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Vulgar postureo de Pedro Sánchez

La ignorancia de Sánchez es no saber que, en este momento, no saldría una mayoría capaz de aprobarlos
Jesús  Salamanca
jueves, 1 de marzo de 2018, 07:17 h (CET)

Pedro Sánchez sigue en su línea de atacar al contrario, pero no es capaz de aportar ninguna iniciativa. Se ciñe al camino fácil; algo así como decir lo que otros quieren oír. Sirva como ejemplo el hecho de que --siendo él diputado durante la presidencia de Rodríguez Zapatero-- votó a favor de congelar las pensiones “sine die” y ahora se pone del lado que le conviene. Es la actitud del vulgar y mediocre oportunista. Hay que confiar en que, quienes hoy están jubilados, recuerden aquellas fechorías de Sánchez antes de depositar el voto.


Ahora no tiene otra ocurrencia distinta a lo que ya hizo antaño en su línea del “NO es NO ¿qué parte del NO es la que no entiende, señor Rajoy?” Son tales las ganas de salir de su jaula de segundón y olvido que anhela volver al Parlamento para estar bajo la luz del foco, es superior a él eso de no ser el niño en el bautizo y las otras figuras en otras circunstancias. Por eso ha exigido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que "salga de su letargo y de su parálisis". Habló Rucio a Sancho Panza.


Precisamente en este punto es donde se le ve el plumero de egoísta y extravagante, al pedir a Rajoy que presente inmediatamente el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018 o, de lo contrario, "convoque a los españoles a las urnas" si no es capaz de coser una mayoría que los apruebe. La ignorancia de Sánchez es no saber que, en este momento, no saldría una mayoría capaz de aprobarlos. El Parlamento volvería a estar muy dividido y –si nos ceñimos a las encuestas-- el PSOE seguiría escurriendo escaños.


Más vale que Pedro Sánchez se dedique a trabajar y no a perder el tiempo con burdas intrigas que solo conducen a hacer más daño al socialismo a la española. Se nota que nunca ha leído a Voltaire porque, de lo contrario, sabría que “el trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necedad”. El secretario general del PSOE no ha aprendido nada de su anterior experiencia –nefasta experiencia—al frente del grupo parlamentario socialista. Y ahora quiere volver a ser protagonista. ¿Acaso piensa en seguir paseando por los platós a su consorte para que se despida de sus cercanos con el mismo soniquete fantasma y presuntuoso?


No se me caerían los anillos si pudiera decirle a Pedro Sánchez que también se aplique y trabaje; es más, que reflexione sobre la cercanía entre las matemáticas y la política, incluso existe una identificación entre ellas. No hay más que leer a Edward Kennedy para convencerse de que “en la política es como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal”


El secretario general del PSOE lleva casi dos años completamente anquilosado. No se puede seguir diciendo barbaridades ni haciendo brindis al sol con la cantidad de problemas que tiene España. Este personaje quiere tocar poder a toda costa, pero no está preparado para ello. No pasa de cencerro ni de ceniciento. Los problemas que ahora tiene nuestro país no se solucionan con una cataplasma “a lo Zapatero”; es decir, con la ineficacia de Pedro Sánchez. Las soluciones se precisan ya y su forma de abarcarlos no va más allá de prorrogar y de postergar esas soluciones. ¡Habría que ver a este individuo abordando los problemas de Tabarnia y Tractoria o la actuación de absurdos personajes como Colau, Torrente, Forn, Puigdemont, Rull, Turull, Forcadell, Rovira, Mas y toda esa pléyade de aprovechados inservibles, de catedráticos de la estupidez, de absurdos renegados y de degenerados por adoctrinamiento!

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