Un año más, Santiago Segura vuelve para deleitarnos con su “película del verano”. En esta ocasión se trata de 'Padre no hay más que uno 5: Nido repleto', una nueva entrega de la saga que se estrena hoy, 26 de junio, en numerosas salas de toda España, apuntando repetir el éxito de público y taquilla de sus antecesoras.

Santiago Segura es una figura fundamental del cine contemporáneo. Su portentosa creatividad, su fantástico humor y su entrañable humanidad, le ha permitido desarrollar una prodigiosa capacidad para conectar con el público y lograr grandes éxitos. Es el creador de las sagas Torrente y Padre no hay más que uno que, con diez películas entre ambas y varios récords acumulados, presentan más semejanzas de lo que parece. Por ejemplo, el mensaje es el mismo: Padre no hay más que uno transmite valores familiares con un enfoque positivo y Torrente, que no pretende ser un modelo a seguir, mediante situaciones totalmente reprobables, trata de difundir lo que no se debe hacer.
Recordemos que al recibir el Goya como mejor director novel, Santiago terminó su intervención diciendo: “Que sepáis niños que, cuando crezcáis, no quiero que seáis como Torrente”. Padre no hay más que uno 5: Nido repleto continúa la exitosa saga, iniciada en 2019, que conquistó al público con una historia familiar, cercana y emotiva. A través de las peripecias de un padre enfrentando solo al cuidado de sus hijos, la película ha sabido combinar humor y situaciones cotidianas, consolidando su éxito con cuatro secuelas estrenadas en 2020, 2022 y 2024, todas con muy buena acogida, reflejo del fuerte respaldo del público tanto a la saga como a su creador.
En esta ocasión, aborda el “síndrome del nido repleto”, cuando los hijos no quieren abandonar el hogar. Con un amplio reparto encabezado por actores habituales y una destacada presencia infantil, ofrece una comedia de enredos, optimista y muy cuidada, cargada de gags que garantizan la risa del público. La dinámica puesta en escena, una banda sonora que cuenta con el grupo Efecto Pasillo y algunos temas firmados por el propio Santiago y diversos mensajes positivos (importancia de dialogar, aprender a ser uno mismo, tener fe en alcanzar lo deseado, intentarlo siempre, valorar las cosas que poseemos....), son algunos de los ingredientes positivos de la cinta.
Con esta nueva entrega, Santiago Segura logra mantener la coherencia y equilibrio de toda la saga, la cual ha revitalizado el cine familiar “para todos los públicos”, en España. Su compromiso con valores personales, heredados desde la infancia, le ha permitido conectar emocionalmente con distintas generaciones, consolidando un sello propio que trasciende modas y géneros. Padre no hay más que uno es una muestra de la importancia que Santiago le da a la familia, al valor de los lazos con quienes nos rodean y a compartir momentos con nuestros seres queridos.
En el año 1994 Santiago Segura presentó su cortometraje de ficción Perturbado a los Premios Goya, por el que recibió el preciado galardón, uno de los tres que consiguió en los primeros años de su carrera, junto al de mejor director novel y mejor actor revelación (aunque eso fue en una época en la que no parecía un rival serio frente a otras estrellas del panorama nacional). En esa ocasión envió numerosas cartas a los académicos para pedirles que vieran su cortometraje y que le votasen, justificándolo así: “¿Por qué voy a votar a un cortometrajista idiota que mendiga mi voto y al que ni siguiera conozco? Pues bien, amigo académico, hay una razón de peso. Usted debe votar PERTURBADO de Santiago Segura (que soy yo) como mejor cortometraje, por humanidad. Ni por la Fama ni por la Gloria me interesa su voto; es simplemente por mi anciana abuela de 83 años. Probablemente su última ilusión: ver a su nieto, al que hasta ahora había considerado un tío raro, recibiendo con su esmoquin alquilado tan preciado galardón.” Y termina en su segunda posdata, tras convocar a un pase de la proyección: “P.P.D. Para incentivar la asistencia se obsequiará con unos caramelillos a los presentes, sin que en ningún momento este simpático gesto pueda entenderse como coacción o chantaje.”
Ayudé a Santiago a meter en los sobres, hasta las tantas de la madrugada, los cientos de cartas dirigidas a los académicos. El día siguiente le enseñé a un amigo la carta y le comenté el trabajo realizado, añadiendo que no solo ganaría ese Goya sino que, cuando se lo propusiera, se alzaría con un Óscar de Hollywood. Como si yo hubiera dicho un disparate, en la línea de defender que la tierra es plana, mi amigo me miró y exclamó con desdén: “¡sois tal para cual!”. Desde entonces, yo sigo pensando igual (capacidad y talento no le faltan), aunque con mi amigo no volví a hablar del tema.
