Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos | derecho | GOBIERNO | México
Cada día los gobiernos se muestran más partidarios de estas formas extravagantes a las que los políticos utilizan el eufemismo de considerar como una muestra de la libertad individual

​Trasplantes de úteros a hombres para hacerlos “machihembrados”

|

Es posible que ustedes recuerden aquella película estupenda, “Junior”, protagonizada por el actor y ex culturista profesional, amén que político, Arnold Schwarzenegger y del también actor, Danny de Vito, en el papel de Dr. Larry Arbogast, quien dirige una clínica de fertilización, en la que crean una droga llamada “embaracina”, la cual tiene la capacidad de hacer quedar embarazadas a las hembras que no pueden quedarlo a través de métodos convencionales. A través de varias divertidas peripecias y por motivos económicos, el que acaba siendo víctima de la “Embaracina” es el gigantón de Schwarzenegger, lo que da lugar a graciosas escenas y situaciones verdaderamente “embarazosas”, que conducen a un resultado de comedia, o sea, feliz. Quién les iba a poder decir a aquellos cineastas de aquel año 1994, que aquella comedia sobre una situación inédita y que se juzgaba imposible, según los conocimientos de la época, iba a plantearse de nuevo, unos años después, gracias a los avances de la ciencia médica en esta parte que empezó desarrollando el Dr. Barnard, con sus primeros trasplantes de corazón.

Fuere como fuere, en diciembre del 2017, en el hospital Clínico de la Universidad de Sáo Paulo, tuvo lugar el nacimiento de una niña, nada que pudiera extrañar a nadie, si no se hubiera dado la circunstancia de aquel bebé se había gestado en un útero trasplantado de un cadáver femenino a otra mujer estéril. Hasta aquí no parece que hubiera ningún tipo de problema ético o moral que pudiera oponerse a semejante práctica pero, como la medicina y la búsqueda de superar retos nunca se ha conformado con ponerse vetos parece que pronto se ha planteado la posibilidad, que se estimaría más favorable, desde el punto de vista médico, para el gestante, el que el trasplante del útero se llevara a cabo desde una mujer viva a otra mujer que no pudiera procrear por causas físicas.

En realidad, según se deduce de un artículo publicado por el señor Marcos Moreno A.I, el acudir a donantes vivas ya ha tenido lugar 32 veces, desde el 2016, con resultado del nacimiento de 11 bebés. Según el articulista, el primero que practicó en Suecia este procedimiento fue un español, Dr. César Díaz García (suponemos que tuvo que acudir a dicho país, conocido por su liberalidad en cuestiones parecidas porque, en España, no se le hubieran permitido tal clase de prácticas sobre personas vivas y perfectamente sanas). Pero, aparte de las evidentes dudas éticas y ontológicas sobre la posibilidad de que, para solucionar un problema que, evidentemente, no constituye ningún tipo de amenaza especial para la receptora del trasplante ( se califica como una operación que no soluciona una necesidad vital), como es la imposibilidad de poder reproducirse, por muy desagradable que ello pueda ser; sin embargo si existe un peligro real de graves riesgos inherentes a la operación que es preciso practicar en la mujer sana, para extraerle el útero, que desaconsejan el que se lleven a cabo este tipo de trasplantes entre personas vivas, lo que no obsta para que, como en el caso del resto de órganos, puedan llevarse a cabo estos trasplantes, mediante el uso de úteros de mujeres fallecidas, siempre que se encuentren en condiciones de ser trasplantados con ciertas garantías de éxito.

