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En tiempos donde el amor parece medirse por gestos visibles, declaraciones públicas o promesas rimbombantes, es fácil olvidar lo esencial: ese lazo invisible y profundo que une a dos personas más allá del deseo, del hábito o del enamoramiento inicial. Porque sí, el amor comienza con una chispa… pero se sostiene con una conexión real. Una que no se impone ni se fuerza, sino que se elige cada día.
Desde que somos pequeños utilizamos las mentiras con algún tipo de fin. En la infancia, por el hecho de encubrir algo o para evitar el castigo. En la adolescencia para ocultar todas aquellas actividades que se hacen con los amigos y que de esta manera, los padres no tengan conciencia de lo que están haciendo sus hijos y en la etapa adulta o más madura, para aparentar algo que no somos o para tapar alguna acción que a ojos de los demás, estaría calificada como inmoral.
La sociedad nos enseña a vivir acorde a la gran mayoría, nos introducen valores que debemos manifestar en la edad adulta y nos inculcan la búsqueda de un amor ideal basado en el cuidado y la comprensión. Nos dicen que tenemos que estar acompañados y que la soledad y el individualismo no es bueno.
Muchas personas cargan con una presión invisible: la de ser queridas a toda costa. Se visten con una máscara de perfección —amables, sonrientes, eficientes, jóvenes, atractivas, disponibles— porque en algún momento aprendieron que solo así serían valoradas. No es vanidad, ni ego, es miedo. Miedo al rechazo, al abandono, a no ser suficientes.
Las discusiones en una relación no siempre surgen por desacuerdos superficiales. Con frecuencia, están arraigadas en emociones más profundas como el miedo, la ansiedad o experiencias pasadas no resueltas. Comprender el origen de estos conflictos es el primer paso para abordarlos de forma constructiva y fortalecer el vínculo emocional.
En un mundo donde las relaciones personales son consideradas uno de los pilares de la felicidad, es fundamental abordar aquellas relaciones que, en lugar de proporcionar bienestar, generan sufrimiento. En este artículo hablaremos sobre cómo reconocer las relaciones tóxicas, qué señales indican una interacción poco saludable y cómo terminar dichas relaciones con pérdidas emocionales mínimas.
El método ‘kintsugi’, una antigua técnica japonesa de reparación de cerámica, se ha convertido en una metáfora poderosa para las relaciones de pareja. El ‘kintsugi’ consiste en reparar objetos rotos con resina y polvo de oro, resaltando las grietas en lugar de ocultarlas. Esta práctica simboliza la idea de que las imperfecciones y las reparaciones forman parte de la historia de un objeto, haciéndolo más valioso.
Más de un tercio de los españoles (37%) reconoce que utiliza las redes sociales para conocer gente. Esta es una las conclusiones del informe sobre los métodos de ligar de los españoles ‘‘Apps de citas: ¿apogeo o declive?”. Así, la mayoría continúa prefiriendo los métodos clásicos para ligar, como las salidas con amigos (70%) si bien más de un tercio prefiere utilizar las RRSS. Además, los hombres son más proclives que las mujeres a utilizarlas para encontrar pareja.
La intimidad es la base sobre la que se construye la conexión emocional y física. Sin embargo, el ajetreo cotidiano, la falta de tiempo, el cansancio y el uso del móvil o redes sociales marcan el distanciamiento emocional de las parejas españolas. Según un estudio, 9 de cada 10 parejas reconocen tener obstáculos en su intimidad, tan solo el 57% habla en la cama sobre las rutinas del día a día y la mitad confiesa que lo último que mira cada noche es el móvil.
El amor no surge de la nada, ni es producto de la casualidad... es la maravillosa realidad creada por la unión de dos seres que quieren convivir con amor y generar amor. El ser humano busca el amor, necesita ser amado, querido y correspondido desde el minuto cero de su existencia; desde el primer momento que llegamos al mundo, sentimos la necesidad de salir de nosotros mismos.
En los últimos tiempos, el 'ghosting' se ha convertido en un fenómeno interpersonal preocupante, especialmente en las relaciones sentimentales y de amistad. Este término, que se traduce literalmente como "hacerse el fantasma", describe la acción de cortar toda comunicación con alguien de manera abrupta y sin explicación. Es un comportamiento que se puede dar en diferentes ámbitos: personal, sentimental, profesional, etc.
Para conocer a alguien hace falta tiempo, momentos de calidad y compartir también determinados valores, ya que las parejas se forman porque dos personas en un instante determinado se sienten atraídas y piensan que es posible que puedan ser compatibles en el tiempo.
En la pareja debe fluir la comunicación más directa y eficaz a través de las normas que ponga en marcha cada miembro de una relación. Desde la sinceridad a los hábitos más saludables del diálogo, las palabras y los mensajes, es posible conseguir que las uniones personales puedan a llegar a consolidarse y dejen de ser sentimientos pasajeros.
Con la llegada de San Valentín, la presión social por encontrar el amor "perfecto" se intensifica, especialmente en un mundo donde las redes sociales imponen estándares irreales de felicidad y romanticismo. Esta presión puede desencadenar en problemas de salud mental como ansiedad, depresión o trastornos de la conducta alimentaria. Según afirman los especialistas "el mito del amor romántico nos ha hecho creer que estar soltero es sinónimo de soledad".
Hoy en día vemos a muchas mujeres viviendo con sobras de la cosecha, siendo sometidas a situaciones desagradables, humillantes e infieles. ¿Quieren separarse de esta gente? Algunos ni siquiera en broma, porque muchos se escudan en las más diversas excusas.
Cuando estamos conociendo a alguien y nuestro entorno lo sabe o, al menos, tiene constancia de ello, es bastante habitual que quieran verle y de ese modo, valorar si nos conviene o no. Los inicios son preciosos y nos gustaría gritar a los cuatro vientos la existencia de un hombre o una mujer en nuestras vidas, pero aquellos que cuentan con más experiencia en el asunto, suelen ser más precavidos y esperar.
En la actualidad, las relaciones personales y sentimentales están en constante evolución. Ahora, surge en España un modelo de relación que desafía las normas tradicionales: el LAT, o "Living Apart Together" (estar juntos pero separados). Este enfoque, donde parejas comprometidas eligen mantener hogares separados, refleja una transformación cultural en la percepción de la vida en pareja y la independencia personal.
En cualquier relación de pareja, la intimidad es la base sobre la que se construye la conexión emocional y física. Es algo que va mucho más allá del sexo: son los cuidados y pequeños gestos del día a día. El distanciamiento emocional en el dormitorio puede ser el preludio de una desconexión física y, en última instancia, de un deterioro de la relación.
Debido a la situación actual, es bastante habitual que tras varios años de convivencia o de matrimonio, las parejas se separen, lo cual supone un proceso costoso tanto a nivel económico como emocional. Es duro y complicado decir adiós a alguien a quien has querido y con quien has compartido tantos momentos importantes, pero lo es aún más cuando tienes algo en común de lo que jamás podrás desprenderte: los hijos.
Elegir al compañero o compañera de vida y decidir dar el paso de casarse es una gran responsabilidad, porque no se trata tan sólo de la preparación de la boda y de la elección de los invitados y el correspondiente banquete, sino que detrás de todo eso debe quedar la actitud de luchar y seguir con la persona con la que te has casado para toda la vida, independientemente de que las cosas vengan bien o mal.
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