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Etiquetas | La tronera | Cataluña
Si los mismos profesores incitan al odio, están sembrando terrorismo, enfrentamiento, insolidaridad, ruina, venganza y profundo malestar

Siembra odio y recogerás venganza

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Un sector de la población catalana no entiende o no quiere entender. Va a piñón fijo por culpa de los independentistas de la CUP y del conglomerado de siglas que conforman el actual ‘Govern’. Se sigue adoctrinando a los niños como lo hacía el partido nazi de Adolf Hitler. Precisamente, en la era de la abundancia de medios de comunicación no hay más que echar una ojeada a los innumerables vídeos y fotos que hay en la red dando fidelidad de ello.

Por si no eran pocas las llamadas al orden desde el Ministerio de Educación, ahí tienen una carta dirigida a los padres para que los niños asistan a la “vaga” general (huelga general) del próximo día 26 de octubre. De nuevo los niños en las calles con las banderas independentistas, el odio a España y el deseo de matar a los españoles; se trata de poner en práctica todo aquello que han aprendido en los centros educativos ‘al servicio del régimen’ catalán que comenzó en los años noventa –cuando la LOGSE daba sus primeros pasos-- y con el deseo catalán de ser diferentes sin participar en el “café para todos”.

Ayer por la tarde –aprovechando una mesa redonda sobre pedagogía, educación y adoctrinamiento en Cataluña—pudimos ver y escuchar un corto vídeo donde niños de infantil cantaban en los colegios catalanes eso de “Inde, indepe, independencià”. Sobrecogedor cántico que hace sentir vergüenza ajena a quien lo escucha. Ese mismo texto lo hemos visto estos días en numerosas pancartas en manos de grupos independentistas. Es la siembra de la dejadez de la Alta Inspección en Cataluña, la ceguera del MECD y la desidia de los gobiernos sucesivos.

“Se ha convocado una vaga general de estudiantes –dice el escrito de la directora del instituto dirigido a los padres– en contra de la aplicación del artículo 155 de la Constitución a la Generalitat de Cataluña y la represión franquista,…” Lo demás puede deducirlo el lector. El texto forma parte del escrito que algunos directores, como la directora del IES de Sant Pol de Mar, en Barcelona, han enviado a los padres de alumnos, con el fin de recabar el correspondiente permiso para que los estudiantes puedan acudir a la “vaga” general “contra la represión franquista”. Si los mismos profesores incitan al odio, están sembrando terrorismo, enfrentamiento, insolidaridad, ruina, venganza y profundo malestar.

Actitudes como las que enumeramos han llevado a Cataluña a la recesión económica y a su sistema económico al caos. Cientos de empresas han desfilado ya de Cataluña ante el miedo a la represión, a las exigencias de impuestos revolucionarios e ilegales, la aplicación de una duplicidad en la Hacienda Pública, la inseguridad jurídica y el temor a quedar fuera del euro. Las consecuencias de una imprevisible independencia son suficientemente conocidas; tan solo parecen desconocerlas los grupos independentistas y las agrupaciones agitadoras del odio, el enfrentamiento y la antiespañolidad: nos estamos refiriendo a la más que sospechosa Òmnium Cultural y ANC, cuyos líderes soliviantaron e incitaron a la violencia a las masas independentistas y al ataque a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y todo ello desde los destrozados vehículos de la Guardia Civil. Precisamente esos líderes están pasando hoy un infierno en el purgatorio de Soto del Real. ¡Y más que lo van a pasar, sobre todo si cambian de módulo, pues están en el menos violento! Lo que los chistes no consiguieron en cientos de años, lo ha conseguido la realidad catalana: guardias civiles y miembros de etnia gitana trabajando unidos por una misma causa como es la unidad de España.

Volviendo al tema educativo, aunque todo cuanto comentamos está relacionado, y por si alguien lo dudaba, el sistema educativo catalán es el más podrido y desequilibrado del Estado español; cosa que ya hace tiempo venía advirtiendo el informe PISA, lo que preocupa considerablemente al Gobierno español y al MECD.