Pero, con ser interesante el hecho de que mujeres imposibilitadas para poder engendrar hijos, puedan paliar sus carencias mediante estos procedimientos modernos, lo que verdaderamente nos ha sorprendido es que, según estos científicos de la medicina, el mismo procedimiento con el que quieren ayudar a las mujeres con problemas para engendrar, serían aplicables, con algunas pequeñas variantes que dicen que son superables, al caso de ¡los varones! Sí señores, el monopolio de la procreación; del siempre alabado, a través de las sucesivas generaciones de humanos, “seno materno”; de la fragilidad femenina y las especiales consideraciones que, a través de los siglos, siempre las habían librado de los trabajos duros, peligrosos, las guerras, y las demás tareas que se consideraban exclusivas de los propios de los machos “Alfa”, parece que ha alcanzado su momento de ser superado, para dar lugar al mono-género, el verdadero reparto que han venido reclamando las feministas desde que la señora Mary Wollstonecraft pronunciara aquellas delicadas palabras: “No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”.

Se acabarán las quejas respeto a las ventajas del varón por no verse obligado sufrir los dolores del parto; tampoco podrán beneficiarse de estos días de los que muchas se sirven para faltar al trabajo unos días cada mes; porque el hombre ya podrá alegar, con razón, que él, sometido al trasplante de útero y con un conducto excretor parecido a la vagina femenina, un beneficio del que ya disponen gracias a las modernas técnicas transexuales) se encontraría en similares condiciones, y ¡ya tenemos el apaño completado, el varón perfecto!. Bastará que, antes de operarse para la gran transformación, se reserve congelado un poco de su mismo semen, para que pueda prescindir para siempre de todo contacto con la mujer; librarse de regañinas, acusaciones, suegras, suegros, cuñados y aniversarios que siempre se olvidan. La vida perfecta para el híbrido de macho y hembra, el verdadero machihembrado de las nuevas generaciones.

¿Y las mujeres? ¿A quién van a poder acusar de ser menospreciadas? ¿Van seguir reclamando más libertad o igualdad? Ahora van a ser ellas las que tengan que soportar los “antojos” de los machihembrados embarazados y darles agua de azar cuando les entren los vahídos y mareos de los primeros meses del embarazo. ¿Y qué me dicen y ustedes de la moda pre-mamá? Es evidente que el hombre entrará en un evidente estado de pre-papá en el que tendrá que adaptar su vestuario a las previsibles nuevas redondeces de su cuerpo. ¡Qué gozada ver por las calles bombos femeninos y bombos masculinos! “Pase Ud. primero, por favor y tenga cuidado de no caerse, o “Por favor, querido, tome asiento que con los traqueteos del bus podría perjudicar a su bebé”

Sí señores, sin duda llegarán nuevos tiempos que traerán la verdadera venganza de los hombres, tantos años menospreciados, culpados de ser los más favorecidos por la naturaleza, de ser los más egoístas porque han sido los que han tenido que apechugar, durante siglos, con las tareas más pesadas, con los oficios más peligrosos, con los puestos de más riesgo en las guerras, con el San Benito de que, quién manda en la familia, es el famoso “macho ibérico” cuando la dura y real verdad es que en el 99% de las familias, hasta que llegó la izquierda para cargársela y el feminismo para acabar definitivamente con cualquier posibilidad de recuperarla, la que siempre ha acabado consiguiendo lo que ha querido ha sido la mujer y la que ha conseguido a través de los años, desde que los humanos poblaron la tierra, el vivir más años que sus maridos, lo pueden atestiguar las listas de viudas que hoy siguen eclipsando las de sus pobres parejas, los consortes.,

Cómo las mujeres modernas, las que se consideran por encima de sus oponentes, los hombres, han decidido que su cuerpo les pertenece, pese a que la naturaleza les impuso la servidumbre de ser madres y, es evidente que aquellos que, potencialmente, deberían nacer para que, países como el nuestro, no envejezcan sin que existan nuevas generaciones capaces de sustituirlos en lugar de ir povlando el país de inmigrantes que amenazan con echarnos de casa a todos; si pudieran hacerlo desde el limbo en el que deben esperar turno para ser concebidos, saldrían con sus pancartas a manifestarse pidiendo que estas madres remolonas, acomodaticias, egoístas y descastadas se pusieran las pilas y los trajeran al mundo, para tener su oportunidad de vivir la vida como hemos podido, a trancas y barrancas, hacer todos nosotros.

