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PRL Psicosociología: Vencer a un narcisista

Narcisismo es un concepto psicológico que se desarrolló en el siglo XIX. Comenzó a utilizarse en el psicoanálisis con Havelock Ellis (1898) y más tarde fue elaborado con mayor profundidad por Sigmund Freud
María del Carmen Calderón Berrocal
martes, 29 de julio de 2025, 09:37 h (CET)

La palabra narcisismo tiene una etimología que conecta la psicología moderna con la mitología griega.


Unnamed


Origen mitológico


El término proviene del personaje mitológico Narciso, en griego, Nárkissos, un joven de extraordinaria belleza. Según la leyenda, especialmente en la versión de Ovidio, en sus Metamorfosis, Narciso despreciaba a quienes se enamoraban de él. Como castigo, los dioses lo hicieron enamorarse de su propio reflejo en el agua. Incapaz de separarse de su imagen, terminó muriendo por hambre, desesperación o suicidio y en el lugar donde cayó creció la flor del narciso.


De la mitología a la psicología


El sustantivo narcisismo es un concepto psicológico que se desarrolló en el siglo XIX. Comenzó a utilizarse en el campo del psicoanálisis con Havelock Ellis (1898) y más tarde fue elaborado con mayor profundidad por Sigmund Freud, quien lo vinculó con el desarrollo del yo y el amor propio.


Etimología técnica:


Narcisismo viene del francés narcissisme, que a su vez viene del griego nárkissosn nombre propio que, con el sufijo -ismo, denota doctrina, comportamiento o condición. El verbo griego narkao (νάρκαω), que significa "entumecer" o "adormecer", también está relacionado etimológicamente con Narciso y con la palabra narcótico. Así, el narcisismo puede leerse, simbólicamente, como una forma de "auto-embriaguez" o "autoensimismamiento".


Concepto psicológico


Cuando alguien vive convencido de que es el centro del universo, lo que más le hiere no es el odio… sino la indiferencia. Mostrarle que sus palabras no tienen peso para nosotros, que no nos afectan, que simplemente nos da igual, puede desarmar emocionalmente a una persona narcisista.


Imagínemonos que nos enfrentamos a alguien que cree ser superior a todos. Si simplemente nos limitamos a no reaccionar, a tratarlo como si fuera irrelevante, su ego empezará a tambalearse. Hay algo incluso más potente: no decirle nada. Mostrárselo con hechos. Eso lo deja sin armas.


Cuando el narcisista empieza a preguntarse por qué no logra que sus hechos no nos afecten, ni molestarnos siquiera, se enfrenta a algo que no puede controlar: el que no le demos importancia.

Para desestabilizar emocionalmente a un narcisista hay que establecer límites sanos sin que dañen su propia autoestima. Existen estrategias que sirven para que no afecten las cosas que vengan del narcisista y, además, para que éste practique el respeto.


Mantener distancia


Las personas con un ego desmedido tienden a absorber la energía de quienes los rodean. Buscan atención, validación y protagonismo. Por eso, la mejor herramienta es el alejamiento emocional y físico. Si puedes, mantente lejos. Si no, aprende a no engancharte.


Cuando estos individuos lanzan comentarios sarcásticos o hirientes, simplemente habrá que responder algo tan simple como: …“¿Y?”… Y luego, sigamos con lo nuestro. Esa indiferencia duele más que cualquier insulto.


Si hay que convivir con él o ella a diario


En ambientes como el trabajo, la familia o los estudios, es posible que tengamos que ver a un narcisista todos los días. En estos casos, se debe adoptar una actitud de neutralidad firme: rostro serio, pocas palabras, ninguna reacción.


No se debe entrar en sus juegos de manipulación. No hay que seguirles el juego del “yo soy más” o “mírame a mí”. En lugar de eso, hay que mantenerse alegre y sereno, pero sin que esa felicidad dependa de él. Si habla de forma provocadora, no hay que responder o hacerlo con límites muy claros.


Un ejemplo de respuesta firme podría ser:

“Entiendo que quieras bromear, pero conmigo no.

No me conoces y prefiero que siga siendo así.

