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Astrobiología: la fascinante búsqueda de vida más allá de la Tierra

La ciencia que nos acerca cada día más a responder una de las preguntas más trascendentales de la existencia: ¿estamos solos en el universo?
Redacción
jueves, 31 de julio de 2025, 11:58 h (CET)

La humanidad ha mirado el cielo nocturno con asombro desde tiempos inmemoriales, preguntándose si estamos solos en esta vasta extensión cósmica. Lo que alguna vez fue una cuestión puramente filosófica, hoy se ha transformado en un campo de investigación científica riguroso: la astrobiología. Esta disciplina multidisciplinar integra conocimientos de biología, química, geología, astronomía y otras ciencias para estudiar el origen, evolución, distribución y futuro de la vida en el universo. Su objetivo principal es comprender si la vida es un fenómeno único de nuestro planeta o si, por el contrario, es un componente común del cosmos.


ZASTROBIOLOGÍA


El universo, como un poderoso motor de conciencia ambiental y una inagotable fuente de investigación, es la causa del Grupo Siglo XXI a lo largo de este mes de julio.


La astrobiología se cimienta en varias líneas de investigación interconectadas. Una de las más cruciales es la comprensión de las condiciones necesarias para la emergencia y sustento de la vida tal como la conocemos. Esto implica estudiar extremófilos en la Tierra, organismos capaces de prosperar en ambientes que consideraríamos inhóspitos (temperaturas extremas, acidez, salinidad, radiación), lo que amplía nuestra concepción de dónde podría existir vida más allá de nuestro planeta. Al mismo tiempo, se investiga la química prebiótica, es decir, cómo los componentes básicos de la vida (aminoácidos, nucleótidos) pudieron formarse en entornos planetarios tempranos o incluso en el espacio interestelar. Recientes experimentos de laboratorio, actualizados a 2025, han explorado la estabilidad de bases de ácidos nucleicos, aminoácidos y dipéptidos en ácido sulfúrico concentrado, lo que abre la posibilidad de que la atmósfera de Venus, a ciertas altitudes, pudiera albergar los complejos químicos necesarios para la vida.


La búsqueda de vida en otros planetas se concentra principalmente en la detección de biofirmas, que son cualquier substancia o fenómeno que sea evidencia de vida pasada o presente. Estas pueden ser atmosféricas, como la presencia de gases que no se producen fácilmente sin la intervención biológica (ej. oxígeno, metano en ciertas proporciones), o superficiales, como pigmentos o patrones geológicos específicos. La tecnología actual permite analizar las atmósferas de exoplanetas, y futuros telescopios prometen capacidades aún mayores para detectar estas sutiles pistas. Sin embargo, investigaciones recientes de julio de 2025, a raíz de observaciones con el Telescopio Espacial James Webb (JWST) del exoplaneta K2-18b, sugieren que la detección de biosignaturas será un desafío complejo. Aunque inicialmente se insinuaron posibles moléculas como el dimetil sulfuro (DMS), producido por microorganismos marinos en la Tierra, análisis más precisos indican que compuestos abióticos también podrían generar estas señales, subrayando la necesidad de una caracterización atmosférica detallada y la búsqueda de múltiples líneas de evidencia para confirmar la presencia de vida.


Dentro de nuestro propio sistema solar, los objetivos principales de la astrobiología son Marte, Europa (luna de Júpiter) y Encélado (luna de Saturno). En Marte, los hallazgos recientes de julio de 2025, basados en estudios con simulaciones computacionales, sugieren que partículas de alta energía del espacio, los rayos cósmicos, podrían generar la energía necesaria para sustentar vida microbiana bajo la superficie, incluso en entornos fríos y oscuros con agua subterránea. Este concepto introduce una "zona habitable radiolítica" que complementa la tradicional "zona Ricitos de Oro". Además, análisis actualizados de los glaciares marcianos (julio de 2025) indican que estos son más puros (más del 80% de hielo de agua) y uniformes de lo que se pensaba, proporcionando una mejor comprensión del ciclo del agua en Marte y un recurso potencial para futuras misiones. También, se ha presentado evidencia convincente (julio de 2025) de que los depósitos estacionales de escarcha en la superficie marciana podrían dar lugar a parches de salmuera líquida, ofreciendo nichos para la vida microbiana.