Pero que nadie se preocupe. Tenemos en España, y cada día se sabe de más, una verdadera invasión de estos que se han venido, durante los últimos años, otorgándose a sí mismos la cualidad de normales, de meros versos sueltos de una naturaleza caprichosa, a la que le piden, como el presidente de México le ha pedido a nuestro Rey respecto al papel de los españoles en el descubrimiento de América, que pida perdón por haber establecido las reglas que han venido rigiendo para la perpetuación de las especies, desde que el planeta Tierra se formó de lo que le sobró al Sol, después de aquel espeluznante bing bang. Nunca el Derecho Civil español ha tenido que adaptarse tanto, en tan poco tiempo, como desde que han ido apareciendo, fruto de la evidente desnaturalizacion de la raza humana, tanto número de distintas formas familiares, una verdadera explosión de combinaciones entre hombres y mujeres ( uno con uno, una con una, uno con una y uno sólo, una sola y, si ahora entran en liza los hombres machihembrados, ya no digamos como va a acabar todo este lío, si es que, como no sería raro que sucediera, no fuera que empezaran a entrar en liza las combinaciones con animales, en cuyo caso el número de familias podría llegar a ser infinito. Y todo ello podría llegar a suceder, aunque ahora nos pareciera una exageración; ya que, si algo es evidente es que el respeto por la moral, la ética, las leyes de la naturaleza y las buenas costumbres parece que ya ha dejado de ser algo que los ciudadanos respeten, envueltos en esta filosofa libertaria del relativismo; lo que conduce inexorablemente a este caos con el que parece que deberá enfrentarse, si no se reacciona a tiempo, la Humanidad que, al parecer, no se entera de que se va undiendo en esta forma de degradación en la que, una parte importante de las nuevas generaciones vienen cayendo, sin apercibirse de que van camino de convertirse, en su empeño por desprestigiar todo lo que ha venido sucediendo hasta ahora, en la grave equivocación de que, para que exista justicia sobre la tierra se debe acabar con el pasado y volver, desde el punto cero, a iniciar lo que, para ellos sería una vida basada en la igualdad, algo que, conociendo al género humano, sus carencias, sus defectos, sus pasiones, su egoísmo y su tendencia a que, fuere donde fuere que exista un grupo de personas, el más fuerte, el más listo, el más inteligente, el más trabajador y el más atrevido acabarán por hacerse con el mando y que los otros, quedarán sometidos a ellos, por mucho que se quieran oponer a ello.

Cada día los gobiernos se muestran más partidarios de estas formas extravagantes a las que los políticos utilizan el eufemismo de considerar como una muestra de la libertad individual; un tipo de libertad que, no obstante, en otros campos de la vida, cada día que pasa van coartandolas más a base de nueva leyes, nuevas formas de control, nuevas injerencias en nuestras vidas privadas y más formas legales de vaciarnos los bolsillos, bajo la excusa de que son necesarios para cubrir unas carencias públicas que, ellos mismos, se han inventado y que acaban, simplemente, por ser una manera encubierta de hacerse con el poder y enriquecerse durante el tiempo que están en el mismo.

O así es como señores, medio en serio y medio en broma, estamos viendo desde la óptica de un ciudadano de a pie, como vamos entrando en una peligrosa tendencia, arrastrados por estos políticos incompetentes que nos gobiernan, de la que parece que no vamos a ser capaces de librarnos si, como parece, la parte sensata de la ciudadanía sigue empeñada en no quitarse de sobre los ojos esta venda oscura que les impide ver el rumbo que pretenden darle, a esta nación, todos estos de las izquierdas extremas y separatistas que intentan implantar su particular soviet.