No está de más que el profesorado español explique en sus aulas — pero a alumnado de secundaria y bachillerato– lo que está sucediendo en Cataluña y el golpe de Estado cometido, además de la insurrección independentista, el apoyo proetarra, los violentos planteamientos podemitas al respecto y la incitación de grupos del entorno de Otegi y la banda asesina, cuyo afán es el destrozo nacional.

Cada vez menos gente entiende que se dé a este golpe de Estado menos importancia que al del año 1981, protagonizado por Antonio Tejero. Estamos ante un golpe con todas letras y en su más clarificadora extensión. El mismo Alfonso Guerra viene repitiéndolo desde hace semanas. Muy transparente y sin recovecos ha sido, en este sentido, el profesor -- Pedro Arce Díez-- quien en Cantabria Liberal decía: “¿Alguien con su sano juicio se pudo imaginar que el Estado hubiera negociado con Tejero, salvo para que depusiera las armas? Pues en Cataluña, ya no es posible negociar ni mediar con Puigdemont, salvo para saber cómo van a deponer su sinsentido, pues lleva un tiempo al margen de la Ley y pisoteando la Constitución que juró defender”. ¿Más claro? ¡Imposible explicarlo mejor!

A muchos catalanes los han echado a la calle para que den la cara. Han conseguido intimidar a esa mayoría silenciosa y a quienes solo aspiran al progreso de Cataluña, trabajando a diario con ahínco y entusiasmo. No hay término medio –que suele ser el punto del respeto—Se está en un bando o en otro, se manipula la realidad a diario, se niegan las evidencias, se llama cultura al adoctrinamiento y, cuando se quedan sin argumentos, recurren a ese “no entendéis nada”. Las escuelas catalanas son la viva imagen del odio descontrolado. En palabras de Stendhal: “El odio tiene su cristalización; en cuanto uno puede esperar vengarse, vuelve a empezar a odiar.

Siembra odio y recogerás venganza

Si los mismos profesores incitan al odio, están sembrando terrorismo, enfrentamiento, insolidaridad, ruina, venganza y profundo malestar
Jesús  Salamanca
miércoles, 25 de octubre de 2017, 00:02 h (CET)
Un sector de la población catalana no entiende o no quiere entender. Va a piñón fijo por culpa de los independentistas de la CUP y del conglomerado de siglas que conforman el actual ‘Govern’. Se sigue adoctrinando a los niños como lo hacía el partido nazi de Adolf Hitler. Precisamente, en la era de la abundancia de medios de comunicación no hay más que echar una ojeada a los innumerables vídeos y fotos que hay en la red dando fidelidad de ello.

Por si no eran pocas las llamadas al orden desde el Ministerio de Educación, ahí tienen una carta dirigida a los padres para que los niños asistan a la “vaga” general (huelga general) del próximo día 26 de octubre. De nuevo los niños en las calles con las banderas independentistas, el odio a España y el deseo de matar a los españoles; se trata de poner en práctica todo aquello que han aprendido en los centros educativos ‘al servicio del régimen’ catalán que comenzó en los años noventa –cuando la LOGSE daba sus primeros pasos-- y con el deseo catalán de ser diferentes sin participar en el “café para todos”.

Ayer por la tarde –aprovechando una mesa redonda sobre pedagogía, educación y adoctrinamiento en Cataluña—pudimos ver y escuchar un corto vídeo donde niños de infantil cantaban en los colegios catalanes eso de “Inde, indepe, independencià”. Sobrecogedor cántico que hace sentir vergüenza ajena a quien lo escucha. Ese mismo texto lo hemos visto estos días en numerosas pancartas en manos de grupos independentistas. Es la siembra de la dejadez de la Alta Inspección en Cataluña, la ceguera del MECD y la desidia de los gobiernos sucesivos.

“Se ha convocado una vaga general de estudiantes –dice el escrito de la directora del instituto dirigido a los padres– en contra de la aplicación del artículo 155 de la Constitución a la Generalitat de Cataluña y la represión franquista,…” Lo demás puede deducirlo el lector. El texto forma parte del escrito que algunos directores, como la directora del IES de Sant Pol de Mar, en Barcelona, han enviado a los padres de alumnos, con el fin de recabar el correspondiente permiso para que los estudiantes puedan acudir a la “vaga” general “contra la represión franquista”. Si los mismos profesores incitan al odio, están sembrando terrorismo, enfrentamiento, insolidaridad, ruina, venganza y profundo malestar.

Actitudes como las que enumeramos han llevado a Cataluña a la recesión económica y a su sistema económico al caos. Cientos de empresas han desfilado ya de Cataluña ante el miedo a la represión, a las exigencias de impuestos revolucionarios e ilegales, la aplicación de una duplicidad en la Hacienda Pública, la inseguridad jurídica y el temor a quedar fuera del euro. Las consecuencias de una imprevisible independencia son suficientemente conocidas; tan solo parecen desconocerlas los grupos independentistas y las agrupaciones agitadoras del odio, el enfrentamiento y la antiespañolidad: nos estamos refiriendo a la más que sospechosa Òmnium Cultural y ANC, cuyos líderes soliviantaron e incitaron a la violencia a las masas independentistas y al ataque a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y todo ello desde los destrozados vehículos de la Guardia Civil. Precisamente esos líderes están pasando hoy un infierno en el purgatorio de Soto del Real. ¡Y más que lo van a pasar, sobre todo si cambian de módulo, pues están en el menos violento! Lo que los chistes no consiguieron en cientos de años, lo ha conseguido la realidad catalana: guardias civiles y miembros de etnia gitana trabajando unidos por una misma causa como es la unidad de España.

Volviendo al tema educativo, aunque todo cuanto comentamos está relacionado, y por si alguien lo dudaba, el sistema educativo catalán es el más podrido y desequilibrado del Estado español; cosa que ya hace tiempo venía advirtiendo el informe PISA, lo que preocupa considerablemente al Gobierno español y al MECD.

No está de más que el profesorado español explique en sus aulas — pero a alumnado de secundaria y bachillerato– lo que está sucediendo en Cataluña y el golpe de Estado cometido, además de la insurrección independentista, el apoyo proetarra, los violentos planteamientos podemitas al respecto y la incitación de grupos del entorno de Otegi y la banda asesina, cuyo afán es el destrozo nacional.

Cada vez menos gente entiende que se dé a este golpe de Estado menos importancia que al del año 1981, protagonizado por Antonio Tejero. Estamos ante un golpe con todas letras y en su más clarificadora extensión. El mismo Alfonso Guerra viene repitiéndolo desde hace semanas. Muy transparente y sin recovecos ha sido, en este sentido, el profesor -- Pedro Arce Díez-- quien en Cantabria Liberal decía: “¿Alguien con su sano juicio se pudo imaginar que el Estado hubiera negociado con Tejero, salvo para que depusiera las armas? Pues en Cataluña, ya no es posible negociar ni mediar con Puigdemont, salvo para saber cómo van a deponer su sinsentido, pues lleva un tiempo al margen de la Ley y pisoteando la Constitución que juró defender”. ¿Más claro? ¡Imposible explicarlo mejor!

A muchos catalanes los han echado a la calle para que den la cara. Han conseguido intimidar a esa mayoría silenciosa y a quienes solo aspiran al progreso de Cataluña, trabajando a diario con ahínco y entusiasmo. No hay término medio –que suele ser el punto del respeto—Se está en un bando o en otro, se manipula la realidad a diario, se niegan las evidencias, se llama cultura al adoctrinamiento y, cuando se quedan sin argumentos, recurren a ese “no entendéis nada”. Las escuelas catalanas son la viva imagen del odio descontrolado. En palabras de Stendhal: “El odio tiene su cristalización; en cuanto uno puede esperar vengarse, vuelve a empezar a odiar.

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