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El arbitrario y desolado planeta, adherido a la custodia del ser humano, requiere de nuestras pulsaciones conjuntas, no para abrir las puertas del abismo, sino para llamar a la solidaridad y a la auténtica justicia palpitante. Desde luego, urge reconstruir la confianza ciudadana y universalizarla en todos los abecedarios internos del ser humano, para reconstruir en este mundo más que fronteras y frentes, moradas abiertas a la vida y a la verdad.
Quien es verídico, asume la responsabilidad de ser lo que es y se reconoce libre activando los andares auténticos. Además, se predispone a salir de este mundo de falsedades, a retomar otros cultos más seguros, que aminoren las tensiones y acrecienten el abrazo sincero entre culturas diversas, frente a la tentación de huir a espacios virtuales, que no entienden de corazón y menos aún de espíritu donante.
En tiempos donde el amor parece medirse por gestos visibles, declaraciones públicas o promesas rimbombantes, es fácil olvidar lo esencial: ese lazo invisible y profundo que une a dos personas más allá del deseo, del hábito o del enamoramiento inicial. Porque sí, el amor comienza con una chispa… pero se sostiene con una conexión real. Una que no se impone ni se fuerza, sino que se elige cada día.
Hay que retomar los vínculos, curar las heridas del desarraigo familiar, estacionar contemplativamente observando nuestro interior, hacer pausas para sentir el pulso, tomar aliento y rehacerse unidos en la misma dirección; pues tan solo una vida vivida para los demás, merece la pena que sea mostrada.
¿Qué son los amarres de amor caseros y por qué fallan? Hoy en día, muchas personas acuden a internet buscando soluciones rápidas para recuperar el amor perdido. Encuentran rituales que prometen resultados inmediatos utilizando elementos simples como fotos, papel, miel o velas. Sin embargo, los amarres de amor caseros gratuitos no funcionan porque carecen de fuerza espiritual y preparación energética adecuada.
El amor es para el alma, un alimento obligado, puro, desinteresado y buena fuente de calma.
Cuenta Tony de Mello de uno: “Durante años me sentí atrapado en mis propios conflictos: me sabía neurótico, angustiado, deprimido. Todos me decían que tenía que cambiar. Yo lo sabía… pero no podía. Hasta que un día, mi mejor amigo hizo algo diferente: Me dijo que no necesitaba cambiar para ser querido. ‘No cambies. Te quiero tal como eres.’ Y entonces cambié”.
La sociedad nos enseña a vivir acorde a la gran mayoría, nos introducen valores que debemos manifestar en la edad adulta y nos inculcan la búsqueda de un amor ideal basado en el cuidado y la comprensión. Nos dicen que tenemos que estar acompañados y que la soledad y el individualismo no es bueno.
Muchas personas cargan con una presión invisible: la de ser queridas a toda costa. Se visten con una máscara de perfección —amables, sonrientes, eficientes, jóvenes, atractivas, disponibles— porque en algún momento aprendieron que solo así serían valoradas. No es vanidad, ni ego, es miedo. Miedo al rechazo, al abandono, a no ser suficientes.
Es un lugar común que habitamos una época de individualismo feroz donde el narcisismo egoísta es más o menos una conducta social apegada a la piel de cada persona. Sin embargo, contrasta con este hecho casi incontrovertible la cantidad de solidaridad y caridad estructurada alrededor de organizaciones sociales y benéficas que hacen del altruismo estandarizado su razón ética o moral de ser. Su generosidad resulta inatacable: dan sin esperar nada a cambio.
¡Cuidado con los amarres de amor caseros! No funcionan y pueden ser peligrosos. Si has estado buscando amarres de amor caseros efectivos y fáciles, es importante que sepas la verdad antes de caer en falsas promesas. Estos rituales que circulan en internet suelen estar llenos de errores, falta de conocimientos esotéricos reales y, en muchos casos, pueden generar efectos contraproducentes en tu vida amorosa.
El amor no surge de la nada, ni es producto de la casualidad... es la maravillosa realidad creada por la unión de dos seres que quieren convivir con amor y generar amor. El ser humano busca el amor, necesita ser amado, querido y correspondido desde el minuto cero de su existencia; desde el primer momento que llegamos al mundo, sentimos la necesidad de salir de nosotros mismos.
Si miramos a nuestro alrededor podremos ver miles de parejas que, o se han formado hace poco o que ya lo vienen siendo desde hace tiempo atrás. Y todas estas parejas a medida que van avanzando generarán unos códigos que crearán las bases de lo que están o quieren construir. Siempre los inicios son sencillos, no existe cabida para los malentendidos porque el diálogo no estará viciado de reproches ni de emociones que hayan creado un mal ambiente a causa de alguna discusión.
Hace unos años, National Geographic publicó una historia que conmovió a muchos: después de un devastador incendio en el Parque Nacional de Yellowstone, un guardabosques encontró el cuerpo calcinado de un ave al pie de un árbol. Su postura era extraña, no parecía haber caído en un intento de huida. Al tocarla con una vara, tres pequeños polluelos emergieron de debajo de sus alas.
Libertad es una palabra que se oye a menudo en estos tiempos que corren. La libertad es ese derecho sagrado e insustituible que lamentablemente sólo algunos afortunados en el globo hemos podido gozar de él. Considero la libertad como un concepto grande, como una de esas palabras fundamentales en cualquier idioma por lo que representan.
Tapada con sábanas va mi corazón, que volando entre olas no encuentra el amor, Manuel, Norberto, Gregorio, Lucrecio, estoy tan confusa que no sé qué hacer. A casa de Gilberto me pienso marchar, ese amor maduro me hará feliz y progresar, salir de las penas admirando el mar en su inmensidad.
El vínculo más patente es que todos cohabitamos en este planeta, bajo el mismo aire e idéntico techo, hasta que la muerte nos alcance el manchado cuerpo. En consecuencia, nuestra gran asignatura pendiente, radica en no romper los armónicos lazos que nos unen como humanidad; y, por ende, como familia.
Para conocer a alguien hace falta tiempo, momentos de calidad y compartir también determinados valores, ya que las parejas se forman porque dos personas en un instante determinado se sienten atraídas y piensan que es posible que puedan ser compatibles en el tiempo.
En la pareja debe fluir la comunicación más directa y eficaz a través de las normas que ponga en marcha cada miembro de una relación. Desde la sinceridad a los hábitos más saludables del diálogo, las palabras y los mensajes, es posible conseguir que las uniones personales puedan a llegar a consolidarse y dejen de ser sentimientos pasajeros.
Con hondos, cálidos y dulces sentimientos, auxiliado del arte magistral de Rubén, ante el gozo de la carne que después, se tornara en polvo y ceniza, este día especial deseo, que mi canto al amor, nos cubra, nos inunde y nos hechice, abriéndonos las puertas del palacio, para en amplia pista, danzar y bailar muy bien con vos, juntitos rozándonos dar brillo a la hebilla, amor de mi vida.
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