Como mayo está dedicado a María Santísima, el mes de junio lo está al Sagrado Corazón. Con el Papa León XIII se hizo universal en la Iglesia el Culto al Sagrado Corazón, y escribió la Encíclica “Sobre la Consagración del Género Humano al Sagrado Corazón de Jesús” (1899).
Este año, en el marco del Jubileo de la Esperanza, en Valladolid se celebra un Congreso Internacional del Corazón de Jesús (del 6 al 8). La Santa Misa del Primer Viernes, en la iglesia del monasterio de las Madres Salesas de Valladolid, fue de un lleno espectacular. Allí se consagraron al Corazón de Cristo, un nutrido grupo de peregrinos venidos de Málaga para ello. La consagración es el culmen de la devoción. Benedicto XVI afirmó en el inicio de sus pontificado: “ No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada y lo da todo!” . Sobre el Sagrado Corazón versó la última encíclica del Papa Francisco: "Dilexit nos" ("Nos amó"), 2024.
Desde los primeros siglos, los cristianos se han fijado, piadosamente, en la herida abierta por la lanza de Longinos en el Corazón de Jesucristo; pero fue en el siglo XVII cuando la devoción al Sagrado Corazón adquirió gran relieve, debido a las apariciones, en Francia, a Santa Margarita María de Alacoque. En el siglo XVIII las apariciones del Sagrado Corazón tuvieron lugar en España, concretamente en Valladolid, al joven jesuita Bernardo de Hoyos, de forma semejante a como ocurrieron en Paray-le - Monial a Santa Margarita: un corazón palpitante con una herida abierta, circundado de espinas y rodeado de llamas, coronado por una cruz. El significado de este símbolo sagrado, lo expuso claro el Papa Benedicto XVI: “Al ver el Corazón del Señor, debemos mirar el costado traspasado por la lanza, donde resplandece la inagotable voluntad de salvación por parte de Dios”. Agregó: “No puede considerarse culto pasajero o de devoción: la adoración del amor de Dios, que ha encontrado en el símbolo del ‘corazón traspasado’ su expresión histórico-devocional, sigue siendo imprescindible para una relación viva con Dios".
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