En Europa, las observaciones con el JWST, publicadas en julio de 2025, han revelado niveles elevados de dióxido de carbono (CO2) y peróxido de hidrógeno (H2O2) en regiones conocidas como "terrenos caóticos", que son áreas con evidencia de interacción entre la superficie y el océano subglacial. Experimentos de laboratorio recientes (julio de 2025) han demostrado que la presencia de CO2 puede aumentar significativamente la producción de peróxido de hidrógeno en hielo de agua a temperaturas similares a las de Europa, lo que es astrobiológicamente relevante ya que la síntesis de oxidantes es crucial para la vida. Aunque un estudio de julio de 2025 sugiere que la evolución interna de Europa pudo haber sido lenta, lo que implicaría menos actividad hidrotermal, el continuo descubrimiento de componentes químicos y la evidencia de un océano líquido bajo la superficie mantienen a Europa como un candidato prioritario.


Por su parte, Encélado sigue siendo un foco de intenso interés. Investigaciones de febrero de 2025 sugieren que su océano subsuperficial podría estar estratificado en capas con diferentes densidades, lo que podría dificultar la mezcla y el transporte de biofirmas desde las profundidades hasta las plumas que emanan de su superficie. No obstante, hallazgos previos, de finales de 2023, ya habían identificado una fuente de energía química considerablemente más potente y diversa de lo que se pensaba en el océano de Encélado, incluyendo una variedad de compuestos orgánicos oxidados que podrían servir como combustible metabólico para la vida. La presencia de agua líquida, compuestos orgánicos, fósforo e hidrógeno molecular, detectados en las plumas, hacen de Encélado un lugar extremadamente prometedor para la búsqueda de vida.


En cuanto a las posibilidades de encontrar vida en otros lugares del universo, la ciencia se muestra optimista. El descubrimiento de miles de exoplanetas, muchos de ellos en zonas habitables alrededor de sus estrellas (regiones donde la temperatura permite la existencia de agua líquida en la superficie), sugiere que el número de mundos potencialmente aptos para la vida es inmenso. Recientemente, en enero de 2025, se confirmó el descubrimiento de una "súper-Tierra" (HD 20794 d), con una masa seis veces la de la Tierra, orbitando en la zona habitable de una estrella cercana similar a nuestro Sol, a solo 20 años luz de distancia. Estos hallazgos, junto con la identificación de otro exoplaneta "súper-Tierra" (L 98-59 e) en la zona habitable de una enana roja cercana (julio de 2025), incrementan las probabilidades de que la vida no sea un fenómeno exclusivo de la Tierra.


¿Cómo sería esa vida, siempre según la ciencia? Es improbable que se parezca a lo que vemos en las películas de ciencia ficción. La vida extraterrestre, si existe, podría ser microbiana, quizás una simple bacteria o arquea. Si fuera más compleja, probablemente se basaría en el carbono y el agua, debido a las propiedades únicas de estos elementos para formar moléculas complejas y actuar como solvente. Sin embargo, no se descartan otras bioquímicas hipotéticas, aunque se consideran menos probables. La evolución, un proceso de adaptación al entorno, dictaría formas y funciones que podrían ser radicalmente diferentes a las terrestres. Organismos capaces de soportar condiciones extremas, con metabolismos adaptados a diferentes fuentes de energía o con sentidos que no podemos ni imaginar, podrían ser la norma.


La detección de vida, incluso de una forma microbiana simple, tendría profundas implicaciones para la humanidad, alterando la comprensión de nuestro lugar en el universo y la universalidad de los procesos biológicos. La astrobiología, con su enfoque riguroso y su constante búsqueda de evidencia, nos acerca cada día más a responder una de las preguntas más trascendentales de la existencia: ¿Estamos solos? La aventura científica de la búsqueda de vida en otros mundos apenas comienza, y cada nuevo descubrimiento nos acerca a desvelar los secretos del cosmos.

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