​Trasplantes de úteros a hombres para hacerlos “machihembrados”

Cada día los gobiernos se muestran más partidarios de estas formas extravagantes a las que los políticos utilizan el eufemismo de considerar como una muestra de la libertad individual
Miguel Massanet
martes, 2 de abril de 2019, 14:17 h (CET)

Es posible que ustedes recuerden aquella película estupenda, “Junior”, protagonizada por el actor y ex culturista profesional, amén que político, Arnold Schwarzenegger y del también actor, Danny de Vito, en el papel de Dr. Larry Arbogast, quien dirige una clínica de fertilización, en la que crean una droga llamada “embaracina”, la cual tiene la capacidad de hacer quedar embarazadas a las hembras que no pueden quedarlo a través de métodos convencionales. A través de varias divertidas peripecias y por motivos económicos, el que acaba siendo víctima de la “Embaracina” es el gigantón de Schwarzenegger, lo que da lugar a graciosas escenas y situaciones verdaderamente “embarazosas”, que conducen a un resultado de comedia, o sea, feliz. Quién les iba a poder decir a aquellos cineastas de aquel año 1994, que aquella comedia sobre una situación inédita y que se juzgaba imposible, según los conocimientos de la época, iba a plantearse de nuevo, unos años después, gracias a los avances de la ciencia médica en esta parte que empezó desarrollando el Dr. Barnard, con sus primeros trasplantes de corazón.

Fuere como fuere, en diciembre del 2017, en el hospital Clínico de la Universidad de Sáo Paulo, tuvo lugar el nacimiento de una niña, nada que pudiera extrañar a nadie, si no se hubiera dado la circunstancia de aquel bebé se había gestado en un útero trasplantado de un cadáver femenino a otra mujer estéril. Hasta aquí no parece que hubiera ningún tipo de problema ético o moral que pudiera oponerse a semejante práctica pero, como la medicina y la búsqueda de superar retos nunca se ha conformado con ponerse vetos parece que pronto se ha planteado la posibilidad, que se estimaría más favorable, desde el punto de vista médico, para el gestante, el que el trasplante del útero se llevara a cabo desde una mujer viva a otra mujer que no pudiera procrear por causas físicas.

En realidad, según se deduce de un artículo publicado por el señor Marcos Moreno A.I, el acudir a donantes vivas ya ha tenido lugar 32 veces, desde el 2016, con resultado del nacimiento de 11 bebés. Según el articulista, el primero que practicó en Suecia este procedimiento fue un español, Dr. César Díaz García (suponemos que tuvo que acudir a dicho país, conocido por su liberalidad en cuestiones parecidas porque, en España, no se le hubieran permitido tal clase de prácticas sobre personas vivas y perfectamente sanas). Pero, aparte de las evidentes dudas éticas y ontológicas sobre la posibilidad de que, para solucionar un problema que, evidentemente, no constituye ningún tipo de amenaza especial para la receptora del trasplante ( se califica como una operación que no soluciona una necesidad vital), como es la imposibilidad de poder reproducirse, por muy desagradable que ello pueda ser; sin embargo si existe un peligro real de graves riesgos inherentes a la operación que es preciso practicar en la mujer sana, para extraerle el útero, que desaconsejan el que se lleven a cabo este tipo de trasplantes entre personas vivas, lo que no obsta para que, como en el caso del resto de órganos, puedan llevarse a cabo estos trasplantes, mediante el uso de úteros de mujeres fallecidas, siempre que se encuentren en condiciones de ser trasplantados con ciertas garantías de éxito.

