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Etiquetas | Reflexión | Big Bang
​Al menor descuido, los comportamientos adquieren una cierta autonomía engañosa, encubre el orígen de las iniciativas

Tensiones disgregadoras

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Estamos instalados en una complejidad apasionante. Los intentos de una simplificación no han dado resultados. Dejando aparte los antecedentes del Big Bang, ¡Menudo dilema!; la imparable expansión posterior no elimina la involucración simultánea de sus componentes. Es la PARADOJA de las diferencias unidas por fuerzas insólitas. Mientras medimos las distancias progresivas, percibimos la conexión inevitable, en una evolución plagada de incógnitas y conocimientos. La materia se desvanece en energía y esta consolida fenómenos de toda índole. Desde lo concreto a lo abstracto, apenas intervienen los tiempos y los espacios; ellos mismos involucrados en la imprecisión paradójica.


Son contrastes inquietantes, extienden sus retículas en los distintos ámbitos del Universo. Las personas concretas se evaporan en los rumbos colectivos. Estos configuran personalidades acartonadas de recia superficie, de imposibles aperturas relacionales. Las situaciones intermedias abundan con todo género de matices. Asistimos al espectáculo clamoroso de las EXTRAÑEZAS, las apariencias muestran deslices incomprendidos, enlazarlos parece imposible. Si nos empeñamos, apuntaremos hacia las afueras, sustituyendo los entendimientos por feroces utopías. Sin percatarnos de la ubicación de la fragua, sita en el interior de la mente personal, orientada por las intenciones particulares.

La placidez añorada expide aromas anetésicos momentáneos de tenues hilos inseguros, de acechanzas expectantes. Aún en estos trances, los movimientos interiores agitan los registros subconscientes; involucrados también en las turbulencias exteriores. Destaca la percepción chocante de una distensión sólo aparente. Refleja que la pacificación es un ENTENDIMIENTO entre los participantes, con aportaciones y concesiones en una evolución dialéctica incesante; las discrepancias contribuyen al camino transitable. La nitidez del fenómeno es manifiesta, aunque las miradas disimulen las tensiones adaptadas a su experiencia. Las tensiones subsisten con la mayor naturalidad de sus arraigos.


El conocimiento lo adquirimos desde muchos frentes a través de dificultosas labores de investigación, pero también desde la sencillez de la experiencia cotidiana. Los hallazgos se multiplican, se corrigen o se superan con nuevos descubrimientos. Sin embargo, en la lógica de estos discursos son frecuentes los malentendidos, sobre todo porque los datos suelen ser parciales, la totalidad es escurridiza. Se agrava la distorsión cuando emerge la gente obsesionada con los retoques REITERATIVOS basados en sus caprichos personales. La reiteración ejerce su conocido papel amplificador desligado de los argumentos fidedignos; promovidos por motivaciones alienantes, escapan de cualquier razonamiento integrador.

Son procedimientos con serias repercusiones sobre la vida comunitaria porque descentran el enfoque de sus proyectos. Dejan de ser opiniones libres, pasan a la TERGIVERSACIÓN de conceptos fundamentales. Citaré un asunto de progresivo desquizamiento, la posición en contra de las vacunas como pauta preventiva consolidada por la ciencia; suprimirlas perjudica al conjunto de la población y a los no vacunados. Ocurre también con la proclamación como verdaderos de tantos silencios y frivolidades históricas, no por repetidos, menos estúpidos. La complicidad en su difusión es un añadido nefasto. Abundamos en las confusiones. Dadas sus consecuencias no parecen de recibo en sociedades civilizadas.

La realidad circundante es una expresión viva de la más rotunda diversidad, ya debiéramos estar habituados a esa presencia radical, temerosos de las tendencias con rasgos uniformistas. La variedad inestable dificulta el asentamiento de las ideas propias, forzadas a las continuas adaptaciones. Afrontamos dificultades acentuadas por una serie de FACTORES distorsionantes con un extenso repertorio de efectos disgregadores. Destacan las drogas por las alteraciones de la personalidad, con la consiguiente pérdida de control. Pero la codicia dispara las pulsiones particulares, que los ambientes consolidan a base de numerosas prácticas poco consideradas con la condición comunitaria; generan impulsos separadores.

Hablamos de una serie de conceptos básicos como si tratáramos de principios incontrovertibles, asumidos por todos y trazados sus términos con nitidez. Los Derechos Humanos, la igualdad, la justicia, la ciencia, la cultura, son algunos de ellos. Si los investigamos en China, Venezuela, EEUU, Rusia, España, Irán o Senegal, las respuestas diferirán de forma notable. Entresacamos el valor de la EXPERIENCIA concreta en situaciones determinadas, un elemento fundamental para modelar las maneras de pensar de los afectados. Confluyen factores externos al individuo con los entresijos activos de su personalidad; derivando en variantes apreciativas de incalculables consecuencias. El pluralismo en acción.