Esa forma de pedir el voto que aparentemente solo era una idea graciosa, verdaderamente tenía ese trasfondo familiar y deseo de agradar a los que le rodean. Era un gesto para alegrar, al menos un ratito, la vida de su abuela. Claro que quería ganar, pero no solo por él, también por todos aquellos que le habían depositado su confianza. Y es que Santiago siempre encuentra la oportunidad para recordar y agradecer a sus seres queridos, empezando por su padre y su madre, Felipe y Mari Carmen, que tanto le han apoyado. Además, ese amor por la familia, que ha permeado su cine, le ha llevado a trabajar en sus películas con parte de la suya (María, Calma, Sirena, Miguel…) como una forma de tenerlos cerca, mostrando un verdadero mensaje de unión y afecto.
Que la productora de Santiago Segura se llame Amiguetes Entertainment no es un hecho casual. Si la familia es uno de los pilares fundamentales en su vida, los amigos es otro no menos importante. Amigos de siempre que nunca olvida, del instituto o la universidad, como Párraga, Calvo, Fernand, Tito, Robert… Amigos recientes con quienes ha compartido y comparte experiencias y proyectos. Posiblemente ya haya llegado a la anhelada cifra de “un millón de amigos” cantada por Roberto Carlos.
Muchos años estuvimos Santiago y yo, junto a otro amigo (Gamboa, José Ramón, Calvo o Robert), acudiendo a una guardería en Navidades para, disfrazados de Reyes Magos, oír las peticiones y entregar regalos a los pequeños. Un año y otro nos llamaban para seguir con la tradición. Pero si la razón era alegrar a los niños y niñas asistentes al acto, las que verdaderamente se lo pasaban en grande eran las personas que organizaban la fiesta, empezando por Sor Antonia y Sor Alejandra, que no paraban de reír con las ingeniosas ocurrencias de Santiago.
Y es que Santiago tiene la virtud de hacer y mantener vivas las tradiciones de una manera entrañable. Siendo muy jóvenes los amigos nos enviábamos tarjetas navideñas para desearnos unas Felices Fiestas, en una época en la que el correo postal era un fiel aliado para llevar nuestro mensaje. Cada año, tratábamos de superarnos y de mejor lo hecho la Navidad anterior. Pasados los años, Santiago sigue con la tradición de enviar simpáticas tarjetas navideñas, aunque en este caso, suelen venir acompañadas del anuncio de una nueva entrega de alguna de sus películas, cuyo estreno también se han convertido en tradición.
Podríamos hacer una larga lista de todas las personas a las que Santiago ha ayudado, y eso a pesar de otra larga lista de personas que le han terminado engañado. Pero, aunque esas decepciones y deslealtades le hayan hecho sufrir, nunca optó por el camino fácil de cortar de raíz y ha seguido confiando y apoyando a quienes les han necesitado. Esta es una de las virtudes y una de las razones por lo que Santiago es una persona tan querida en el ámbito personal y en el profesional.
Pero, si alguien cree que Santiago Segura es un producto nacido en los últimos años de “la suerte”, la alienación de los astros o el apoyo de un magnate, está muy equivocado. Su único secreto es el trabajo, su constancia y la confianza en alcanzar su sueño, borrando la palabra “imposible” de su diccionario personal.
Es indiscutible que ha tenido que hacer muchos sacrificios para poder llegar donde está, como controlar la comida para evitar el exceso de peso, teniendo que dejar de lado los pasteles y dulces, algo que tanto le gusta. Era curioso recorrer con Santiago, siendo jóvenes, ciertas pastelerías de Madrid (muchas ya desaparecidas). A cada una acudía buscando su pastel preferido, siempre el mismo, siempre la misma rutina hasta el punto que no tenía ni que pedirlo. Según le veían entrar, sin cruzar palabra, la dependienta le colocaba su dulce sobre el mostrador.
En una ocasión, Santiago entró a comer un gofre con chocolate y nata en una pizzería del centro de la ciudad. Mientras el joven Santiago comía placenteramente, el pizzero admiraba sorprendido esa manera de disfrutar de su dulce. Tanto le gustó ese derroche de felicidad y que apreciara su gofre, que le dijo: “si te invito, ¿te comerías otro?”. La respuesta fue inmediata: “¡Sí, quiero!”. Y…, “lo que un gofre ha unido, que no los separe el hambre”. Desde entonces, ambos mantienen una buena amistad.
