Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Animales

No violes, no quemes, ¡Tortura!

Cuando la ley está al servicio del verdugo
Julio Ortega Fraile
viernes, 31 de agosto de 2012, 07:15 h (CET)
¿Se imaginan a un grupo de activistas frente al Congreso sosteniendo una pancarta con este lema: “El sexo a la fuerza no es un acto de libertad. Condena para los violadores”?, o a unos manifestantes coreando por las calles: “La quema de montes al Código Penal”?
 
No, ¿verdad? Esa aberración sería del género esperpéntico, pero literaria al fin, porque ninguno podemos concebir que un sistema que se dice basado en los derechos y las libertades, sin que las que segundas puedan vulnerar los primeros, entendiese que abusar sexualmente de una chica en un descampado o prender fuego a un bosque, constituya una diversión, un negocio o, simplemente, el deseo cumplido de un individuo bajo la mirada benevolente e incluso cómplice de la sociedad. Nadie admitiría que violadores o pirómanos nos dijesen: “si no te gusta forzar a una mujer o ver como arden los árboles no lo hagas, pero respétanos”.
 
¿Cómo es posible entonces que a estas alturas, quienes denuncian la tortura y el asesinato de un animal, aquellos que expresan su horror y rechazo ante la tauromaquia en sus distintas modalidades, sean los diferentes, los raros, los del primer párrafo de este texto, mientras los que lidian, alancean, embolan, ensogan, atropellan, emborrachan o ahogan a un toro o a una vaquilla, escriban sus crímenes sobre los renglones de leyes que se los autorizan?
 
5 de septiembre: vuelta de las corridas a TVE. 11 de septiembre: Toro de la Vega en Tordesillas. Todo el año: quienes abominan de una violación o de un incendio provocado, aplauden y subvencionan espectáculos crueles, letales para seres vivos con sistema nervioso central, incitadores de la violencia en los niños, y propios de una sociedad hipócrita, enferma y profundamente salvaje. Y no sirve con torcer el gesto, el silencio es cómplice de los verdugos.

Noticias relacionadas

La autoestima es necesaria, claro está, pero, aparte de lo anterior, cuando el ego está puntillosamente exacerbado surgen los conflictos, esos conflictos que nacen del inconsciente personal o colectivo, donde el ego hierve profundamente. Por todo ello, es importante comprender que, en la medida en que los seres humanos seamos algo más tolerantes y dialogantes, y nuestro talante cambie, la convivencia en la sociedad puede y debe mejorar.

El matrimonio, pilar natural de la familia y garantía de estabilidad social, en estos últimos tiempos se ve sustituido por relaciones inestables, rupturas y un creciente individualismo. Estos hechos están produciendo la caída de la natalidad, sin duda ligada a la falta de matrimonios estables, cosa que se está convirtiendo en un drama silencioso que amenaza el futuro de España y de gran parte del mundo occidental.


Una vez más, nos sorprenden alguna persona, tanto en los telediarios de cualquier signo, inclusive en los periódicos, donde personajes, también de cualquier signo, resoplando exabruptos que me dejan paralizado sin saber lo que hacer. O, echarlo a los tiburones y que se pelee con ellos o que, de cualquier manera, tirarlo a la cuneta del tren, eso sí, cuando esté parado en medio del campo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto