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Maldad

Estamos en una sociedad en la que la maldad no debería ser algo frecuente
José Manuel López García
martes, 21 de febrero de 2017, 00:00 h (CET)
La maldad humana se puede definir y explicar de infinidad de maneras. Es cierto que también los humanos poseemos, en general, una cierta empatía hacia los demás. Pero en muchas situaciones sociales, los malos modos y el mal se abren paso sin necesidad. Parece que hace falta que se reflexione sobre el respeto o la consideración hacia nuestros semejantes.

No tenerlo en cuenta puede ser una clara muestra de ignorancia. Los malos comportamientos hacia otras personas son indicativos de una falta de moral y de bondad que no es admisible en las relaciones sociales. Todos nos debemos respeto y pensar lo contrario es ignorar que los principios éticos deben dirigir nuestra conducta individual. Esto está profundamente relacionado con la educación en valores y con la formación de ciudadanos responsables y respetuosos.

La sociedad establece unos códigos de conducta que deben ser observados por todos. Comportarse sin ajustarse a un orden ético básico perjudica gravemente las interacciones sociales. La astucia puede ser algo bueno, pero no si se utiliza con fines malos o negativos.

En la teoría platónica el mal es aquello en lo que no participa de ninguna manera la idea del Bien. Platón entiende que como las ideas son perfectas y positivas, todo lo malo es exclusivo del mundo sensible, ya que está sujeto a los cambios y a la corrupción e imperfección.

Desde hace unos años la neurociencia social ha investigado y estudiado la actividad y el funcionamiento de dos cerebros en interrelación mutua y ha alcanzado nuevos conocimientos sobre los procesos neuronales implicados. La cognición social depende de la cultura y la educación y también de factores biológicos y genéticos.

Los científicos han sabido que esta red de conexiones neuronales está relacionada con la cognición social, facultad gracias a la cual podemos tener determinados pensamientos o sentimientos, como la empatía, al interactuar con otros individuos.

Un estudio realizado en 2011 por investigadores de la Duke University y de la Princeton University de Estados Unidos, sugiere que la clave de estos comportamientos podría estar en el fallo de una red neuronal implicada en la interacción social y en el reconocimiento de otras personas como humanos. La crueldad se define como la respuesta emocional de la obtención de placer con el sufrimiento y dolor de otros o la acción que necesariamente causa tal sufrimiento o dolor. Es considerada como un signo de desajuste psicológico por la Asociación Americana de Psiquiatría. “No existe un gen de la maldad en el ser humano, pero hay circunstancias biológicas y culturales que propician la perversidad”. Aunque, también es cierto que según el doctor Kent Kiehl, neurocientífico de la Universidad de Nuevo México, los psicópatas tienen menor densidad neuronal en el sistema paralímbico que es una de las zonas fundamentales para el procesamiento de las emociones. Además, según el doctor Nigel Blackwood miembro del Instituto de Psiquiatría en King College, el MAO-A no es el promotor del crimen en sí, ya que influyen otros factores. De todos modos, conviene saber que la mayoría de las personas son buenas y tienen empatía hacia los demás. Los valores éticos son básicos para una convivencia satisfactoria y para la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Lo que también es evidente es que se deben impulsar y apoyar actitudes buenas y colaborativas en una sociedad que es muy competitiva y en la que parece imperar la lucha de todos contra todos. Y esto debe cambiar se puede competir y a la vez cooperar y respetar.

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