Ya en sus tiempos de escolar en el instituto San Isidro de Madrid, Santiago hablaba a sus compañeros de que algún día rodaría una película con Tony Leblanc (ya retirado por su fatídico accidente). Por supuesto, eso era caldo de cultivo para la burla y la risa de los colegas, muchos de los cuales le un simplón gordito graciosillo de gafas y con pocas capacidades físicas e intelectuales. Pocos imaginaban que su torpe compañero no solo llegaría a alcanzar la cima del estrellato de las artes escénicas, también se convertiría en un auténtico “hombre del Renacimiento” capaz de dibujar, escribir, presentar, cantar, dar conferencias, cocinar, imitar, componer música…
Cierto que no todos pensaban así y que, a veces, algún destello de su genialidad, hacía cuestionarse algunas cosas a los que le conocieron en esa época. Recuerdo la genial interpretación que Santiago hizo, siendo alumno del instituto San Isidro, del “Odioso Señor”, de la obra Tres sombreros de copa. Y recuerdo el comentario el día siguiente del profesor de Literatura Luis Cañizares, al hablar de la obra representada en una de sus clases: “Ese chico tiene mucho futuro”.
Y claro que tuvo futuro. Segura se ha convertido en uno de los personajes más populares y queridos del cine español. Pero, como evidencia esa regla de “cuanto más grande más humilde”, siempre ha reconocido que parte de su éxito se lo debe a todo el equipo que ha hecho posible sus películas, desde su mano derecha María Luisa Gutiérrez hasta el último de los electricistas con los que ha trabajado. Una de las cosas que más siente es que, de seguir todo así, nunca ningún miembro de su equipo recibirá un premio Goya por alguna de sus películas; parece que hay una maldición, por llamarlo de alguna manera, que impide repartir “Goyas” a todo lo que es parte de su creación. Quizá, si la Academia se atreviera a entregar uno de estos premios a la película elegida por el público, veríamos a Santiago recoger estatuillas todos los años.
Siendo muy jóvenes, andábamos detrás de mi padre, que trabajaba en el cine, para que nos metiera de extra en alguna película, pero no nos hacía ningún caso. No se cómo lo hizo, pero un día Santiago consiguió que fuéramos, por primera vez, de extras a un rodaje. Se trataba de un filme de Larraz, Al filo del hacha. No sabíamos nada de lo que teníamos que hacer, pero cuando llegamos al lugar (en la Sierra de Madrid), descubrimos que era una coproducción, un thriller con asesinatos y policías de por medio. En vestuario nos dieron ropas a los 6 o 7 extras que fuimos a ese cometido.
Santiago estaba entusiasmado ya que le proporcionaron un traje de patrullero americano y se reía de mí continuamente porque a mí solo me habían dado una bata de camillero. En nuestro deambular ya con la ropa puesta, esperando que llegara nuestro momento, alguien del equipo se fijó en Santiago y dijo: “un patrullero americano con coleta; ¡eso no!”. En aquella época estaba de moda llevar una fina coletita de pelo. Así que, ahí mismo, tuvimos que cambiarnos la ropa, él con la bata de camillero y yo con el traje de patrullero. (Algunos llaman a esto el karma.) Llegado el momento, fueron colocando a todos los extras en el set de rodaje. Santiago intervino activamente con la camilla, subiéndola a la ambulancia en repetidas tomas. A mí, de todos los sitios que me colocaba me echaban, hasta que me cansé y me senté en una de las sillas de los actores americanos protagonistas. De esta forma, Santiago empezó su carrera triunfando, aunque él sabe perfectamente que, de no haber cambiado la vestimenta, el famoso sería yo y él un simple maestro de escuela.

Padre no hay más que uno 5: Nido repleto, cierra una etapa que ha dejado huella en la cinematografía española, pero seguro que Santiago, que ha sabido ganarse el cariño del público con honestidad, humor y una cercanía que traspasa la pantalla, abrirá nuevos horizontes con su cine característico: directo, divertido y sin pretensiones elitistas, demostrado, una vez más, que el “cine comercial” también puede ser industria, entretenimiento y cultura. Indudablemente, “Santiago Segura no hay más que uno”.
|