Los pensamientos acrecientan los contrastes como ninguna otra potencia. Abundan los talantes retóricos decantados por una supuesta convergencia absoluta, de los humanos, del sentido implícito en el desarrollo mundano, como factores aglutinantes. Aunque a poco que reflexionemos, percibimos el ejemplo en contrario de la INTELIGENCIA en acción. Sus matices funcionales son infinitos e inciertos; sus manifestaciones emergen como desigualdades inabarcables. ¿Alguién podrá pensar en dos inteligencias idénticas? Las divergencias adoptan en su meollo carta de naturaleza con carácter ilimitado; por otra parte, es incontrolable en su mayor parte. Esa diversidad intrínseca sitúa a las discrepancias en posiciones predominantes.

El sistema no piensa, está pensado; para y por, esa estructura real, capciosa o bien intencionada. Detrás de su apariencia neutral brillan las dos preposiciones. Los servicios prestados a las ENTIDADES son también centrífugos porque no se detienen en ellas, repercuten en sus proyecciones divididas en dos orientaciones: El bien común o los aprovechamientos de quienes pergeñaron la trama. Resultará decisiva la distancia entre la proclamación de objetivos y la deriva de los comportamientos posteriores. Aún no estamos curados de espanto.

Al menor descuido, los comportamientos adquieren una cierta autonomía engañosa, encubre el orígen de las iniciativas. La disgregación se ve favorecida por los polos de la DEGRADACIÓN personal: La desidia conducente a la ignorancia, el ensimismamiento indolente incapaz de pensar en los demás y la ausencia de filtros para evitar las desviaciones. La dispersión reina bien arropada con esa serie de complementos. Las intenciones enfocadas a la armonía y la concordia están desplazadas en las versiones habituales.

Para colmo, contamos con la imprecisión de los TESTIMONIOS. Por sus propias características participan de sus peculiaridades y limitaciones. Los puntos de vista, incluidas las reflexiones no garantizan la versión real de cuanto acontece. A duras penas muestran sus auénticos mensajes. Los entendimientos están proyectados sobre horizontes turbios.

Tensiones disgregadoras

​Al menor descuido, los comportamientos adquieren una cierta autonomía engañosa, encubre el orígen de las iniciativas
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 28 de junio de 2019, 09:46 h (CET)

Estamos instalados en una complejidad apasionante. Los intentos de una simplificación no han dado resultados. Dejando aparte los antecedentes del Big Bang, ¡Menudo dilema!; la imparable expansión posterior no elimina la involucración simultánea de sus componentes. Es la PARADOJA de las diferencias unidas por fuerzas insólitas. Mientras medimos las distancias progresivas, percibimos la conexión inevitable, en una evolución plagada de incógnitas y conocimientos. La materia se desvanece en energía y esta consolida fenómenos de toda índole. Desde lo concreto a lo abstracto, apenas intervienen los tiempos y los espacios; ellos mismos involucrados en la imprecisión paradójica.


Son contrastes inquietantes, extienden sus retículas en los distintos ámbitos del Universo. Las personas concretas se evaporan en los rumbos colectivos. Estos configuran personalidades acartonadas de recia superficie, de imposibles aperturas relacionales. Las situaciones intermedias abundan con todo género de matices. Asistimos al espectáculo clamoroso de las EXTRAÑEZAS, las apariencias muestran deslices incomprendidos, enlazarlos parece imposible. Si nos empeñamos, apuntaremos hacia las afueras, sustituyendo los entendimientos por feroces utopías. Sin percatarnos de la ubicación de la fragua, sita en el interior de la mente personal, orientada por las intenciones particulares.

La placidez añorada expide aromas anetésicos momentáneos de tenues hilos inseguros, de acechanzas expectantes. Aún en estos trances, los movimientos interiores agitan los registros subconscientes; involucrados también en las turbulencias exteriores. Destaca la percepción chocante de una distensión sólo aparente. Refleja que la pacificación es un ENTENDIMIENTO entre los participantes, con aportaciones y concesiones en una evolución dialéctica incesante; las discrepancias contribuyen al camino transitable. La nitidez del fenómeno es manifiesta, aunque las miradas disimulen las tensiones adaptadas a su experiencia. Las tensiones subsisten con la mayor naturalidad de sus arraigos.


