Aún mi vida está atada a mi incansable presente, y sin pasado ni futuro me muevo día a día, con propios e impropios segundos que me dominan. Esperando la muerte, que vendrá, pero que deberé evitar, porque sobrevivir será mi triunfo.
Quise a Bertito, quise a Pochito, y a Pedrito, pero mi futuro estará dónde marquen las estrellas, no puedo desprenderme de ellas.
No obstante el amor nunca muere, no Señor. Y con mis michis familia, tendré que volver a unirme. Por siempre y siempre pensé que a ellos debo volver, que ellos nunca me dejaron, ni olvidaron. Y regresaremos, claro. Todos a mi lado.
De Tsunami de Rosas
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