Pero, con ser interesante el hecho de que mujeres imposibilitadas para poder engendrar hijos, puedan paliar sus carencias mediante estos procedimientos modernos, lo que verdaderamente nos ha sorprendido es que, según estos científicos de la medicina, el mismo procedimiento con el que quieren ayudar a las mujeres con problemas para engendrar, serían aplicables, con algunas pequeñas variantes que dicen que son superables, al caso de ¡los varones! Sí señores, el monopolio de la procreación; del siempre alabado, a través de las sucesivas generaciones de humanos, “seno materno”; de la fragilidad femenina y las especiales consideraciones que, a través de los siglos, siempre las habían librado de los trabajos duros, peligrosos, las guerras, y las demás tareas que se consideraban exclusivas de los propios de los machos “Alfa”, parece que ha alcanzado su momento de ser superado, para dar lugar al mono-género, el verdadero reparto que han venido reclamando las feministas desde que la señora Mary Wollstonecraft pronunciara aquellas delicadas palabras: “No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”.

Se acabarán las quejas respeto a las ventajas del varón por no verse obligado sufrir los dolores del parto; tampoco podrán beneficiarse de estos días de los que muchas se sirven para faltar al trabajo unos días cada mes; porque el hombre ya podrá alegar, con razón, que él, sometido al trasplante de útero y con un conducto excretor parecido a la vagina femenina, un beneficio del que ya disponen gracias a las modernas técnicas transexuales) se encontraría en similares condiciones, y ¡ya tenemos el apaño completado, el varón perfecto!. Bastará que, antes de operarse para la gran transformación, se reserve congelado un poco de su mismo semen, para que pueda prescindir para siempre de todo contacto con la mujer; librarse de regañinas, acusaciones, suegras, suegros, cuñados y aniversarios que siempre se olvidan. La vida perfecta para el híbrido de macho y hembra, el verdadero machihembrado de las nuevas generaciones.

¿Y las mujeres? ¿A quién van a poder acusar de ser menospreciadas? ¿Van seguir reclamando más libertad o igualdad? Ahora van a ser ellas las que tengan que soportar los “antojos” de los machihembrados embarazados y darles agua de azar cuando les entren los vahídos y mareos de los primeros meses del embarazo. ¿Y qué me dicen y ustedes de la moda pre-mamá? Es evidente que el hombre entrará en un evidente estado de pre-papá en el que tendrá que adaptar su vestuario a las previsibles nuevas redondeces de su cuerpo. ¡Qué gozada ver por las calles bombos femeninos y bombos masculinos! “Pase Ud. primero, por favor y tenga cuidado de no caerse, o “Por favor, querido, tome asiento que con los traqueteos del bus podría perjudicar a su bebé”

Sí señores, sin duda llegarán nuevos tiempos que traerán la verdadera venganza de los hombres, tantos años menospreciados, culpados de ser los más favorecidos por la naturaleza, de ser los más egoístas porque han sido los que han tenido que apechugar, durante siglos, con las tareas más pesadas, con los oficios más peligrosos, con los puestos de más riesgo en las guerras, con el San Benito de que, quién manda en la familia, es el famoso “macho ibérico” cuando la dura y real verdad es que en el 99% de las familias, hasta que llegó la izquierda para cargársela y el feminismo para acabar definitivamente con cualquier posibilidad de recuperarla, la que siempre ha acabado consiguiendo lo que ha querido ha sido la mujer y la que ha conseguido a través de los años, desde que los humanos poblaron la tierra, el vivir más años que sus maridos, lo pueden atestiguar las listas de viudas que hoy siguen eclipsando las de sus pobres parejas, los consortes.,

Cómo las mujeres modernas, las que se consideran por encima de sus oponentes, los hombres, han decidido que su cuerpo les pertenece, pese a que la naturaleza les impuso la servidumbre de ser madres y, es evidente que aquellos que, potencialmente, deberían nacer para que, países como el nuestro, no envejezcan sin que existan nuevas generaciones capaces de sustituirlos en lugar de ir povlando el país de inmigrantes que amenazan con echarnos de casa a todos; si pudieran hacerlo desde el limbo en el que deben esperar turno para ser concebidos, saldrían con sus pancartas a manifestarse pidiendo que estas madres remolonas, acomodaticias, egoístas y descastadas se pusieran las pilas y los trajeran al mundo, para tener su oportunidad de vivir la vida como hemos podido, a trancas y barrancas, hacer todos nosotros.

