Se estiman alrededor de 290.000 personas en España que atienden al nombre de Javier o, en su defecto, Javi. Un nombre de origen vasco que caracteriza a quien lo lleva por ser pensador ágil, con capacidad analítica y tendencia a armonizar contrarios. El apellido Guerra pertenece a más de 34.000 personas, una palabra que a priori, no presta a agrado por su significado.
Pese a que ambos distintivos sean muy comunes, solo el fútbol hace a uno único. Javi Guerra Rodríguez, por su talante y táctica, se ha convertido en poco tiempo en la piedra angular del equipo vallisoletano. Aunque hace gala de un apellido manido, demuestra la garra que la palabra ‘guerra’ conlleva. Un delantero que llegó a orillas del Pisuerga bajo la sombra de Calle y Keita –fichajes estrellados- y que ocho meses después se ha convertido en el único punta nato del equipo pucelano.
El pichichi de Pucela, un seguro goleador (realvalladolid.es)
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Le ha costado 29 años pero ya su nombre comienza a hacerse eco. Ha superado sus propios récords, a falta de disputar doce partidos, pues su plusmarca personal eran los 12 goles que marcó la pasada temporada con el Levante. Precisamente, llegó a este Club -cedido por el Mallorca- tras pasar por dos descensos, con el Alavés y el Granada, y allí, es donde su suerte dio una vuelta de tuerca. Titular indiscutible –jugó 37 partidos esa campaña-, ascendió con el equipo levantino, sin embargo, en verano, el conjunto blanquivioleta se hizo con sus servicios y recaló en Valladolid para realizar su, hasta ahora, mejor temporada.
De esta forma, ha creado en el Pucela una ‘Guerradependencia’, hasta tal punto, que es preferible no dejar volar la imaginación y preguntarse dónde estaría el equipo sin el ariete malagueño. Es autor de 17 dianas que le han llevado a ser el pichichi blanquivioleta, un dato que por otro lado demuestra la falta de olfato goleador del resto del plantel, pues son 38 los goles totales del equipo.
Con sus estadísticas, ya ha cavado un hueco en los corazones pucelanos y va camino de convertirse en un jugador histórico de la plantilla vallisoletana. Iguala la marca del tan querido Joseba Llorente y tan solo le hacen falta dos tantos más para hacer lo mismo con Víctor Fernández, el máximo anotador el año del ascenso. Así, también ha alcanzado los números de Quini y ha recortado distancias con los pichichis de la Liga, Geijo y Jonathan Soriano, para colocarse a dos goles de diferencia.
Sus buenas maneras le han llevado a convertirse en el jugador más utilizado por los dos técnicos que han pasado por Zorrilla esta temporada, ha disputado 2.580 minutos y tan solo se ha perdido un partido por sanción. Es obvio decir que todo apunta a que seguirá jugando los 90 minutos, debido a que los recambios más cercanos se encuentran en el Promesas, después del fallido fichaje de Ferreira y la marcha de Calle y Keita.
Con su ágil pensamiento, su capacidad analítica y su tendencia a armonizar contrarios es como Javi Guerra hace honor a su apellido. Gracias al andaluz, la llama pucelana sigue viva y por eso, hay que tratarlo con mucho mimo y ofrecerle todo lo necesario, solo así podrá seguir dando alegrías a los aficionados y sobre todo, mucha, mucha Guerra.