Parece que está demostrado. Cuando aumenta la temperatura, aumentan los conflictos. No solamente los conflictos de pareja (...). Abundan los titulares que exponen esta “evidencia”: José Cabrera, psiquiatra forense: “El calor altera el cerebro”. “Las altas temperaturas nos vuelven más antisociales”. “¿Cómo afectan las altas temperaturas a la salud mental?”. Aumentan la irritabilidad y afectan la toma de decisiones.
Este último titular me lleva a la decisión de Trump de atacar Irán, violando el Derecho Internacional. Una decisión “loca”.
Relacionando la física con la biología, podríamos decir que, al aumentar el calor, aumenta el movimiento de las partículas y el desorden en los sistemas físicos (2.ª ley de la termodinámica), y también aumenta el “desorden” y el estrés en los organismos. En las personas, más “desorden”, más confusión, más irritabilidad y menos autocontrol.
Cuando le planteé a un médico mis dudas sobre ese aumento de desorden y estrés, y la irritabilidad derivada, me respondió lo siguiente: con el calor, sudamos más y perdemos agua, y con una sangre menos fluida, y por otras razones, nuestro cerebro funciona peor. Y además, se altera el funcionamiento de los neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo.
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