Hoy habla todo el mundo de ese bendito barco que surca el Mediterráneo para librar del hambre o de la muerte a ese grupo de hermanos nuestros que solo han cometido el delito de nacer en un sitio lleno de pobreza.
En un día en que el tema Lopetegui parece que va a hundir los cimientos de España -cuando apenas llevamos una decena de días con un nuevo gobierno- los brazos de los españoles, gracias a Dios, se alargan hacia ese grupo de hermanos que deambulaban por el Mediterráneo como la “falsa monea”. Los “avanzados y democráticos” países del Mare Nostrum miraban hacia otro lado y justificaban su actitud culpando a todo el mundo menos a su falta de solidaridad. ¿Qué hubieran hecho estos estados si se tratara de los náufragos de uno de los buques de lujo que surcan nuestras costas?
Los españoles, empezando por el gobierno, hemos dado la talla. De todas las creencias y comunidades surgen voces y gestos de acogida para esos pobres africanos redimidos hoy, entre otros, por la intervención de los medios. Sin ellos y la publicidad consiguiente, todavía andarían dando vueltas por el Mediterráneo como una especie de barco fantasma. ¡Hasta una cadena hotelera se ha ofrecido para dar empleo a una docena de ellos!
Espero que se siga el mismo procedimiento con el goteo diario de pateras que llegan a nuestras costas y que, de una vez por todas, se trabaje en el tema en su origen. Creo que si se mejora la vida en sus países africanos, con muchas posibilidades de desarrollo, si reciben la ayuda adecuada, no tendrán que abandonarlos de mala manera.
Así lo ha entendido un cura de nuestra Diócesis, Ramón Burgueño, que está trabajando, dentro de sus posibilidades, por hacer más feliz la vida de una parte de un pequeño pueblo de Costa de Marfil adonde está llevando escuelas, sanidad y los medios para subsistir y crecer por si mismos.
Creo que como siempre hay está la solución. “Muchos poquitos… hacen un muchito”. Un pueblo con futuro, es una patera menos que atender. Mientras, bienvenidos los trasladados por el Aquarius. Ojala encuentren aquí la paz y la tranquilidad que no tienen en sus países de origen. Lopetegui y Huertas han caído. El Aquarius sigue.
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