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Como sociólogo, he investigado por qué hay tantos médicos ricos y tantos abogados pobres. Parece deberse, en buena parte, a que no pocos médicos procuran que se visite al mayor número posible de sus amigos, mientras que el abogado aconseja que no se consulte a ningún colega suyo.
También parece influir en ello lo que ya observaba el refrán: “El médico nos ve en toda nuestra debilidad y el abogado en toda nuestra maldad”, aprovechándose el primero de la debilidad del paciente e imitando el otro la maldad de su cliente. El refrán, por cierto, se refiere también al cura, pero sería toda una necedad comentarlo, aunque el cura ha perdido ya gran parte de su prestigio, que ha pasado -y por ello quizá sea yo aquí censurado- a los médicos.
En una cultura ética repleta de principios atávicos no superados pareciera que la reprobación moral de la familia no venciese la idea de otredad al entender la primera como un espacio colonizado y externo a cualquier realidad por escatológica que resultase. El tacticismo político usa de forma sombría este tipo de herencias sociales para definir las fronteras entre lo posible y no posible.
El sistema dominante o establishment estadounidense utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y conformar una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Nosotros, hombres sencillos, de difícil discurso, sólo tenemos claro varios términos muy simples: TIMO, ENGAÑO, MENTIRA, REALIDAD y VERDAD. Académicamente hay conceptos que se definen de tal forma que parecen lo que no son o son lo que no parecen... SÓLO UNA BUENA EDUCACIÓN ACLARA CADA SIGNIFICADO.
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