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Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) para la depresión

Es uno de los tratamientos más eficaces y respaldados
Llucià Pou Sabaté
martes, 10 de junio de 2025, 08:42 h (CET)

La TCC es uno de los tratamientos más eficaces y respaldados para la depresión. Se basa en la idea de que nuestros pensamientos, emociones y conductas están interconectados, y que al modificar patrones de pensamiento negativos podemos cambiar también cómo nos sentimos y actuamos.

Incluye técnicas como:


Reestructuración cognitiva: identificar y cuestionar creencias negativas automáticas.

Activación conductual: programar actividades placenteras y significativas para recuperar motivación.

Tareas entre sesiones y ejercicios de autoobservación estructurada.


Anthony tran vXymirxr5ac unsplash


El modelo cognitivo fue desarrollado por Aaron T. Beck, quien identificó la llamada tríada cognitiva:


- Visión negativa de uno mismo (“no valgo nada”),

- del mundo (“todo es hostil”)

- y del futuro (“nunca mejoraré”).


Estas ideas suelen estar sostenidas por distorsiones cognitivas como el pensamiento polarizado, la catastrofización, la personalización o los “deberías” rígidos. El trabajo terapéutico busca reemplazar estas distorsiones por interpretaciones más realistas y compasivas.


Ejemplo: Ana, de 34 años, dice sentir “una nube gris encima todo el tiempo”. A pesar de tener momentos buenos, no logra disfrutar plenamente de ellos. Siente como si estuviera desconectada del mundo.


Herramienta práctica: la hoja de predicción de placer


En personas con depresión, la anhedonia (pérdida de capacidad para disfrutar) es un síntoma central. Muchos pacientes dicen frases como: “¿Para qué salir si no voy a disfrutarlo?”.


Una técnica cognitivo-conductual sencilla y eficaz para romper esta anticipación negativa es la hoja de predicción emocional.


Se propone al paciente anotar:


Presentación1


¿Para qué sirve?


- Romper el ciclo de evitación y pasividad.

- Verificar empíricamente que la anticipación negativa no siempre se cumple.

- Identificar qué actividades o personas aportan más bienestar.


Como decía una paciente: “Es como atragantarse con una tarta entera: si la corto en trozos, puedo empezar por uno”.


Desmontar la culpa: aprender a diferenciar lo propio de lo ajeno


Uno de los pensamientos más paralizantes en la depresión es la culpa injustificada. Muchas personas cargan con emociones que no les corresponden, asumiendo una responsabilidad desmedida sobre el bienestar o las decisiones de los demás. Este fenómeno, conocido como personalización, es común en personas empáticas, pero puede convertirse en una fuente constante de sufrimiento.


Ejemplo: Andrea, profesora, observa que un estudiante está desmotivado. Piensa: “Es culpa mía. No soy una buena docente”, aunque el alumno atraviesa problemas familiares que no tienen que ver con ella.


Ejercicio de reflexión: Piensa en una situación donde te sentiste responsable por el malestar de otra persona. Pregúntate:


¿Causé realmente esa emoción?

¿Estoy asumiendo más de lo que me corresponde?

¿Podría reinterpretarlo de forma más compasiva conmigo?

Un ejemplo: Jed se sentía culpable porque su amigo Ted estaba deprimido. Pensaba que no debía compartir sus logros para no hacerlo sentir peor. Pero la realidad es que la responsabilidad de mejorar es personal. Jed no causó el dolor de Ted, y ocultar su bienestar no lo aliviaría.


Pregunta clave:


 “¿Qué parte me corresponde… y qué parte no?” Distinguir esto no es egoísmo: es autocuidado emocional.


Técnicas cognitivas complementarias: consciencia, ruptura del automatismo y reestructuración


Además de los registros clásicos como la técnica de la triple columna o la hoja de predicción del placer, pueden incorporarse recursos accesibles y simbólicamente potentes:


Ejercicio: La columna del “pero”


Muchos pensamientos automáticos bloquean la acción con un “pero”:

- “Quería salir a caminar, pero me sentía sin energía.”

- “Iba a llamar a una amiga, pero no sabía qué decir.”


Propuesta práctica: Escribir estos “peros” y reformularlos en términos de acción flexible:

- “No hace falta hacerlo todo. Solo dar una vuelta a la manzana.”

- “No tengo que decir algo brillante. Solo saludarla.”


Este cambio invita a romper el patrón de evitación y facilita la reactivación conductual.


Técnica del contador o anillo giratorio


Llevar una pulsera con cuentas o un anillo móvil y moverlo cada vez que aparece un pensamiento negativo repetitivo. Este gesto físico y simbólico sirve como ancla conductual para frenar el automatismo y tomar consciencia del pensamiento, sin dejarse arrastrar.


Desidentificación con la etiqueta


Ejemplo: Tras cometer un error en público, David piensa: “Soy un idiota, siempre lo estropeo todo”. No distingue entre su error puntual y su identidad personal.


Un error común es confundir una conducta puntual con la identidad:


“He mentido” → “Soy un mentiroso”.

“Estoy triste” → “Soy un fracasado”.


Este tipo de etiquetado congela la identidad y dificulta el cambio. Trabajar en separar el acto de la identidad permite al paciente adoptar una mirada más flexible, compasiva y orientada al crecimiento.

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El término proviene del personaje mitológico Narciso, en griego, Nárkissos, un joven de extraordinaria belleza. Según la leyenda, especialmente en la versión de Ovidio, en sus Metamorfosis, Narciso despreciaba a quienes se enamoraban de él. Como castigo, los dioses lo hicieron enamorarse de su propio reflejo en el agua. Incapaz de separarse de su imagen, terminó muriendo por hambre, desesperación o suicidio y en el lugar donde cayó creció la flor del narciso.

 
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