Pero que nadie se preocupe. Tenemos en España, y cada día se sabe de más, una verdadera invasión de estos que se han venido, durante los últimos años, otorgándose a sí mismos la cualidad de normales, de meros versos sueltos de una naturaleza caprichosa, a la que le piden, como el presidente de México le ha pedido a nuestro Rey respecto al papel de los españoles en el descubrimiento de América, que pida perdón por haber establecido las reglas que han venido rigiendo para la perpetuación de las especies, desde que el planeta Tierra se formó de lo que le sobró al Sol, después de aquel espeluznante bing bang. Nunca el Derecho Civil español ha tenido que adaptarse tanto, en tan poco tiempo, como desde que han ido apareciendo, fruto de la evidente desnaturalizacion de la raza humana, tanto número de distintas formas familiares, una verdadera explosión de combinaciones entre hombres y mujeres ( uno con uno, una con una, uno con una y uno sólo, una sola y, si ahora entran en liza los hombres machihembrados, ya no digamos como va a acabar todo este lío, si es que, como no sería raro que sucediera, no fuera que empezaran a entrar en liza las combinaciones con animales, en cuyo caso el número de familias podría llegar a ser infinito. Y todo ello podría llegar a suceder, aunque ahora nos pareciera una exageración; ya que, si algo es evidente es que el respeto por la moral, la ética, las leyes de la naturaleza y las buenas costumbres parece que ya ha dejado de ser algo que los ciudadanos respeten, envueltos en esta filosofa libertaria del relativismo; lo que conduce inexorablemente a este caos con el que parece que deberá enfrentarse, si no se reacciona a tiempo, la Humanidad que, al parecer, no se entera de que se va undiendo en esta forma de degradación en la que, una parte importante de las nuevas generaciones vienen cayendo, sin apercibirse de que van camino de convertirse, en su empeño por desprestigiar todo lo que ha venido sucediendo hasta ahora, en la grave equivocación de que, para que exista justicia sobre la tierra se debe acabar con el pasado y volver, desde el punto cero, a iniciar lo que, para ellos sería una vida basada en la igualdad, algo que, conociendo al género humano, sus carencias, sus defectos, sus pasiones, su egoísmo y su tendencia a que, fuere donde fuere que exista un grupo de personas, el más fuerte, el más listo, el más inteligente, el más trabajador y el más atrevido acabarán por hacerse con el mando y que los otros, quedarán sometidos a ellos, por mucho que se quieran oponer a ello.

Cada día los gobiernos se muestran más partidarios de estas formas extravagantes a las que los políticos utilizan el eufemismo de considerar como una muestra de la libertad individual; un tipo de libertad que, no obstante, en otros campos de la vida, cada día que pasa van coartandolas más a base de nueva leyes, nuevas formas de control, nuevas injerencias en nuestras vidas privadas y más formas legales de vaciarnos los bolsillos, bajo la excusa de que son necesarios para cubrir unas carencias públicas que, ellos mismos, se han inventado y que acaban, simplemente, por ser una manera encubierta de hacerse con el poder y enriquecerse durante el tiempo que están en el mismo.

O así es como señores, medio en serio y medio en broma, estamos viendo desde la óptica de un ciudadano de a pie, como vamos entrando en una peligrosa tendencia, arrastrados por estos políticos incompetentes que nos gobiernan, de la que parece que no vamos a ser capaces de librarnos si, como parece, la parte sensata de la ciudadanía sigue empeñada en no quitarse de sobre los ojos esta venda oscura que les impide ver el rumbo que pretenden darle, a esta nación, todos estos de las izquierdas extremas y separatistas que intentan implantar su particular soviet.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto