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¿Alguien puede creer que una economía que se dice que tiene una deuda de 80.000 millones de euros, esté en condiciones de financiar casi 500 camiones para un acto de protesta en Madrid?
Y la pregunta del millón seguramente debería ser: ¿cómo vigila el gobierno Central el gran despilfarro que está llevando a cabo el Gobern y todas las entidades que lo apoyan y reciben fondos de él, en concepto de financiación a la autonomía catalana por parte del Estado y del resto de cantidades que reciben en concepto de préstamos, ayudas y subvenciones destinadas a distintos conceptos y que, luego, vayan ustedes a saber por qué raros vericuetos, pueden ir destinadas a otros fines menos justificables, desde la Generalitat catalana? Y, aún más, ¿Cúales son las empresas, mecenas particulares y asociaciones cívicas de las que indudablemente se nutre el aparato separatistas para que less permitan mantener al señor Puigdemont exiliado viviendo como un rey en un palacete perfectamente pertrechado en la ciudad belga de Waterloo y al resto de acompañantes y demás exiliados, voluntarios y prófugos de la justicia que también están subvencionados por el soberanismo catalán.
A nadie se le puede escapar que una parte importante de los impuestos que se pagan al fisco y a los tributos, tasas, arbitrios y demás cargas, incluso las municipales, son destinados a contribuir a la causa del catalanismo independentistas que, debido a los sucesivos gobiernos del Estado que no se han querido tomar en serio el problema de que se dejase incubar el sentimiento identitario de los catalanes sin que ninguno de ellos tuviera la premonición de que cada cesión que se les ha hecho a los políticos soberanistas ha sido un nuevo paso hacia lo que para ellos siempre ha sido el objetivo de formar un estado propio fuera de la patria española.
En “La isla de los pingüinos” Anatole France (Premio Nobel, 1921) aborda con ironía el asunto del formalismo. Después de que el personaje inicial, Mael, por su vejez y casi ceguera, bautice a unos pingüinos creyendo que son hombres, se abre en el cielo una diatriba para establecer si ese bautismo es válido. No se puede ir contra las formas. El problema se resuelve finalmente aceptando la propuesta de que los pingüinos se transformen en humanos (unos pingüinos bautizados terminarían en las llamas eternas, en cuanto no cumplirían con la ley de Dios).
Últimamente, la cuestión de una hipotética fusión bancaria entre el BBVA y el Banco Sabadell, ocupa las portadas de noticias de televisiones y radios y también de los periódicos en España. Es lógico que suceda, porque supone una vuelta de tuerca más, en un intento de intensificar la concentración bancaria en nuestro país.
Reproduzco la carta de los padres de Vera al presidente del Gobierno que hicieron pública durante el periodo de "reflexión" de Pedro Sánchez, pues a pesar del tiempo transcurrido en el que el vuelco del castillo hinchable de Mislata provocó el fallecimiento de dos niñas por múltiples irregularidades en enero de 2022, poco se ha hecho en los tribunales y en las administraciones nada que sepamos.
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