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Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía arremeten duramente contra manifestantes que protestaban por los recortes en educación

Caza de brujas en Valencia

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Ha vuelto a pasar, el Cuerpo Nacional de Policía se ha sobrepasado y ha arremetido, esta vez, contra unos estudiantes que se manifestaban libre y pacíficamente en las calles de la ciudad de Valencia en contra de los recortes en educación que les afectan directamente.

Si el alzamiento de la opinión pública contra esta fea costumbre de la Policía que comenzó contra los integrantes del movimiento 15M hace unos meses no habían sido suficientes, ahora arremeten incluso contra menores de edad que, en este país, necesitan el permiso de papá y mamá para hacerse un simple pendiente pero ya son lo suficientemente mayores como para ser arrestados y dormir en un calabozo por defender en lo que ellos creen.

Y, ¿cómo lo hicieron? Con sus únicas armas: los libros y la palabra, mientras se enseñaban con ellos algunos policías que, con su traje de antidisturbios, se debían creer mejores que los demás y con la única razón posible. ¿De qué color era su uniforme?, ¿azul verdad? Por momentos he llegado a pensar que se había desteñido en un color gris rancio y Valencia había vuelto la vista atrás unos 60 años.

En este sentido, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconoce que “pudo haberse cometido algún exceso” pero deja también claro que es “evidente que junto a los estudiantes había radicales violentos que crearon los problemas de orden público”.

Quizás el problema (sin dejar de lado las cargas policiales) sea efectivamente mezclar temas y que cuatro radicales, que se apuntan a un bombardeo con tal de armar jaleo y pronunciarse contra el sistema, se incluyan en estas protestas justificadas de los estudiantes tirando por tierra los argumentos más que asentados de los organizadores y dando mala imagen de los mismos igual que ocurre, por ejemplo, en el deporte con las celebraciones de la afición a la que se unen estos radicales que ‘festejan’ la victoria del equipo en cuestión quemando contendedores.

Por otro lado, se comienzan a pedir explicaciones y que los responsables de la actuación policial den la cara. Es aquí cuando surge la figura de Paula Sánchez de León , delegada del Gobierno en la Comunidad Valencia y, por lo tanto, máxima responsable en la provincia de la Policía y la Guardia Civil. Un cargo , recordemos, que se designa a dedo por el propio presidente del Gobierno.

Pero claro, parece ser que a Mariano Rajoy lo único que le interesa es quedar bien frente a sus amiguitos franceses y alemanes ya que en lugar de atender y escuchar las protestas de los ciudadanos a los que gobierna y de alguna manera, representa, sólo se preocupa de no dar mala imagen de España en Europa . Y es que ya se sabe, jugar a ser la marioneta de Merkel y Sarkozy todo el año, y no sólo en Carnaval, tiene sus consecuencias.

Bien mirado, los amantes de la historia pueden aparcar los libros de esta materia por unas horas y vivir, en sus propias carnes, algo parecido a lo que fueron las protestas de mayo del 68 en Francia o ir más allá, seguir mirando al pasado y hacer una caza de brujas en Valencia .

Caza de brujas en Valencia

Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía arremeten duramente contra manifestantes que protestaban por los recortes en educación
Rubén Abad
miércoles, 22 de febrero de 2012, 08:35 h (CET)
Ha vuelto a pasar, el Cuerpo Nacional de Policía se ha sobrepasado y ha arremetido, esta vez, contra unos estudiantes que se manifestaban libre y pacíficamente en las calles de la ciudad de Valencia en contra de los recortes en educación que les afectan directamente.

Si el alzamiento de la opinión pública contra esta fea costumbre de la Policía que comenzó contra los integrantes del movimiento 15M hace unos meses no habían sido suficientes, ahora arremeten incluso contra menores de edad que, en este país, necesitan el permiso de papá y mamá para hacerse un simple pendiente pero ya son lo suficientemente mayores como para ser arrestados y dormir en un calabozo por defender en lo que ellos creen.

Y, ¿cómo lo hicieron? Con sus únicas armas: los libros y la palabra, mientras se enseñaban con ellos algunos policías que, con su traje de antidisturbios, se debían creer mejores que los demás y con la única razón posible. ¿De qué color era su uniforme?, ¿azul verdad? Por momentos he llegado a pensar que se había desteñido en un color gris rancio y Valencia había vuelto la vista atrás unos 60 años.

En este sentido, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconoce que “pudo haberse cometido algún exceso” pero deja también claro que es “evidente que junto a los estudiantes había radicales violentos que crearon los problemas de orden público”.

Quizás el problema (sin dejar de lado las cargas policiales) sea efectivamente mezclar temas y que cuatro radicales, que se apuntan a un bombardeo con tal de armar jaleo y pronunciarse contra el sistema, se incluyan en estas protestas justificadas de los estudiantes tirando por tierra los argumentos más que asentados de los organizadores y dando mala imagen de los mismos igual que ocurre, por ejemplo, en el deporte con las celebraciones de la afición a la que se unen estos radicales que ‘festejan’ la victoria del equipo en cuestión quemando contendedores.

Por otro lado, se comienzan a pedir explicaciones y que los responsables de la actuación policial den la cara. Es aquí cuando surge la figura de Paula Sánchez de León , delegada del Gobierno en la Comunidad Valencia y, por lo tanto, máxima responsable en la provincia de la Policía y la Guardia Civil. Un cargo , recordemos, que se designa a dedo por el propio presidente del Gobierno.

Pero claro, parece ser que a Mariano Rajoy lo único que le interesa es quedar bien frente a sus amiguitos franceses y alemanes ya que en lugar de atender y escuchar las protestas de los ciudadanos a los que gobierna y de alguna manera, representa, sólo se preocupa de no dar mala imagen de España en Europa . Y es que ya se sabe, jugar a ser la marioneta de Merkel y Sarkozy todo el año, y no sólo en Carnaval, tiene sus consecuencias.

Bien mirado, los amantes de la historia pueden aparcar los libros de esta materia por unas horas y vivir, en sus propias carnes, algo parecido a lo que fueron las protestas de mayo del 68 en Francia o ir más allá, seguir mirando al pasado y hacer una caza de brujas en Valencia .

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