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No suele asociarse al estrés sino a un proceso fisiológico natural

Uno de cada diez niños padece bruxismo

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El bruxismo, hábito involuntario de apretar y/o rechinar los dientes, es un problema que puede producirse a cualquier edad. No es un trastorno exclusivo de la población adulta, sino que los niños también se pueden encontrar entre los afectados. Uno de cada diez niños lo padece y suele manifestarse de forma particular entre los 4 y 6 años de edad, según datos del Estudio Sanitas de Salud Bucodental 2016.

Para detectar si un niño padece bruxismo es importante fijarse en si presenta dientes astillados, rotos, sensibles, o dolores de cabeza, de músculos masticatorios, de cuello o de espalda.

A diferencia del bruxismo en adultos, en los casos infantiles no suele asociarse al estrés sino que, entre sus causas más habituales, está un proceso fisiológico natural para estimular el crecimiento de los músculos y huesos de la cara. “En este caso, es habitual que desaparezca de forma espontánea después de que hayan salido las muelas permanentes y dientes incisivos”, explica Patricia Zubeldia, odontóloga responsable de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental. Si el bruxismo aparece más tarde, las causas más probables son patológicas y varían desde el estrés, la ansiedad hasta problemas de la articulación temporomandibular o la alineación inadecuada de los dientes.

Pero el bruxismo también puede producirse por otros factores físicos o psicológicos, sobre todo cuando los niños ya han hecho el recambio dentario y tienen todos los dientes permanentes. Entre los primeros hay que señalar problemas de oclusión dental, es decir, con la apertura o cierre de la boca. Y entre los factores psicológicos o emocionales destaca el estrés, que los niños pueden manifestar debido a la sobrecarga de actividades extraescolares, a problemas en el colegio, la llegada de un nuevo hermano, etc.

“En cualquier de los casos es aconsejable acudir al dentista para tratar este bruxismo ya que puede tener consecuencias más graves como inflamación de las encías favoreciendo la aparición de una enfermedad periodontal, deterioro del esmalte de los dientes, contracturas musculares faciales e incluso puede causar dolor de cabeza u oídos”, alerta Patricia Zubeldia.

Tratamiento del bruxismo infantil, férula de descarga y actividades relajantes previas al sueño El bruxismo puede corregirse con una férula de descarga. Patricia Zubeldia explica que “este tipo de tratamiento ayuda a impedir que los dientes se rocen entre sí y a generar una dispersión de fuerzas que provoca la relajación de los músculos que intervienen en el mecanismo por el que se produce ese rechinamiento de los dientes”.

Además, la odontóloga de Sanitas, comenta que “es conveniente que el niño realice actividades que le permitan relajarse, sobre todo, antes de dormir. A veces realizan tantas actividades a lo largo del día que no tienen tiempo para jugar, relajarse o simplemente no hacer nada y esto les provoca estrés”.

También es aconsejable evitar que el niño coma alimentos estimulantes como chocolate o bebidas azucaradas, vea la televisión o juegue a videojuegos antes de dormir.

Uno de cada diez niños padece bruxismo

No suele asociarse al estrés sino a un proceso fisiológico natural
Francisco Acedo
miércoles, 22 de febrero de 2017, 00:05 h (CET)
El bruxismo, hábito involuntario de apretar y/o rechinar los dientes, es un problema que puede producirse a cualquier edad. No es un trastorno exclusivo de la población adulta, sino que los niños también se pueden encontrar entre los afectados. Uno de cada diez niños lo padece y suele manifestarse de forma particular entre los 4 y 6 años de edad, según datos del Estudio Sanitas de Salud Bucodental 2016.

Para detectar si un niño padece bruxismo es importante fijarse en si presenta dientes astillados, rotos, sensibles, o dolores de cabeza, de músculos masticatorios, de cuello o de espalda.

A diferencia del bruxismo en adultos, en los casos infantiles no suele asociarse al estrés sino que, entre sus causas más habituales, está un proceso fisiológico natural para estimular el crecimiento de los músculos y huesos de la cara. “En este caso, es habitual que desaparezca de forma espontánea después de que hayan salido las muelas permanentes y dientes incisivos”, explica Patricia Zubeldia, odontóloga responsable de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental. Si el bruxismo aparece más tarde, las causas más probables son patológicas y varían desde el estrés, la ansiedad hasta problemas de la articulación temporomandibular o la alineación inadecuada de los dientes.

Pero el bruxismo también puede producirse por otros factores físicos o psicológicos, sobre todo cuando los niños ya han hecho el recambio dentario y tienen todos los dientes permanentes. Entre los primeros hay que señalar problemas de oclusión dental, es decir, con la apertura o cierre de la boca. Y entre los factores psicológicos o emocionales destaca el estrés, que los niños pueden manifestar debido a la sobrecarga de actividades extraescolares, a problemas en el colegio, la llegada de un nuevo hermano, etc.

“En cualquier de los casos es aconsejable acudir al dentista para tratar este bruxismo ya que puede tener consecuencias más graves como inflamación de las encías favoreciendo la aparición de una enfermedad periodontal, deterioro del esmalte de los dientes, contracturas musculares faciales e incluso puede causar dolor de cabeza u oídos”, alerta Patricia Zubeldia.

Tratamiento del bruxismo infantil, férula de descarga y actividades relajantes previas al sueño El bruxismo puede corregirse con una férula de descarga. Patricia Zubeldia explica que “este tipo de tratamiento ayuda a impedir que los dientes se rocen entre sí y a generar una dispersión de fuerzas que provoca la relajación de los músculos que intervienen en el mecanismo por el que se produce ese rechinamiento de los dientes”.

Además, la odontóloga de Sanitas, comenta que “es conveniente que el niño realice actividades que le permitan relajarse, sobre todo, antes de dormir. A veces realizan tantas actividades a lo largo del día que no tienen tiempo para jugar, relajarse o simplemente no hacer nada y esto les provoca estrés”.

También es aconsejable evitar que el niño coma alimentos estimulantes como chocolate o bebidas azucaradas, vea la televisión o juegue a videojuegos antes de dormir.

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