WASHINGTON - Cuando hablamos del programa Medicare de la tercera edad, en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que hay que tener "un debate adulto". Así que vamos a escuchar a dos ponentes imaginarios - "Barack" y "Paul".
Aviso: Este debate es un trabajo de ficción. Cualquier parecido con los actores políticos reales es, por desgracia, pura coincidencia.
Paul: VALE tíos, habéis ganado el primer combate. Felicitaciones por ese escaño por Nueva York. Pero el "Medicare que conocemos" no puede seguir funcionando. Los jubilados no tienen ningún incentivo para controlar el gasto, y los proveedores, remunerados por número de intervenciones, tienen todos los motivos para elevar su número sin necesidad. El gasto en la asistencia de la tercera edad estaba en el 8,5% del presupuesto federal en 1990 -- y se situará en el 17,4% hacia el ejercicio 2010.
Barack: El sistema actual no puede continuar. Yo no voy a decir esto en público, pero mi formación se equivoca al fingir que sí. Aún así, tu enfoque va demasiado lejos. Los ancianos recibirán ayudas para contratar seguros privados, pero van a pagar una parte mucho mayor de su bolsillo de la que pagan ahora.
Y con el tiempo, dado que las garantías sólo suben con la inflación, no con el gasto médico, los afiliados tendrán que pagar aún más. No se lo van a poder permitir, no con una renta media inferior a los 21.000 dólares. ¿Y por qué habrían? Tú has impuesto acusados recortes al programa de los ancianos porque no vas a acceder a subir los impuestos y ésa es la única forma de meter en cintura unos presupuestos.
Paul: Mira, yo podría acceder a apoyar impuestos más altos como parte de un acuerdo global. Simplemente no puedo admitirlo en público. En materia de gasto, mi plan destina subvenciones extraordinarias a los más pobres, los más enfermos y los jubilados más ancianos. Si no bastan, podemos hablar. Pero tiene sentido que los ancianos más acomodados abonen una parte mayor. Y ¿qué pasa con el concepto general? ¿Tú puedes aceptar la idea si la subvención crece a un ritmo mayor a la inflación regular?
Barack: ¿Por qué insistes tanto en privatizar el programa de la tercera edad Medicare?
Paul: ¿Por qué eres tan contrario? Tu reforma sanitaria crea mercados de seguros supervisados por el estado para que la gente contrate cobertura a las aseguradoras, y diste subvenciones - ¡cartillas! - para que la gente se lo pudiera permitir. Y puede que no lo hayas notado, pero las aseguradoras privadas forman parte ya del programa público Medicare. Ellas llevan los planes de recetas, que han costado menos de lo esperado. Y ofrecen planes dentro del programa público Medicare Advantage que compensa a las empresas privadas por participar en él como alternativa al programa Medicare tradicional. No es un concepto revolucionario.
Barack: Bueno, lo es si te deshaces del programa original como opción, que es lo que haces en el caso de la gente menor de 55 años. Si - si - estuviera convencido de que el sistema en vigor no se puede reformar, entonces tal vez pensara en planes privados alternativos -- además de la elección tradicional del Medicare.
Pero la Oficina Presupuestaria del Congreso concluye que el gasto sanitario dentro de su plan sería superior al del Medicare tradicional. No sólo los ancianos pagan más de su bolsillo, sino que el gasto general crece porque los planes privados no saben controlar el gasto tanto como Medicare.
Paul: Sí, pero la Oficina da por sentado que profesionales y proveedores van a seguir aceptando pacientes remitidos por el Medicare a esas minutas por consulta. Además da por sentado que el Congreso va a poder resistirse a los esfuerzos de presión política para elevar esa remuneración por parte de los proveedores.
Mi teoría es que los planes privados mantienen bajo el gasto encontrando formas más eficaces de prestar la atención y los ancianos, que ya están curtidos, van a insistir en ahorrar dinero.
Barack: Estoy cansado de oír hablar de gente curtida. Los hogares acogidos al programa Medicare ya están destinando el 15% de su presupuesto a la atención médica, el triple que el resto de los hogares. Y un pequeño porcentaje de los afiliados al Medicare - gente con enfermedades crónicas o a punto de agotar su vida -- representa el grueso del gasto. No se puede ahorrar tanto dinero convenciendo al resto de afiliados de gastar menos.
En el mejor de los planes, no se puede "corregir" la situación del programa Medicare sin reformar el sistema sanitario en general. Hemos de hacer más para poner orden en el gasto ajeno al programa de la tercera edad -- como ampliar ese impuesto de las pólizas sanitarias de lujo contenido en la reforma sanitaria que tú quieres desmontar. De lo contrario, el gasto pasa a otro lado.
Además, la reforma sanitaria intenta toda suerte de reducciones del gasto dentro del programa Medicare. El IPAB -- Independent Payment Advisory Board -- es un mecanismo de seguridad que impone más cambios si los que hay no funcionan. Y yo he propuesto fijar una curva de gasto aún menos acentuada. Al menos hay que darle una oportunidad.
Paul: ¿Crees en serio que el Congreso va a dejar que todo esto salga adelante?
Barack: No lo sé. De todos modos, fue entretenido. Expusiste ideas razonables.
Paul: Tú también. Deberíamos hacer esto más a menudo.