¿Qué clase de capo mafioso abandonaría a la intemperie a su familia?

El último informe de la UCO detalla la actividad delictiva de una «organización criminal» integrada por altos cargos del Gobierno y del Psoe. Los jefes de esta banda no eran segundos espadas. José Luis Ábalos y Santos Cerdán han sido los hombres de confianza de Pedro Sánchez y los número dos en el Gobierno y en el partido durante años. Ellos son los dos que han llevado durante el sanchismo la manija del poder en el Gobierno y en el Psoe.

No estaban solos. De momento, se sabe que les acompañaban altos cargos de la Administración, cooperadores necesarios como la ex presidenta de Adif, Ana Pardo de Vera, y el ex Director General de Carreteras, Javier Herrero, quienes manipulaban licitaciones para conceder contratos de obras públicas a las empresas que pagaban las mordidas a la banda. A buen seguro que iremos conociendo más detalles y el nombre de más altos cargos, funcionarios y empresas públicas y privadas involucradas.

Como nos detalla la Guardia Civil, estamos ante una trama criminal corrupta, formada en comanda entre el Gobierno, la dirección del Psoe y grandes constructoras del país, comprobándose una vez mas que la corrupción en España es sistémica.

Lo peor para Sánchez no es esto: ahora queda claro que todo era verdad. El relato conspiranoico del fango y los 'pseudomedios' se les ha caído. A partir de ahora, todas las nuevas informaciones gozarán en la opinión pública de mayor credibilidad aún y el gobierno y su brunete mediática se quedan sin relato. Las ‘inventadas» de Aldama son ya las verdades del barquero. Hoy su mujer y su hermano parecen todavía más culpables y los medios que lo dieron a conocer son la necesaria prensa libre.

Ante todo esto, la respuesta de Sánchez no ha podido ser más decepcionante: no hay asunción de responsabilidades por su parte: no dimite, no convoca ni elecciones ni una mísera moción de confianza. Ha tratado de cerrar la crisis con la dimisión de Cerdán y el anuncio de una auditoría externa para demostrar que el partido no se ha beneficiado de financiación ilegal.

Lo de la auditoría no servirá para nada ya que es obvio que no dilucidará si Cerdán financiaba al Psoe con los fondos que obtenía la trama, pero si es una medida estratégicamente inteligente por parte de Sánchez, que consigue retrasar y situar en un nivel distinto la exigencia de responsabilidad. Todos pensaban que si caía Cerdán, era el fin de Sánchez, su último cortafuego. Va a ser que no. El presidente se saca nueva chistera y nos dice con la auditoría lo siguiente: no dimito ahora por lo de Cerdán, pero si se demuestra que el partido se ha financiado ilegalmente, quizá.

Algo así tardaría años en demostrarse en un juzgado, nunca en una auditoría, con lo que en todo caso consigue ganar tiempo e irse de rositas. A parte, con esto mantiene entretenido y alimentado al equipo de opinión sincronizada, en shock y ávido de argumentarios, repitiéndonos que la auditoría demuestra las ganas de aclarar y regenerar.

Sánchez es un personaje maniatado por sus propios problemas. Más allá de su conocido y fervoroso deseo por mantener el poder, están los problemas judiciales de su mujer y su hermano – y los que puedan afectarle directamente en un futuro cercano- no le permiten dimitir ni convocar elecciones.

Si se va, perdería el control sobre todas las estructuras judiciales que controla y todos los jueces y fiscales que fueron nombrados por el o gracias al Psoe. Sánchez debe pensar: ¿Qué capo mafioso abandona a su familia, dejándola a la intemperie frente a otras bandas mafiosas – políticas y mediáticas- rabiosas por acabar con ella? Por encima de su cadáver.

Mientras tanto, sus socios parlamentarios están encantados. A la debilidad numérica en el Congreso, hay que sumar ahora este terremoto y los siguientes que puedan venir desde la prensa y la UCO. La regeneración y la corrupción del Estado se la pelan. Ellos tienen sus intereses y el reloj del fin de la legislatura ya se ha puesto en marcha. Los socios olisquean la herida abierta y tratarán de comerse los restos que queden de un cadáver que se descompone pero que aún puede puede proporcionar alimento. Lo aseguró el mismo día de la dimisión de Cerdán la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Diaz, diciendo a los medios que Sumar seguirá apoyando al Gobierno solo si este da un giro social.

¿Se va a arreglar la corrupción y el putiferio pagado con dinero público con lo social? Por su lado, Puigdemont no dará paso alguno antes de que La Amnistía quede atada y bien atada, y aclarado el panorama de su delito de malversación.

Tampoco se espera movimiento relevante alguno en el Psoe, un partido que murió hace ya más de una década, reconvertido en plataforma de marketing político electoral a la mayor gloria de Pedro Sánchez, sin contrapesos internos ni poderes reales regionales. Una cáscara virtual rellena de sectarismo, de vacíos argumentarios para convencidos de la causa. Ni los Madina, ni los Lobato ni nadie puede organizar internamente nada ahí hasta que el partido esté hecho trizas después de implosionar, fuera del poder, y alguien se pueda acercar sin traje ignífugo al foco del incendio a buscar restos entre las cenizas. No queda tanto para esto.