Te agradecería que mantengas tu distancia.”


Las bromas son una tarta envenenada por lo general, siempre encierran algo, el que no es capaz de decir algo a la cara, lo reviste de broma para insultar, humillar, etc., lo que sea que se proponga, sobre todo agredir, ofender. Este tipo de comentario no es agresivo, pero marca tus límites sin entrar en conflicto.


Ignorar conscientemente


Los narcisistas suelen usar técnicas de manipulación sutiles o directas. Es fundamental aprender a detectarlas. No se trata solo de ignorar por ignorar, sino de reconocer cuándo está provocando y decidir no participar.


Es importante informarse, leer, comprender cómo funciona su personalidad. Eso dará ventaja. Cuando sus tácticas no surten efecto, se frustran. Y ahí es donde pierden su poder. Y el agredido gana la batalla.


No debemos enfadarnos: el problema es de ellos, no tuyo; el problema es él o ella, no eres tú. Sal del problema y mira con perspectiva


Recuerda siempre: el narcisismo es un trastorno psicológico diagnosticable. Quien lo padece tiene una necesidad constante de validación y muchas veces, una autoestima frágil detrás del ego.


Podría decirse que ese ego es una especie de sublimación de su complejo de inferioridad, de sus carencias psicológicas (que no tienen por qué ser carencias físicas o psicológicas reales, todo está en cómo funciona su mente). La clase estaría en mantenerse firme, tranquilo y en control.


Supera al narcisista sin competir


No todos los narcisistas son realmente brillantes, aunque muchos intenten parecerlo. Si fuese realmente inteligente no tendría este comportamiento, patológico.


Es importante poder corregir alguna de sus mentiras delante de otros, señala un error con calma y seguridad. No para humillarlo, sino para dejar claro que no te manipula. Esto puede hacerle perder el control porque siente que su imagen —esa que tanto necesita y que él mismo tanto admira— se ve amenazada.


¿Todos los narcisistas son personas malas?


No. Y esto es importante decirlo. Muchas personas con características narcisistas tienen historias dolorosas detrás. Algunos son divertidos, carismáticos y hasta generosos en ciertos momentos. El problema está en cómo gestionan su ego (que suele ser enorme).


El narcisismo tiene diagnóstico clínico, marcando límites de forma clara y constante, puede conseguirse construir una amistad real. La clave está en el respeto. Si no vence, verá al de enfrente como un igual y puede llegar a respetarle.


Lo que aguanta peor un narcisista es, por ejemplo, que se le demuestre que sus actuaciones no tienen importancia, que no nos importa, que su opinión no nos afecta, que su atención no es necesaria, que podemos ser felices sin su ególatra persona.

El narcisismo en el trabajo


Puede tener efectos profundamente negativos, tanto a nivel individual como en la dinámica de equipos, el clima laboral y los resultados organizativos. Aunque algunas personas narcisistas pueden tener carisma o capacidad de liderazgo superficial, sus conductas egocéntricas, manipuladoras y competitivas tienden a generar conflictos, desgaste emocional y desmotivación.


Como ya sabemos, el narcisismo es un rasgo de personalidad caracterizado por una autoimagen inflada, necesidad excesiva de admiración, falta de empatía, búsqueda constante de protagonismo y tendencia a explotar a los demás para beneficio propio. En el trabajo, estas características se expresan a través de comportamientos que afectan negativamente la colaboración y la confianza. El narcisista está enamorado de sí, se tiene idealizado, así que no ve sus fallos, sus carencias se ve así como algo que en realidad no es y esto puede ser peligroso para él mismo y sobre todo para otros en el entorno laboral.


Efectos del narcisismo en el entorno laboral serán:


1. Clima tóxico y desconfianza.Los narcisistas pueden sabotear a compañeros, tomar crédito por el trabajo ajeno o difundir rumores para mantenerse en el centro de atención. Esto crea un ambiente de tensión, miedo y competencia desleal, donde es difícil confiar en otros.


