En 1905 surgió la posibilidad para el sionismo de fundar un nuevo país judío en Uganda. Con tierras, verde siempre vivo y calorcito. También mucha lluvia. Ríos de agua sin fin y selvas vírgenes. Pero al sionismo no le atrajo la idea de vivir junto a gorilas, jirafas y todo tipo de criaturas. Tampoco las cataratas de Murchinson o las selvas por descubrir. Tampoco había muy buenas vías de comunicación para comerciar con Europa o Norteamérica. El sionismo prefirió comprar y ocupar tierras en Palestina. En poco tiempo los colonos formaron más y más granjas. Más Y más hectáreas. En un lugar que, por otra parte, no es tan grande. Y dada su alta natalidad superaron a los palestinos. Hoy en día las cifras de natalidad de los ultraortodoxos me dan pereza. No me veo con tanto hijo. Curiosamente, actualmente hay una comunidad judía africana en Uganda. Los Ayudada. Siguen las normas de Israel. No sé si tiene algo que ver con aquel sueño sionista de colonizar la selva. Y esta historia sobre Uganda no es antisemita. Antisemita es estar en contra de árabes, acadios, fenicios e israelitas.
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