El conocimiento lo adquirimos desde muchos frentes a través de dificultosas labores de investigación, pero también desde la sencillez de la experiencia cotidiana. Los hallazgos se multiplican, se corrigen o se superan con nuevos descubrimientos. Sin embargo, en la lógica de estos discursos son frecuentes los malentendidos, sobre todo porque los datos suelen ser parciales, la totalidad es escurridiza. Se agrava la distorsión cuando emerge la gente obsesionada con los retoques REITERATIVOS basados en sus caprichos personales. La reiteración ejerce su conocido papel amplificador desligado de los argumentos fidedignos; promovidos por motivaciones alienantes, escapan de cualquier razonamiento integrador.

Son procedimientos con serias repercusiones sobre la vida comunitaria porque descentran el enfoque de sus proyectos. Dejan de ser opiniones libres, pasan a la TERGIVERSACIÓN de conceptos fundamentales. Citaré un asunto de progresivo desquizamiento, la posición en contra de las vacunas como pauta preventiva consolidada por la ciencia; suprimirlas perjudica al conjunto de la población y a los no vacunados. Ocurre también con la proclamación como verdaderos de tantos silencios y frivolidades históricas, no por repetidos, menos estúpidos. La complicidad en su difusión es un añadido nefasto. Abundamos en las confusiones. Dadas sus consecuencias no parecen de recibo en sociedades civilizadas.

La realidad circundante es una expresión viva de la más rotunda diversidad, ya debiéramos estar habituados a esa presencia radical, temerosos de las tendencias con rasgos uniformistas. La variedad inestable dificulta el asentamiento de las ideas propias, forzadas a las continuas adaptaciones. Afrontamos dificultades acentuadas por una serie de FACTORES distorsionantes con un extenso repertorio de efectos disgregadores. Destacan las drogas por las alteraciones de la personalidad, con la consiguiente pérdida de control. Pero la codicia dispara las pulsiones particulares, que los ambientes consolidan a base de numerosas prácticas poco consideradas con la condición comunitaria; generan impulsos separadores.

Hablamos de una serie de conceptos básicos como si tratáramos de principios incontrovertibles, asumidos por todos y trazados sus términos con nitidez. Los Derechos Humanos, la igualdad, la justicia, la ciencia, la cultura, son algunos de ellos. Si los investigamos en China, Venezuela, EEUU, Rusia, España, Irán o Senegal, las respuestas diferirán de forma notable. Entresacamos el valor de la EXPERIENCIA concreta en situaciones determinadas, un elemento fundamental para modelar las maneras de pensar de los afectados. Confluyen factores externos al individuo con los entresijos activos de su personalidad; derivando en variantes apreciativas de incalculables consecuencias. El pluralismo en acción.

Los pensamientos acrecientan los contrastes como ninguna otra potencia. Abundan los talantes retóricos decantados por una supuesta convergencia absoluta, de los humanos, del sentido implícito en el desarrollo mundano, como factores aglutinantes. Aunque a poco que reflexionemos, percibimos el ejemplo en contrario de la INTELIGENCIA en acción. Sus matices funcionales son infinitos e inciertos; sus manifestaciones emergen como desigualdades inabarcables. ¿Alguién podrá pensar en dos inteligencias idénticas? Las divergencias adoptan en su meollo carta de naturaleza con carácter ilimitado; por otra parte, es incontrolable en su mayor parte. Esa diversidad intrínseca sitúa a las discrepancias en posiciones predominantes.

El sistema no piensa, está pensado; para y por, esa estructura real, capciosa o bien intencionada. Detrás de su apariencia neutral brillan las dos preposiciones. Los servicios prestados a las ENTIDADES son también centrífugos porque no se detienen en ellas, repercuten en sus proyecciones divididas en dos orientaciones: El bien común o los aprovechamientos de quienes pergeñaron la trama. Resultará decisiva la distancia entre la proclamación de objetivos y la deriva de los comportamientos posteriores. Aún no estamos curados de espanto.

Al menor descuido, los comportamientos adquieren una cierta autonomía engañosa, encubre el orígen de las iniciativas. La disgregación se ve favorecida por los polos de la DEGRADACIÓN personal: La desidia conducente a la ignorancia, el ensimismamiento indolente incapaz de pensar en los demás y la ausencia de filtros para evitar las desviaciones. La dispersión reina bien arropada con esa serie de complementos. Las intenciones enfocadas a la armonía y la concordia están desplazadas en las versiones habituales.

Para colmo, contamos con la imprecisión de los TESTIMONIOS. Por sus propias características participan de sus peculiaridades y limitaciones. Los puntos de vista, incluidas las reflexiones no garantizan la versión real de cuanto acontece. A duras penas muestran sus auénticos mensajes. Los entendimientos están proyectados sobre horizontes turbios.

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