Estos días he leído con referencia a la lectura una idea que me ha parecido interesante y conveniente trasmitirla, es que si no se disfruta con la lectura y si no es buena la comprensión lectora es más difícil desarrollar un pensamiento crítico, es más fácil perder espacios de libertad y sucumbir a la desinformación. La lectura y la compresión lectora aumentan la capacidad de atención que, en un entorno digital, se ha convertido en una de las dimensiones esenciales de la inteligencia.
El reto para el sistema educativo es que los alumnos, durante sus actividades de aprendizaje, mejoren los hábitos de lectura que traen de casa. Los niños que no tienen libros en casa suelen sufrir un retraso cognitivo de un año y medio respecto a los que tienen en casa al menos cien libros. La familia es decisiva: un niño que no ve leer a sus padres difícilmente leerá. Y las familias que leen menos son las que menos ingresos tienen. El colegio y los profesionales de la educación tienen la tarea de superar esta desventaja.
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