A Heidegger, a los demasiado humanos.
Dónde quedan las vísceras/ si la noche sombría en las redes/ con la letra se ensaña/ usted, mande y responda/. Esto de convivir no es fácil/aunque lo ponen en duda/ necios, inocentes, deslucidos y locos/. A quién le importa/ si quedan el fuego/ las vacías crisálidas/ la estupidez diplomática/la empobrecida esperanza/. Aquella lucha obcecada/ y palabra, tanta palabra/ silentes anidan/ en bares, farolas/balaceras y abismos/. El río y los micrófonos se volvieron de plata/la luna fugó/ pues el sol, el océano y las montañas/ son el gentil hallazgo/los business de la derrota.
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