En una ocasión a una narcisista la contrataron recién finalizados sus estudios, de otra disciplina, además y la contrataron al mismo nivel que una profesional experimentada, quería no ya ponerse al mismo nivel, sino hacer creer que ella era la que sabía y la que en realidad sabía, no, la acusó de todo lo posible y dieron un absurdo ultimátum en la empresa, la misma que la había enchufado sin méritos, ella quedó embarazada y quién salió fue la víctima. La víctima siempre tiene las de perder, en este caso no fue distinto.


2. Dificultades para trabajar en equipo. Tienden a rechazar la crítica, minimizar los aportes de otros o imponer sus ideas. Les cuesta reconocer errores y suelen culpar a los demás. Esto debilita la comunicación, rompe la cohesión grupal y frena la innovación.


Son capaces de boicotear el trabajo de los compañeros, deshacer lo que ellos van haciendo, literalmente esto es lo que hacía la narcisista del caso anterior.


3. Desgaste emocional del equipo. Las personas que trabajan cerca de un narcisista pueden sufrir burnout (agotamiento emocional), ansiedad o frustración constante, ya que se ven atrapadas en dinámicas de manipulación, competencia constante o invalidación emocional.


4. Liderazgo destructivo. Cuando el narcisista ocupa un rol de poder, puede caer en el liderazgo autoritario, usar el miedo como herramienta de control o tomar decisiones impulsivas para alimentar su ego, no para beneficiar al equipo o la organización.


5. Alta rotación de personal. En climas dominados por líderes o compañeros narcisistas, aumenta la insatisfacción y muchos empleados buscan otros entornos laborales. Hay quienes agradecen el despido porque de haberse quedado allí hubiesen enfermado. Esto impacta la retención de talento y los costos operativos.


¿Cómo reconocer a un narcisista en el trabajo?


Algunas señales frecuentes son que se atribuye méritos ajenos. Habla constantemente de sus logros y minimiza los de otros. No tolera la crítica ni acepta sugerencias. No soporta rendir menos que los demás, sobre todo si fija su vista en un compañero que lo supera en conocimientos y experiencia, hará lo impensable por desacreditarlo y por boicotear su trabajo. Manipula para dividir al equipo o ganar simpatías. Promete mucho, pero entrega poco (especialmente en tareas grupales). Se rodea de personas que lo admiren o validen constantemente.


¿Cómo protegerse de una persona narcisista en el trabajo?


Poner límites firmes y claros sin entrar en confrontaciones innecesarias. Documentar las interacciones y tareas por escrito, especialmente si hay manipulación o sabotaje. No entrar en su juego: evitar competir por atención o caer en provocaciones. Buscar apoyo en compañeros o superiores si la situación se vuelve insostenible. Conservar la objetividad: no tomarse sus ataques como algo personal; muchas veces proyectan inseguridades propias o pagan con los compañeros sus frustraciones. Siguiendo con el caso que mencionábamos anteriormente, la narcisa tenía problemas para tener hijos y esto la había afectado psicológicamente a lo que se sumaba su carácter. Una frustración en alguien narcisista y que no controla esa frustración ni tiene el menor empeño en ello, es un coctel del todo explosivo.


El lado complejo: ¿siempre es negativo?


No todos los narcisistas son iguales. Algunos, con rasgos más leves (lo que se llama a veces narcisismo adaptativo), pueden ser líderes visionarios, creativos y motivadores, siempre que aprendan a moderar su ego y desarrollar empatía. El problema surge cuando el narcisismo es extremo o patológico y la persona no reconoce su impacto en los demás. Hay ocasiones en las que el narcisista se siente satisfecho cuando hiere o abusa de sus compañeros. La Narcisa del ejemplo tenía el objetivo de echar a un compañero, como no lo conseguía porque también estaba, enchufado como ella, decidió cargar las tintas en la víctima y puso todo su empeño y teatro en conseguirlo. Pero el karma existe.


Conclusión


El narcisismo en el entorno laboral puede ser altamente disfuncional, especialmente cuando no se detecta a tiempo o se normaliza. Afecta el bienestar emocional de los equipos, reduce la productividad y socava la cultura organizacional. Aprender a identificarlo y gestionarlo con inteligencia emocional es clave para preservar la salud laboral y promover entornos seguros, respetuosos y colaborativos.

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