en vez de disfrutar el presente.

Los creyentes tenemos algo más. Cuando se acabe nuestro paso por este mundo -circunstancia para lo que no tenemos ninguna prisa- algo mejor nos espera. Menudo chollo.

NOTA DEL AUTOR.- Se ha puesto de moda una APP que tomando tu foto actual la transforma en lo que serás dentro de 20 o 30 años. Yo no me atrevo a utilizarla vaya a salir la momia de Tutankamón. Haced la prueba.

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