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Por muy dura que sea, la vida, la historia, el mundo es real no se equivoca, orienta.
De tanto circular por las trochas se deterioran las suelas de los zapatos, los neumáticos se desperdigan a fuerza de rodar y las mentalidades también se desgastan derrochando su actividad. Es una ley escrita en el tiempo, asesorada por el entusiasta dinamismo de la vida.
El título parece paradójico y contradictorio, pero no lo es. Se refiere a que nuestra condición mortal o finita posibilita una vida libre, que se puede vivenciar como una gran aventura, en contraste con el hecho de la muerte que cierra la existencia. Podemos hacer muchísimas cosas en el mundo de los vivos, pero mucha gente vive su vida, como si el tiempo del que disponemos en la tierra fuese ilimitado y realmente no lo es.
Se me inunda el alma de vivencias, al recordar los años juveniles, que pasan raudos, como los desfiles, evocando gozosas experiencias.
Esta cultura aborregada y mezquina, que todo lo fragmenta y debilita, suele olvidar la belleza de los días, provocando vacíos existenciales, tanto en las ciudades como en los pueblos. La deshumanización es tan grave que andamos sin apenas fuerzas para restaurar otros modos y maneras de vivir.
¿De qué sirve la moda, la tendencia, el best-seller del momento, la novedad? Sirve. Sí, sirve. Su utilidad radica fundamentalmente en lograr que no nos detengamos a reflexionar sobre absolutamente nada, experimentando una inautenticidad placentera que nos permite tratar solamente la superficie de las cosas y jamás su fondo, su profundización y razonamiento cabal.
Los pensamientos me invaden como cometas de arena, deseo que se terminen ya todos ellos, pero son fuertes aunque parezcan débiles, son mi memoria, mi tortura que no siente compasión de mí. Y yo los acepto. Quieren que caiga al abismo y me lastime, que fracase de nuevo.
“Puedes eliminar la naturaleza con una hoz, que volverá a brotar constantemente”, (Horacio, siglo I a.C.). Puede que Horacio nos haga reflexionar y nos demuestre que la “vida” y su “naturaleza” pueden ser manipuladas pero jamás destruídas.
Cuento partes de mi vida, caídas algo dolorosas que demuestran mi fragilidad, pensamientos y reflexiones sobre mi familia celestial, a la que cada vez se suman más gatos, y se cuidan entre ellos. Y aunque les considere mi familia y lo sean realmente, yo no voy a la Iglesia los domingos, no rezo por las noches desde tiempos inmemoriales, pero sí hablo con Dios,
La pasada semana estuvo protagonizada en lo personal por la pérdida de un familiar [muy] cercano. Un padre lo es, desde luego. Hacía mucho tiempo que no sufría de cerca una experiencia de este tipo. De pequeño yo creía a pies juntillas que la muerte es un esqueleto blandiendo una guadaña.
Espejo que miras este rostro añejado el cual lleva en su semblante las heridas y miles de caminos enredados.
Rondaba, rondaba por el mundo sin ser capaz de ver su reflejo, de ver aquello en los que se había convertido; lo había invadido todo, todo lo que lo rodeaba igual que una carroña en tierra de nadie, en poco tiempo había vuelto todo cenizas. No te confundas; el miedo no es algo etéreo que sin ningún poder de incidencia se va cruzando con gente inmune a él; las emociones se hacen carne.
Cuando Zenón Elea (490-430 a.C) nos decía que debíamos vivir “conforme a la naturaleza” no se refería en absoluto al hábito posmo progre que abraza árboles pensando que así evita la contaminación, o las prácticas de no bañarse o rasurarse, ni mucho menos el abandono de la posibilidad de acceder a más años de vida mediante la vacunación preventiva ante enfermedades letales.
Creí siempre que sería capaz de cualquier cosa que me propusiera y he vivido contento y feliz asumiendo tareas, andando rápido, repartiendo sonrisas y riendo por cualquier motivo, pero no sé cuándo empecé a andar más despacio, aunque no le di demasiada importancia, los peldaños dejé de subirlos de dos en dos… dejé el automóvil con el que fuimos a ¡tantos sitios!
En esta vida, todo parece tener sentido hasta que el mundo te zarandea y te demuestra lo débiles que podemos llegar a ser, lo rápido que pueden cambiar nuestras prioridades, lo insignificantes que pueden parecer nuestros problemas cotidianos.
Mi casa revestida de libros cubre gran parte de las paredes, salteados, algunos cuadros. Los libros son en la casa la más amena compañía. Una larga mirada desde el gran ventanal muestra la ciudad y sus Torres como cabeceras históricas de un pasado diluido sobre un mar de las leyendas. Lejanos se dibujan los campos con sus cuatro estaciones mientras parece sonar un fondo de Verdi en dulce consonancia.
Un libro de reflexiones cortas escrito por el gran profesional de la comunicación y de la prensa como es José Manuel Gutiérrez, un verdadero maestro. En la vida, con sus caprichos, y esta obra es uno de sus frutos escrito gracias al apoyo y ánimo de la poeta Rossi Er y su entrañable amigo Francis, pues la vida no es más que el tubo de ensayo en el que el principio activo de la misma, la felicidad, crece en nuestro interior.
Vivo seguro en la creencia de que después de esta vida hay otra que ya no se acaba. Hay muchos que me dicen que no podemos saber siquiera si Dios existe, pero la existencia misma del universo exige que alguien lo haya creado, no puede haberse hecho solo. Me resulta más difícil creer que todo lo existente es obra de la evolución, pero ¿qué evoluciona? ¿Quién lo hace evolucionar?
Estoy frente al ordenador y no sé qué escribir, lo único que sé es que no deseo escribir un texto atormentado, no deseo escribir un texto lleno de rencor hacia el mundo, no deseo ver todo lo malo y oscuro que en otras ocasiones veo. Sé que está ahí fuera, sé que nunca morirá la verdad sobre algunas personas, pero en estos momentos me siento en paz.
Llevamos unas jornadas teniendo presente a S.M. Isabel II, reina de Inglaterra, que ha dejado el mundo presente. Pero, ¿conocemos la Historia de la reina consorte Catalina de Aragón? Pongamos en el sitio que corresponde a cada uno de los miembros de las familias reales europeas y conozcamos algo más del devenir histórico de dos grandes países: España y Gran Bretaña.
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