Hoy he tenido que pasar por la consulta de mi médico de familia para pasar la ITV anual. Para comenzar, parte de los análisis no habían salido bien. Con el resto, la amable médica que me corresponde, realizó el diagnóstico en el cual se me pedían pruebas complementarias.
Personalmente acudo a los galenos con el mismo temor que si fuese al patíbulo o a un examen de Historia Medieval. Siempre temo lo peor o la aparición de alguno de los males que han llegado a mi conocimiento últimamente. Normalmente salgo bastante nervioso y ávido de consultar con mi hijo médico (que no está en Málaga) lo que me han dictaminado. Éste me termina de medio tranquilizar.
Hoy me he venido un tanto mosqueado. Necesitaba echar unos minutos más con la doctora para explicarle otra de mis múltiples dolamas. No ha podido atender mi petición. Ya llevaba 15 minutos en la consulta y solo dispone de 7 para cada paciente.
No he tenido más remedio que darle la razón. Pero creo que esta norma es injusta. Si uno va una vez al año al médico necesita comentar todo lo referente a la salud. Especialmente cuando uno se encuentra al final del “segmento de plata” e insertado de pleno en el “segmento de cartón”.
Volveré a pedir cita y a intentar aprovechar los siete minutos de marras. Comprendo que somos muchos y hay pocos médicos. Esto es lo que hay. Agua y ajo.
|