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Stéphane Hessel tiene 93 años. Durante su juventud formó parte de la resistencia francesa contra el nazismo y el gobierno colaboracionista de Vichy. Pasó por varios campos de concentración y estuvo condenado a muerte por ahorcamiento. Por fortuna, sobrevivió para ser parte activa en la redacción de la Declaración de los Derechos Universales del Hombre en 1948 en París. Ha dedicado su vida a la denuncia de los episodios que pisotearan esa carta por la que tantos derramaron su sangre. Es además autor del libro Indignaos (Destino, 2010) prologado por José Luis Sampedro.

Acuñó el término que ha servido para el surgimiento de una ola de protestas en España, y ante algunas embajadas y consulados, con epicentro en la Puerta del Sol madrileña. La palabra indignados ha actuado como instrumento para verbalizar el movimiento social 15M, brotado del malestar que la situación política y económica española auspicia. En su breve libro Hessel arenga a los jóvenes a buscar un motivo (de los muchos) que atente contra la Declaración, rebajando el estatus del ser humano, sus derechos y libertades. Una vez encontrado pide el compromiso mediante la lucha pacífica, la resistencia como arma creativa que impulse la esperanza para poner fin al ataque contra la Declaración. No importa la naturaleza del desafío, los medios han de ser no violentos. No se debe recurrir a ninguna forma de violencia que deslegitime el entorno de la respuesta.

En el pasado algunas iniciativas europeas de los llamados antisistema han acabado con importantes disturbios ante las reuniones del G8, FMI, o G20, que han desacreditado el valor de la protesta, la pancarta y el diálogo. Si se pierde la iniciativa de la palabra, si se rompe la baraja, si se deja de tender la mano que invita a la mesa de negociación, se pierde cualquier credibilidad ante el otro. Obligado así, por otra parte, a mostrar su respuesta más contundente y menos reconciliadora; los cuerpos de seguridad.

La propuesta de Sol ha prendido en la sociedad española como chispa ciudadana por la percepción de hartazgo hacia unas clases política y económica que representan ciertos intereses alejados del sentir popular. Sol se ha autoorganizado en comisiones organizativas para ser operativa y en asambleas para debatir socialmente los focos problemáticos ciudadanos a todo el que quiera hablar, para todo el que quiera escuchar. Ha creado un precedente de indignación colectiva que entusiasmaría a Hessel por su falta de incidentes y su apasionamiento.

Guarda su naturaleza apartidista como elemento transversal para implicar a cualquier clase social. Abarca todo el espectro español porque incumbe a todo aquél que se sienta indignado por un motivo u otro y trata de canalizar esa indignación en una fuerza activa con voz. Desconozco las consecuencias del movimiento 15M tras el panorama postelectoral. Existen puntos de debate comúnmente aceptados por la mayoría que invitan a pensar en una acción mayor, con una implicación más decidida en cuanto a resultados palpables después del efecto sorpresa. En qué consistirán o cómo se abordarán son temas que quizás se apunten en el pensamiento de Hessel.

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Luis López
martes, 24 de mayo de 2011, 07:22 h (CET)
Stéphane Hessel tiene 93 años. Durante su juventud formó parte de la resistencia francesa contra el nazismo y el gobierno colaboracionista de Vichy. Pasó por varios campos de concentración y estuvo condenado a muerte por ahorcamiento. Por fortuna, sobrevivió para ser parte activa en la redacción de la Declaración de los Derechos Universales del Hombre en 1948 en París. Ha dedicado su vida a la denuncia de los episodios que pisotearan esa carta por la que tantos derramaron su sangre. Es además autor del libro Indignaos (Destino, 2010) prologado por José Luis Sampedro.

Acuñó el término que ha servido para el surgimiento de una ola de protestas en España, y ante algunas embajadas y consulados, con epicentro en la Puerta del Sol madrileña. La palabra indignados ha actuado como instrumento para verbalizar el movimiento social 15M, brotado del malestar que la situación política y económica española auspicia. En su breve libro Hessel arenga a los jóvenes a buscar un motivo (de los muchos) que atente contra la Declaración, rebajando el estatus del ser humano, sus derechos y libertades. Una vez encontrado pide el compromiso mediante la lucha pacífica, la resistencia como arma creativa que impulse la esperanza para poner fin al ataque contra la Declaración. No importa la naturaleza del desafío, los medios han de ser no violentos. No se debe recurrir a ninguna forma de violencia que deslegitime el entorno de la respuesta.

En el pasado algunas iniciativas europeas de los llamados antisistema han acabado con importantes disturbios ante las reuniones del G8, FMI, o G20, que han desacreditado el valor de la protesta, la pancarta y el diálogo. Si se pierde la iniciativa de la palabra, si se rompe la baraja, si se deja de tender la mano que invita a la mesa de negociación, se pierde cualquier credibilidad ante el otro. Obligado así, por otra parte, a mostrar su respuesta más contundente y menos reconciliadora; los cuerpos de seguridad.

La propuesta de Sol ha prendido en la sociedad española como chispa ciudadana por la percepción de hartazgo hacia unas clases política y económica que representan ciertos intereses alejados del sentir popular. Sol se ha autoorganizado en comisiones organizativas para ser operativa y en asambleas para debatir socialmente los focos problemáticos ciudadanos a todo el que quiera hablar, para todo el que quiera escuchar. Ha creado un precedente de indignación colectiva que entusiasmaría a Hessel por su falta de incidentes y su apasionamiento.

Guarda su naturaleza apartidista como elemento transversal para implicar a cualquier clase social. Abarca todo el espectro español porque incumbe a todo aquél que se sienta indignado por un motivo u otro y trata de canalizar esa indignación en una fuerza activa con voz. Desconozco las consecuencias del movimiento 15M tras el panorama postelectoral. Existen puntos de debate comúnmente aceptados por la mayoría que invitan a pensar en una acción mayor, con una implicación más decidida en cuanto a resultados palpables después del efecto sorpresa. En qué consistirán o cómo se abordarán son temas que quizás se apunten en el pensamiento de Hessel.

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