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​La deshidratación por altas temperaturas compromete la salud articular

El calor aumenta el estrés oxidativo, lo que favorece la microinflamación y compromete la recuperación tras hacer deporte
Redacción
viernes, 8 de agosto de 2025, 11:25 h (CET)

El calor extremo, la deshidratación y el exceso de actividad física pueden pasar factura a músculos y articulaciones durante el verano, sobre todo en personas activas o que retoman el ejercicio en vacaciones. Así lo advierte una revisión de estudios de Longevitas sobre el impacto de las altas temperaturas en la salud articular. “Las altas temperaturas aumentan el estrés oxidativo, favorecen microinflamaciones por esfuerzo y comprometen la recuperación si no se compensa adecuadamente”, explica el doctor Ángel Durántez, experto en medicina preventiva y miembro del comité científico de Longevitas.


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Una hidratación adecuada es esencial para mantener la integridad estructural de las articulaciones y los tejidos circundantes, ya que la deshidratación puede provocar un aumento de la rigidez y una reducción de la flexibilidad de los tejidos conjuntivos, lo que puede aumentar el riesgo de lesiones durante las actividades físicas, asegura una investigación publicada en European Journal of Sports & Exercise Science. Además, en el caso de los deportistas profesionales, la deshidratación también se relaciona con dolor en las articulaciones y los músculos, lo que ralentiza el ritmo de curación y aumenta las probabilidades de sufrir lesiones, indica un trabajo en The therapist.


La carga repetida en articulaciones, especialmente en deportistas que entrenan en superficies duras, junto con la sudoración excesiva y una menor atención a la nutrición diaria, pueden ser un cóctel perfecto para la inflamación crónica de bajo grado. El ex deportista Aitor Ocio destaca la importancia de cuidarse en esta época del año. “El cuerpo tiene memoria. Cada entrenamiento, cada lesión, cada descanso mal gestionado... todo queda registrado. En verano es fácil bajar la guardia. Pero si no te recuperas bien, lo pagas en otoño”, explica el ex futbolista.


Para frenar la inflamación es eficaz la suplementación con resolvinas, un agente lipídico especializado (también denominadas SPMs). Un trabajo publicado en la revista Nutrients analiza cómo los SPMs derivados de omega-3 pueden acelerar la reparación muscular tras el daño inducido por el ejercicio, destacando su papel en la resolución activa de la inflamación. “No hay que bloquear la inflamación como si fuera un enemigo, sino acompañar su resolución natural”, asegura Aitor Ocio.

Frente al uso de antiinflamatorios clásicos que enmascaran el dolor sin resolver el origen, Ocio apuesta por moléculas que facilitan la resolución endógena. Entre ellas, destaca las P-Resolvinas, una fórmula basada en precursores naturales como 17-HDHA y 18-HEPE, que estimulan la producción propia de resolvinas por parte del cuerpo. Estos lípidos pro-resolutivos no bloquean el proceso inflamatorio, sino que ayudan a cerrarlo en el momento adecuado, evitando que se cronifique.


Vitaminas D y K2 y magnesio para la salud metabólica


Además, Ocio también destaca el papel del entorno metabólico: sin una base adecuada de micronutrientes, el cuerpo no puede reparar ni adaptarse con eficacia. En verano, la exposición solar no siempre garantiza niveles óptimos de vitamina D, especialmente en deportistas que entrenan a primera o última hora del día. La vitamina D3 modula la respuesta inflamatoria, regula la función inmunitaria y protege el hueso. La K2, por su parte, dirige el calcio hacia el tejido óseo y evita su acumulación en arterias y articulaciones. Y el magnesio bisglicinato, con alta absorción y buena tolerancia digestiva, sostiene la función muscular, previene calambres y facilita la síntesis de energía. “Lo que yo hacía antes como atleta ahora lo adapto a una longevidad activa. Sigo entrenando, sigo exigiendo a mi cuerpo... pero ahora lo escucho más. Y la diferencia está en cómo me recupero”, finaliza Ocio.

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El calor extremo, la deshidratación y el exceso de actividad física pueden pasar factura a músculos y articulaciones durante el verano en personas activas o que retoman el ejercicio en vacaciones. Además, una hidratación adecuada es esencial para mantener la integridad estructural de las articulaciones, ya que la deshidratación puede provocar un aumento de la rigidez y una reducción de la flexibilidad de los tejidos conjuntivos, aumentando el riesgo de lesiones.

Las cálidas aguas del verano nos invitan a disfrutar de la playa y el mar, pero con la subida de las temperaturas, una amenaza silenciosa emerge en nuestras costas: las medusas. Estos enigmáticos animales marinos, bellos y transparentes, se convierten en la pesadilla de muchos bañistas, causando picaduras que pueden arruinar un día de vacaciones. La prevención y saber cómo actuar es crucial para minimizar los riesgos y disfrutar del verano sin sobresaltos. 

El aumento de la exposición durante el verano a factores externos como el sol, el cloro, el aire acondicionado o el polen provocan un incremento de las consultas relacionadas con problemas oculares. En este sentido, se aprecia un repunte en casos de conjuntivitis, queratitis, síndrome de ojo seco y traumatismos oculares durante estos meses. Afecciones que, de no ser tratadas correctamente y a tiempo, pueden derivar en complicaciones importantes.

 
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